miércoles, 25 de abril de 2012

TU, ERES EL MESÍAS, DICE PEDRO

Marcos 8, 27-33
Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!"
VERSÍCULOS 27-30: TÚ ERES EL CRISTO

27Y salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino (griego: te hodo) preguntó á sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? 28Y ellos respondieron: Juan Bautista; y otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.  29Entonces él les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo Pedro, le dice: Tú eres el Cristo (griego: Christos).  30Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno.

“Y salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo” (v. 27a).  Recientemente Jesús ha estado en Bethsaida (8:22-26), un pueblo en la orilla norte del Mar Galileo.  Ahora viaja a las aldeas de Cesarea de Filipo, a unas 25 millas (40 kilómetros) más al norte, al pie del Monte de Hermón.  Esto es lo más al norte que llegará Jesús en sus travesías, y simboliza un cambio de dirección significante en su ministerio.  Ha estado trabajando en Galilea, un lugar relativamente amigable, sanando y enseñando.  Ahora comenzará su viaje al sur hacia Jerusalén, el centro de su oposición y el lugar donde morirá.
“Y en el camino” (te hodo) (v. 27b).  La frase “el camino” (te hodo) es importante en este Evangelio.  Juan Bautista vino a preparar el camino (hodon) del Señor (1:2), y Marcos utiliza la palabra hodo en 9:33; 10:17 y 10:32, 52 para recordarnos que Jesús y sus discípulos están en camino a Jerusalén, donde Jesús será crucificado.  Cesarea de Filipo parece un lugar extraño para que Jesús empiece una travesía tan significante.  Sus raíces son griegas y romanas más que judías. 

“¿Quién dicen los hombres que soy yo?” (v. 27c).  Antes llamada Paneas por Pan, el dios griego, la ciudad después fue llamada Cesarea en honor de Cesar Augusto.  Construyeron un templo para Cesar no muy lejos del templo de Pan.  Entonces, cambiaron el nombre a Cesarea de Filipo para honrar al regidor local, Filipo el tetrarca, hijo de Herodes el Grande – y para distinguir esta ciudad de otra Cesarea localizada en la orilla mediterránea.  “Fue aquí, en este ambiente entrelazado entre las fuerzas de la naturaleza y la deificación del estado en la persona del emperador, que Cristo le preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (Myers, 180).

“Juan Bautista; …Elías; …alguno de los profetas” (vv. 27-28).  Antes, cuando Jesús obraba milagros, gente especulaba de su identidad y llegó a las mismas tres posibilidades – y en el mismo orden (6:14-15).  Gente piensa de Jesús, no como el Mesías, sino como un gran hombre como los grandes hombres de su historia.  Tienen sus propias ideas del Mesías, y Jesús no entra en su molde.  Piensan del Mesías como el sucesor de David, que echará el ejército romano, restableciendo la gloria de Israel y abriendo paso a una edad dorada.  Para cumplir sus metas, esperan que el Mesías utilice fuerza tradicional – dominación militar o económica.  Esperan que el Mesías sea un súper-hombre – un hombre como los demás excepto por su gran poder.  De nuevo, Jesús define ‘poder’ para significar la atracción de la gente hacia él mismo a través de amor.  Su amor se expresará en su auto-negación y al cargar la cruz.

“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v. 29).  En griego, el “vosotros” es enfático.

“Tú eres el Cristo” (Christos) (v. 29).  Marcos comenzó este Evangelio diciendo, “Principio del Evangelio de Jesucristo (griego: Christou), Hijo de Dios” (1:1) – así estableciendo a Jesús como ambos Cristo y el Hijo de Dios.

- Alonso skockel traduce Christos como Cristo en 1:1 y Mesías aquí en 8:29.  Parecería mejor utilizar Cristo en ambos versículos, manteniendo el paralelismo que Marcos seguramente quería establecer.  Mesías transcribe el hebreo mashiach, que significa “ungido.”  Judíos ungían tres grupos de gente: sacerdotes, profetas, y reyes.  Jesús pertenece a cada uno de ellos.

- Poco antes de la muerte de Jesús, el alto sacerdote preguntará, “¿Eres el Christos, el Hijo del Bendito?” y Jesús contestará, “Yo soy.”

