martes, 1 de enero de 2013

LECTIO DIVINA-ENERO-2013



 01 de Enero
Lucas 2,16-21
VERSÍCULOS 1-20: LOS NACIMIENTOS DE JUAN Y JESÚS

Anote los paralelos entre la historia de Jesús y la de Juan Bautista:

- “Y parió un hijo” (1:57). “Y parió a su hijo primogénito” (2:7).

- “Y se alegraron con ella” (1:58). “Os doy nuevas de gran gozo” (2:10).

- “Y todos se maravillaron” (1:63). “Y todos los que oyeron, se maravillaron” (2:18).

- “Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón” (1:66). “Mas María guardaba todas estas cosas, confiriéndolas en su corazón” (2:19).

Pero también existe “un punto clave de contraste.  Los ‘vecinos y parientes’ que gozan por el nacimiento de Juan se quedan en las sombras tras las respuestas más universales y cósmicas de los ángeles y pastores al nacimiento de Jesús” (Green, 121

VERSÍCULOS 15-16: PASEMOS Y VEAMOS ESTO QUE HA SUCEDIDO

15Cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían: Crucemos hacia Belén, a ver lo  que ha sucedido, y nos ha comunicado el Señor.  16Fueron aprisa y encontraron a  María, a José y al niño acostado en el pesebre.


“Crucemos hacia Belén” (v. 15).  Fácilmente, los pastores podían haber dicho, “Primero, déjeme buscar a alguien que cuide de las ovejas.”  Podían haber dicho, “Me gustaría ir, pero me necesitan aquí.”  En vez, como los pescadores que dejan sus botes y el recaudador de impuestos que deja su puesto, responden a la llamada.  No se contentan con alabar a Dios con sus labios, sino que le alaban con sus pies – al ir a ver eso de que los ángeles hablaron.  De cierto Jesús no permitirá que regresen a rebaños devastados.

“Fueron aprisa, y encontraron a María, a José, y al niño acostado en el pesebre” (v. 16).  Tenga cuidado al leer este versículo en oración pública, no sea que ponga a María y a José junto con el bebé.  Tome una pausa después del nombre de José.

Los pastores obedecen el mandato del ángel con prisa.  Gente más sofisticada quizá titubearía.  Tendría preguntas que hacer y problemas que considerar.  ¿En qué se estarían metiendo? ¿Cuáles podrían ser las ramificaciones de su participación?  Gente simple encuentra más fácil el obedecer – están acostumbrados a seguir órdenes – no sienten la necesidad de estar en control – no tienen una imagen pública que proteger.  Gente simple hace mejores sirvientes, y el Señor necesita sirvientes – gente que obedezca.


VERSÍCULOS 17-20: TODOS LO QUE OYERON, SE ASOMBRABAN

17Al verlo, les contaron lo que les había sido dicho del niño.  18Y todos los que oyeron, se asombraban de lo que contaban los pastores.  19Pero María lo conservaba y meditaba todo en su interior.   20Los pastores se volvieron  glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto;  tal como se lo habían anunciado.


“Hicieron notorio lo que les había anunciado” (v. 17).  Una vez que hemos sido privilegiados con la presencia de Dios, entonces tenemos la responsabilidad de compartir la experiencia con otros – de correr la palabra – de proclamar el Evangelio.

“Y todos los que oyeron, se asombraron” (v. 18).  ¿Quiénes son los asombrados? ¿José y María? ¡Seguramente! ¿Los pastores? ¡De cierto! ¡También aquéllos a quienes los pastores relatarán esta historia en los próximos días!

“Pero María lo conservaba y meditaba todo en su interior” (v. 19).  Nuevas madres aman todo de sus bebés, así, es natural que María ame este relato tan maravilloso que los pastores le cuentan y que ella confiera estas cosas en su interior.  Dios la asignó para esta misión, y ella la embarcó dispuestamente.  En el principio, no podría comprender todo lo que seguiría.  Al desplegarse la vida de Jesús, ella se preguntaría acerca de los caminos tan sorprendentes en los que se encuentra.  Si Dios la escogió a ella para ser la madre del Señor, ¿por qué un pesebre? ¿Por qué pastores? Si había un coro angelical, ¿por qué se les apareció a los pastores? ¿Por qué no a ella? ¿Qué pasará ahora? ¿Qué es lo que Dios espera de ella? “María no comprendía por completo las implicaciones de todo lo que le había pasado... A veces, podría haber tenido las mismas preguntas que tenía Juan Bautista en Lucas 7:18-23” (Stein, 110).

“Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que  habían oído y visto; tal como se lo habían anunciado (v. 20).  Igual que gente muy ordinaria después será testigo de la resurrección, pastores muy ordinarios sirvieron de testigos de la Encarnación.  Además de los ángeles, ellos son los primeros en proclamar las Buenas Noticias del nacimiento de Jesús.



02 de Enero
Juan 1,19-28

Este evangelio comienza con hermosas y poéticas palabras sobre Jesús, una poesía que no menciona el nombre de Jesús o describe su apariencia, sino que más bien usa metáforas suficientemente sencillas para un niño y suficientemente complejas para todos nosotros.

También vemos otras metáforas en este Evangelio. Jesús dice, “Yo soy la luz del mundo” (8:12); “Yo soy el pan de vida” (6:35); “Yo soy la puerta” (10:9); “Yo soy el buen pastor” (10:11), y otras. Jesús introduce cada una de estas metáforas con la frase griega ego eimi = “Yo soy”, una frase que se deriva del nombre de Dios tal como se le revela a Moisés en el Éxodo 3:14. En el evangelio de Juan, Jesús se revela a sí mismo por la frase “Yo soy”, el nombre de Dios. Como lo veremos adelante, Juan se revela a sí mismo por la frase, “Yo no soy”.

En el versículo 6 (comenzando la primera parte del pasaje de esta semana), el sujeto cambia a Juan el Bautista, a quien el autor identifica solamente como Juan, como si ya lo conociéramos. Juan, como otros profetas, es enviado de Dios (v. 6), pero el autor habla de él, no en términos poéticos, sino en prosa. El cambio en estilo literario tanto como palabras explícitas con respecto a la situación de Juan deja claro que Juan, tan grande como pudiera ser, es menos cuando se le compara con el más grande.

Juan “vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, para que todos creyesen por él” (v. 7). Estas palabras, “testigo” (griego = marturian) y “testificar” (verbo griego = marturese), son formas de la misma palabra, una palabra que significa testimonio o atestiguar, pero que, en español, se ha convertido en mártir al reconocer que muchos cristianos que han muerto al dar testimonio de Cristo.

En el versículo 10, el sujeto vuelve otra vez a la Palabra, Juan regresa a la escena en el versículo 15, pero solamente para testificar de la Palabra. En el versículo 17, tenemos la primera mención del nombre de Jesús, que se junta con su título: Jesús (es el nombre) y Cristo (el título).
En el versículo 19 (comenzando la segunda parte del pasaje de hoy), tenemos la primera interrogación de Juan por los sacerdotes y levitas de Jerusalén, que le preguntan “¿Tú, quién eres?” Juan niega que es el Mesías, Elías, o el profeta, y dice que es “Yo soy la voz del que clama, en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta”.

En el versículo 24 (también parte de nuestro pasaje de hoy), tenemos la segunda interrogación de Juan, preguntando por qué está bautizando. Esto provee a Juan con otra ocasión para hablar muy bien de “el que ha de venir tras mí” (v. 27) y para humillarse a sí mismo.