- En 15:39, al concluir la travesía de Jesús, el centurión repetirá que Jesús es el Hijo de Dios.

“Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno” (v. 30).  Mateo añade un relato de la bendición de Jesús sobre Pedro después de su confesión (Mateo 16:17-19), pero ni Marcos ni Lucas (9:18-22) lo incluyen.  Jesús ordena a sus discípulos que no hablen de él a nadie.  Pedro cree que Jesús es el Mesías, pero no será hasta después de la resurrección que Pedro comprenderá como Jesús vuelve a definir el papel de Mesías.  “El momento para… declaración pública vendrá en 14:61-62 pero, por ahora, no es apropiado.  Cuando llegue ese momento, será Jesús mismo, no los discípulos, el que rompe el secreto” (France, 330).


VERSÍCULOS 31-33: COMENZÓ A ENSEÑARLES

31Y comenzó á enseñarles, que convenía (griego: dei) que el Hijo del hombre padeciese mucho, y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.  32Y claramente decía esta palabra. Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á reprender.  33Y él, volviéndose y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo: Apártate de mí (griego: opiso mou), Satanás; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.

Las palabras, “comenzó a enseñarles” (v. 31a) señalan un cambio.  Hasta ahora, este Evangelio ha establecido el poder y la autoridad de Jesús.  Ahora Jesús se lleva a sus discípulos de Galilea, donde ha experimentado tanto éxito, y les dirige hacia Jerusalén, donde morirá.  A medida que va cambiando hacia esta nueva fase de su ministerio, debe empezar a enseñar a los discípulos lo que han de esperar.

“que el Hijo del hombre padeciese mucho” (v. 31b).  Jesús se refiere a si mismo como el Hijo del Hombre en vez de Cristo o Mesías, como le identificó Pedro en versículo 29.  El título, Hijo del Hombre, es más neutral que el título, Christos.  El pueblo judío espera que el Christos sea un gran rey y líder militar como David, pero no tienen tales expectativas del Hijo del Hombre.  “En vez de enfatizar la naturaleza humana de Jesús, …el término connota su naturaleza gloriosa, celestial, sobrenatural, y hasta divina, en el sentido de Daniel 7” (Grant, 768).  “Lectores más sofisticados quizá sepan que la figura en Daniel se identifica con los justos de Israel que sufren… Promete que Dios no les ha abandonado a las maldades de su opresor.  Serán vindicados” (Perkins, 624).

Mientras que los judíos esperan un Mesías triunfador, Isaías 52:13 – 53:12 habla de un sirviente que sufre que “será engrandecido y ensalzado” (52:13) – que era “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto” (53:3) – que “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados” (53:5) – que “cortado fue de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fue herido.  Y dipúsose con los impíos su sepultura” (53:8-9).  (Véase también Salmo 22, Salmo 69, y Zacarías 9-14).

“convenía (dei – es necesario) que el Hijo del hombre” (v. 31b).  Esta pequeña palabra dei aparece frecuentemente en los Evangelios, y precisamente de esta manera.  Algunos eruditos se refieren a ella como el Imperativo Divino, porque es la voluntad de Dios que Jesús sufra, muera, y sea resucitado.

“y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas” (v. 31c).  Estos tres grupos componen el Sanedrín, el cuerpo regidor del pueblo judío.  “No será la humanidad en su peor momento la que crucificará al Hijo de Dios, sino que será la humanidad en absolutamente su mejor momento… Será arrestado con autorización oficial, juzgado y ejecutado por la jurisprudencia a la que todo el mundo anhela – el Sanedrín judío y el principia iuris Romanorum” (Edwards, 254).

“y ser muerto” (v. 31d).  Jesús predice su muerte, pero aún no revela que será por crucifixión.

“y resucitar después de tres días” (v. 31e).  Al oír la palabra, “muerto,” nos inclinamos a cerrar los oídos y dejar de escuchar, porque la muerte generalmente señala el final de la historia – pero no debemos dejar de escuchar prematuramente.  Las malas noticias de la muerte de Jesús serán vencidas por las buenas noticias de su resurrección.