En el versículo 29, tenemos la segunda mención del nombre de Jesús, cuando Juan declara que Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Una vez más, Juan reafirma la naturaleza superior de Jesús. Aunque menciona el bautismo (v. 31) y que vio “al Espíritu que descendía del cielo como paloma” (v. 32), no menciona específicamente bautizar a Jesús. En su lugar, una vez más asegura la naturaleza superior de Jesús como el que bautiza con el Espíritu Santo, mientras que Juan bautiza solamente con agua (v. 33).

En el versículo 35, Juan identifica a Jesús como el Cordero de Dios a dos de sus discípulos, que después siguieron a Jesús, que es otro claro testimonio de la superioridad de Jesús. Esto lleva a la historia de Jesús llamando a sus primeros discípulos (vv. 39, 43).

Juan 1:19 – 12:50 es conocido como el Libro de los Signos, e incluye algunos de los milagros de Jesús – incluyendo su primer milagro en Caná de Galilea (2:1-11) – que son las señales que revelan su gloria (2:11). El primer testimonio de su gloria, sin embargo, es el de Juan el Bautista, conocido en este Evangelio solamente como Juan.

VERSÍCULOS 19-23: SOY LA VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO

19Este es el testimonio (griego = marturia) de Juan, cuando los Judíos le enviaron desde Jerusalén sacerdotes y Levitas, a preguntarle quien era.  20El confesó sin reticencias, confesó que no era el Mesías. 21Le preguntaron: entonces ¿Eres Elías? Respondió: No lo soy.  ¿Eres el profeta?  respondió: No.  22Le dijeron: ¿Quién eres? Tenemos que llevar una respuesta a quienes  nos enviaron; ¿Qué dices de ti?  23Respondió: Yo soy la voz del que clama, en el desierto: Allanad el camino del Señor (según dice el profeta Isaías).


“Este es el testimonio (griego = marturia) de Juan” (v. 19); aquí tenemos la palabra “mártir” otra vez. Juan testifica primero a quién es y quién no es (vv. 19-28), y después testifica de quién es Jesús (vv. 29-35).

“… los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas” (v. 19). En este evangelio “los judíos” frecuentemente se refiere a miembros de la institución religiosa judía; los opositores de Jesús (2:18, 20; 5:10, 16, 18; 6:41, etc.). Esto no significa que todos los judíos se oponían a Jesús. Juan es judío, los discípulos de Jesús son judíos, Jesús es judío.

Los sacerdotes y levitas eran religiosos profesionales, es decir, hombres que manejaban objetos santos y dirigían cultos santos. El hecho de que estos sacerdotes y levitas eran de Jerusalén añade otra nota lamentable, porque los oponentes de Jesús están centrados en Jerusalén, y lo matarán en Jerusalén.

El diálogo entre Juan y estos hombres de Jerusalén toma un cierto sabor de interrogación hostil. Una pregunta sigue a la otra, presumiblemente para aclarar pero realmente es para probar si la armadura de Juan tiene una grieta. Primero, y más que nada, preguntan “¿Tú, quién eres?”, Juan “Y confesó, y no negó; mas declaró: No soy yo el Cristo” (v. 20). Confesar, negar, confesar, es una raramente fuerte construcción verbal. Aparentemente Juan sabe que se dice que él es el Mesías, y quiere detener los rumores antes de que vayan más lejos.

Juan también niega ser Elías (v. 21). Elías no murió, subió al cielo en un torbellino (2 Reyes 2:11), y los judíos esperaban su regreso como predecesor del Mesías (Malaquías 4:5; Marcos 8:28; 9:11). En el evangelio de Marcos, Juan el Bautista se viste como Elías (Marcos 1:6; 2 Reyes 1:8), es el predecesor del Mesías (Marcos 1:1-4), y es aparentemente identificado por Jesús como Elías (Marcos 9:13), todo lo que confirma que efectivamente es, en verdad, Elías.

¿Cómo podemos reconciliar la narración de Marcos de que Juan es Elías con el testimonio de Juan en el cuarto evangelio de que no es? Muy posiblemente, Juan es Elías, pero no se ve a sí mismo como tal. “En lo que respecta a esos pasajes… que identifican a Juan el Bautista con Elías, esta no es la perspectiva de Juan el Bautista mismo, sino la perspectiva de la temprana teología cristiana que vio en el papel de Elías la mejor manera de interpretar la relación de Juan el Bautista con Jesús, es decir, Juan el Bautista fue a la revelación de Jesús lo que Elías fue a la revelación del Señor” (Brown, 48-49).

Juan también niega ser el profeta prometido por Moisés en Deuteronomio 18:15, 18. En este evangelio, se identifica a Jesús como el profeta (6:14; 7:40), aunque esa identificación es menos que totalmente autoritativa.

Finalmente, pasamos lo que Juan no es y vamos a lo que sí es. Dice, “Yo soy la voz del que clama, en el desierto: Allanad el camino del Señor (según dice el profeta Isaías) (v. 23). La cita viene de Isaías 40:3. En el contexto de Isaías, el pueblo estaba en cautividad en Babilonia, y la visión de Isaías prometía un segundo éxodo con un ángel haciendo un camino derecho a través del desierto para permitir que los israelitas regresaran a su Tierra Prometida; un regreso que Dios de hecho hizo posible, aunque no necesariamente en una supercarretera. “Pero Juan el Bautista prepararía el camino, no para que el pueblo de Dios regresara a la Tierra Prometida, sino para que Dios llegara a su pueblo” (Brown, 50).


VERSÍCULOS 24-28: EL QUE VIENE DESPUÉS DE MI

24Algunos  Fariseos de los enviados 25Le dijeron: Si no eres ni el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿Por qué bautizas?  26 Juan les respondió: Yo bautizo con agua. Entre vosotros está uno que no conocéis,  27que viene detrás de mí; y yo no soy quién para soltarle la correa de la sandalia.  28Esto sucedía en Betania, junto al Jordán, donde Juan bautizaba.


Este es el segundo interrogatorio de Juan, esta vez por los fariseos. “En el tiempo de Jesús, los fariseos eran uno entre muchos grupos de líderes religiosos judíos, pero para el tiempo del cuarto evangelista, los sucesores de los fariseos, los rabinos, fueron el grupo dominante en el judaísmo” (O’Day, 528). Los opositores de Jesús durante su vida, se convirtieron en los primeros opositores de la iglesia durante el primer siglo.

La manera en que los fariseos ponen sus preguntas los hace aparecer como si esperaran al Mesías, Elías o al profeta para bautizar. El verdadero punto detrás de sus preguntas, sin embargo, es preguntar por la autoridad con que Juan estaba bautizando judíos, una práctica generalmente reservada para los gentiles que se convertían al judaísmo. “La respuesta de Juan indica que su bautismo es una preparación para la aparición del Mesías que está escondido, que ya está en medio de Israel y está por cumplir su tarea mesiánica” (Beasley-Murray, 24).

Una vez más, Juan dice que lo que no es. No es “digno de soltar la correa de la sandalia” (v. 27), una tarea insignificante que solamente se requería de los esclavos, probablemente sólo de esclavos gentiles. Juan está diciendo que el grado de diferencia entre él y quien ya está en medio de ellos es más grande que el que está entre un maestro y el esclavo más bajo.