“Y claramente decía esta palabra” (v. 32a).  Muchas de las enseñanzas de Jesús se encuentran dentro de parábolas o historias, que esconden tanto como revelan.  Aquí, sin embargo, Jesús “claramente decía esta palabra” (v. 32).  Por esta claridad, nos preguntamos por qué los discípulos fallan en entender.  La respuesta, por supuesto, es que las enseñanzas de Jesús van en contra de todo lo que creen.  A pesar de todo lo que se dice, gente muchas veces oye lo que espera oír.

También, los discípulos han sacrificado mucho para seguir a Jesús y, en ese momento, empezaban a ver los resultados.  Jesús ha estado obrando maravilla tras maravilla, y las multitudes están respondiendo de manera favorable.  Los discípulos ven grandes posibilidades delante de ellos, y no pueden aceptar cualquier cosa que sugiera otro resultado.  No debemos criticarles mucho por negarse a aceptar el discurso de Jesús acerca de su sufrimiento y muerte.  Les debe sonar como si Jesús está pasando por un mal momento y necesita un poco de ánimo.  Aún hoy, ya sabiendo como termina la historia, preferimos un evangelio que promete éxito.  La cruz es difícil de vender.

“Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á reprender” (v. 32b).  Anote la osadía de Pedro.  Acaba de identificar a Jesús como el Mesías, pero ahora le reprende.  ¡Qué osadía reprender al Mesías!  Nosotros también estamos tentados a reprenderle a Jesús cuando no cumple con nuestras expectativas – cuando no contesta nuestras oraciones tal como lo esperamos.

“Pedro ‘le tomó’ y ‘le comenzó á reprender.’  Ambos verbos expresan superioridad y autoridad… La cuestión es cuál de ellos está a cargo… Jesús no será tratado con aires de superioridad” (Williamson, 153).  Anote el paralelo entre “comenzó á enseñarles” (v. 31) y “comenzó á reprender” (v. 32).

“Apártate de mí” (griego: opiso mou) (v. 33).  Cuando primero conoció a Pedro, Jesús dijo, “Deute opiso mou” – “Ven tras de mí” – una frase traducida como “Sígueme”.  Pedro ha estado siguiendo a Jesús desde entonces, a pesar de sus imperfecciones – pero al reprender a Jesús, Pedro se sitúa al frente.  Ahora Jesús le manda regresar a su lugar apropiado de discípulo – detrás – siguiendo en vez de guiando.

“Apártate de mí, Satanás” (v. 33a).  Jesús se refiere a Pedro como Satanás.  Este Evangelio provee poco detalle acerca de la tentación en el desierto (1:12-13).  Algunos eruditos piensan de este encuentro entre Pedro y Jesús como “la historia de tentación en Marcos… Marcos relata la historia de esta manera para que reconozcamos que la gran tentación en la vida de Jesús fue resistir la cruz, utilizar su carisma para reunir suficiente apoyo político para poder convertirse en lo que las multitudes querían de él” (Johnson, 61).  Parece probable que Jesús encuentre la tentación de Pedro aún más fuerte que las tentaciones anteriores de Satanás – un hombre bien intencionado en vez de la personificación de la maldad.  Nos inclinamos mucho más a aceptar una voz amigable que la de un conocido malhechor.

Anote las enroscaduras y vueltas de esta historia.  Primero, Pedro se atrevió y contestó correctamente.  ¡Qué bien se siente tener la respuesta correcta!  Ahora Jesús le llama Satanás.  En un abrir y cerrar de ojos, Pedro ha pasado de ser el Alumno Estrella a un Tonto.  Imagine lo confundido que debe estar.  La respuesta de Jesús deja claro que los discípulos han de estar detrás de Jesús.  Han de seguir, no guiar.

“porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres” (v. 33b).  Brueggemann piensa que Pedro lo vería de otra manera – creería que está pensando de cosas divinas mientras que Jesús presenta cosas humanas.  La cuestión es, “¿cuál de ellos, Jesús o Pedro, sabe qué cosas son ‘humanas’ y qué cosas son ‘divinas’?”  Un vistazo a 1 Corintios 1:18-25 nos ayudaría… La cruz parece ser una tontería, pero según el estándar de Dios, es sabiduría” (Brueggemann, et. al, 209).

Algunos eruditos piensan que Pedro era uno de los recursos de Marcos para las historias de este Evangelio.  Si es así, Pedro puede ser el recurso de esta historia negativa de si mismo.

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