Tenemos que admirar el valor de Juan, porque sus inquisidores son claramente hostiles, pero Juan no hace hoyos en su testimonio sobre Cristo. Habla atrevidamente, incluso si su atrevimiento lo pone en peligro. Él es “un modelo para todos lo que siguen… La iglesia como un cuerpo está llamada a testificar… (En Navidad), en cada himno, cantata, celebración, don, culto, acto de caridad, que la iglesia primero diga ‘nosotros no somos la luz, pero hemos venido a dar testimonio de la luz’…: ‘El Mesías ha venido, y es Jesús’” (Craddock, 20).
Nosotros, la iglesia, estamos llamados a testificar de Cristo, con obras y palabras, en el buen tiempo y el malo, cuando nos va bien y cuando no, cuando es peligroso y cuando no lo es. Irónicamente, el testimonio de la iglesia frecuentemente ha sido más fiel cuando está bajo persecución que bajo la prosperidad. 
“Estas cosas acontecieron en Betania, junto al Jordán” (v. 28). Esta no es la Betania cerca de Jerusalén donde Jesús visitaría a María, Marta y Lázaro (11:1-44). El lugar donde estuvo esta Betania junto al Jordán es desconocido el día de hoy.



03 de Enero
Juan 1,29-34
VERSÍCULOS 29-34: EL CORDERO DE DIOS

29Al siguiente día ve acercarse a Jesús y dice: Ahí está el Cordero de Dios (griego: ide ho amnos tou theou – “¡Miren el Cordero de Dios”), que quita el pecado del mundo.  30De él  dije yo: Detrás de mí viene un varón, que existía antes que yo, porque está antes de mí.  31Aunque yo no lo conocía, vine a bautizar con agua para que se manifestase a Israel.  32Juan dio este testimonio: Contemplé al Espíritu, que bajaba del cielo como una paloma y se posaba sobre él. Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar me había dicho: Aquel sobre el que veas bajar y posarse  el Espíritu es el que ha de bautizar con Espíritu Santo. 33Yo  lo  he visto y atestiguo que él es el Hijo de Dios.


“Al día siguiente” (v. 29).  Este Evangelio abrió con el Prólogo (1:1-18), una larga declaración teológica.  Entonces Juan el Bautista testificó que él no era el Mesías (1:20), sino que había venido para “Allanad el camino del Señor” (1:23).  También testificó que uno tan grande iba a venir, que Juan “no es digno de soltar la correa de la sandalia” (1:27).  “El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él” (v. 29).

Otra vez, encontramos la relación entre Juan el Bautista y Jesús.  Después de la muerte de Juan y la resurrección de Jesús, la reputación de Juan continúa atrayendo discípulos (Hechos 18:25; 19: 1-5).  Aunque al principio de este Evangelio, el Bautista ya llevaba muerto varias décadas, el evangelista va lejos para establecer y volver a establecer que Jesús es más grande e importante que él.

- El Prólogo dice que Juan “No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz” (1:8).  Juan grita, “Este es del que yo decía: El que viene detrás de mí, es antes de mí: porque es primero que yo” (1:15) – una referencia clara de la preexistencia de Jesús.

- Cuando se encuentra confrontado por los sacerdotes y Levitas, Juan grita, “No soy yo el Cristo” (1:20).  Además, declara que él no es Elías, sino que “la voz del que clama en el desierto:
Allanad el camino del Señor” (1:23).  Él no se merece ni desatar la sandalia del que viene (1:26-27).

- Juan declara que Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (vs. 29).

- Establece la autoridad suprema de Jesús con la declaración del Bautista, “Detrás de  mí viene un varón, el cual es antes de mí: porque era primero que yo” (vs. 30).

- El Bautista dice que su propósito en bautizar es “para que (Jesús) fuese manifestado a Israel” (vs. 31).

- Le llama a Jesús el Hijo de Dios (vs. 34).

- Les dice a sus propios discípulos que Jesús es el Cordero de Dios.  Esto resulta en que los discípulos dejen al Bautista para seguir a Jesús (vv. 35-37).

“He aquí el Cordero de Dios (griego: ide ho amnos tou theou – “¡Miren el Cordero de Dios!”), que quita el pecado del mundo” (v. 29).  “El elemento crucial es ‘de Dios.’  De acuerdo con pensamiento bíblico, solo Dios quita o perdona el pecado” (Moloney, 58).

La frase, Cordero de Dios, nos hace pensar:

- La oveja Pascual (Pascua), cuya sangre salvó a los israelitas de la muerte y preparó el camino para su liberación de Egipto (Éxodo. 12).  “Una de las ideas más importantes del Evangelio de Juan es el motivo de la Pascua... Pascua... un fundamento teológico para todo el Evangelio” (Borchet).  La Pascua pronto será celebrada (2:13), así, el cordero de la Pascua estaría en la mente del evangelista mientras escribe esto.  “En el judaísmo, el cordero de la Pascua no se veía como un sacrificio por el pecado, pero la temprana iglesia pronto volvió a interpretar el simbolismo de la Pascua según la eucaristía (e.g., 1 Cor. 5:7-8).  Además, en el Cuarto Evangelio la crucifixión de Jesús está conectada a la matanza del cordero de la Pascua.  Por ejemplo, el Cuarto Evangelista conecta las piernas de Jesús, sin romperse durante la crucifixión, (19:33) con Éxodo 12:46, que enseña sobre el cordero Pascual (19:36)” (O’Day, 528).

- El cordero proporcionado por Dios a Abraham para sacrificar en lugar de Isaac (Gen. 22:8-13).

- El cordero de las canciones de Isaías del Sirviente que Sufre, las cuales retrataban a uno que, por su sacrificio, será redentor de su gente.  “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isa. 53:7).  Esto se convirtió en una parte importante del entendimiento de Cristo por parte de la iglesia, y “puede ser que Juan el Bautista fue el primero en verlo así” (Barclay, 64).

- Ovejas se sacrificaban a diario en el templo para redimir a la gente de sus pecados.  El padre de Juan el Bautista era sacerdote (Lucas 1:5), entonces, estos sacrificios serían algo familiar para él.

- El cordero de Rev. 5 que “ha vencido” (Rev. 5:5).  Los veinticuatro señores mayores cantarán de este cordero, “Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Rev. 5:9) – un tributo repetido por los ángeles (Rev. 5:11-12) y “toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están” (Rev. 5:13).  Este cordero conquistador “aplasta las fuerzas malvadas de la tierra.  El cuadro del cordero apocalíptico, que destruye, encaja muy bien con lo que sabemos de la predicación escatológica de Juan el Bautista” (Brown, 59).

- El “cordero inocente que llevan a degollar” (Jer. 11:19).

No es necesario escoger uno de estos significados.  Se juntan en la oración de Juan, “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”  “Como a menudo ocurre en el Cuarto Evangelio, un antiguo símbolo se está usando de una manera nueva” (Moloney, 59).

“Tras mí viene un varón, el cual es antes de mí: porque era primero que yo” (v. 30).  Juan el Bautista es varios meses mayor que Jesús (Lucas 1:36), pero Jesús tiene un lugar superior a él.  Ésta es una referencia escondida de la preexistencia de Jesús, que el evangelista describe en el Prólogo (1:1-5).

“Y yo no lo conocía” (v. 31).  Juan y Jesús son parientes (Lucas 1:36) y se han conocido desde niños, pero solo ahora Juan reconoce a Jesús por quien es de verdad.  Solo la revelación divina hace posible este reconocimiento.  “La sabiduría de Dios siempre viene como una ocasión de revelación, como un regalo divino” (Brueggemann, 106).

“Más para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando con agua” (v. 31).  El trabajo de Juan es revelar a los demás lo que ya se le ha revelado a él.  Comenzó su ministerio con una comprensión incompleta de Jesús, y su muerte le prevendrá de ver la complejidad del ministerio de Jesús.  Sin embargo, su ministerio es importantísimo para revelar Cristo a Israel.  Sweet pregunta, “¿Podemos servir a Dios haciendo cosas que creemos importantes pero que realmente no comprendemos?” y observa, “Eso nos pasa a los sacerdotes todo el tiempo” (Sweet, 8).  Dios a menudo nos llama por un camino que se ilumina solo paso por paso – si acaso eso.  Cuando andamos con Dios hacia la oscuridad, Dios nos revela grandes verdades y hace que grandes cosas ocurran.

“Y Juan dio testimonio, diciendo: Contemple al Espíritu, que bajaba del cielo como una paloma, y se posaba sobre él” (v. 32).  Este Evangelio no cuenta los detalles del bautizo de Jesús, pero cuenta como Juan vio “el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma” (vs. 32).

Es significante que el Espíritu se queda (meno) con Jesús (vs. 32).  Este verbo, meno, ocurre frecuentemente en este Evangelio, y también es traducido como permanecer (15:1-11).  Describe una relación profunda y obediente en vez de trivial o pasajera.  Jesús tiene una relación profunda y obediente con el Espíritu, y les da a los discípulos ese mismo tipo de relación con el Espíritu (20:22).

“Pero el que me envió a bautizar me había dicho: Aquel sobre el que veas bajar y posarse el Espíritu es el que ha de bautizar con Espíritu Santo” (v. 33).  Al ver el Espíritu y oír la voz  Juan comprende, finalmente, quien es Jesús.  Este versículo compara a Juan, que bautiza solo con agua, con Jesús, que bautiza con el Espíritu Santo.  “El bautizo por medio del agua esencialmente tenía un significado negativo: es una limpieza de-.  Pero el bautizo por medio del Espíritu es positivo.  Es el dar nueva vida en Dios” (Morris, 134).

“Y yo le vi, y he dado testimonio (griego: memartureka – de martureo, que significa “testificar” o “ser testigo”) que éste es el Hijo de Dios” (v. 34).  Para servir como un verdadero testigo, uno debe haber visto o experimentado lo que testifica.  Juan puede servir como un verdadero testigo, porque ha visto el Espíritu y ha oído la voz.

04 de Enero
Juan 1,35-42
VERSÍCULOS 35-42: LOS DOS DISCÍPULOS SIGUIERON A JESÚS

35Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discípulos.  36Viendo pasar a Jesús, dice: Ahí está el Cordero de Dios.  37Se lo oyeron decir los discípulos  y siguieron a Jesús.  38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les dice: ¿Qué buscáis? Respondieron: Rabí (que significa Maestro), ¿dónde resides? 39Les Dice: Venid y ved. Fueron, pues,  vieron dónde residía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde.  40Uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41Encuentra primero a su hermano Simón y le dice: Hemos encontrado al Mesías (que se traduce Cristo).  42Y lo condujo a  Jesús. Jesús lo miro y dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan: te llamarás Cefas (que significa piedra).


Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discípulos.  Viendo pasar a Jesús, dice: Ahí está  el Cordero de Dios” (vv. 35-36).

Juan continúa siendo testigo de Jesús.  En este caso, hace de testigo para dos de sus propios discípulos, que dejan a Juan para seguir a Jesús.  Juan demuestra “lo contrario de la tendencia humana de crear imperios.  Por lo tanto provee un modelo genuino de lo que significa ser un ministro o sirviente de Dios” (Borchet).

En los Sinópticos, Jesús les pide a los discípulos que se alejen de sus botes de pesca para seguirle a él (Mateo 4:18-22).  En el Cuarto Evangelio, vienen a Jesús como resultado del testimonio de Juan en vez de responder a la llamada de Jesús.  En vez de dejar sus botes, le dejan a Juan.

Anota el modelo de testificar que ocurre en estos versículos.  Juan el Bautista testifica para dos de sus discípulos sobre Jesús.  Uno de estos discípulos, Andrés, testifica para su hermano, Pedro Simón, el que se convertirá en una figura clave en la historia del Evangelio.  Las olas siempre se mueven hacia afuera, y nosotros, ni podemos predecir su efecto ni imaginarnos su potencial.

“¿Qué buscáis?” (v. 38).  Cuando Jesús hace esta pregunta, los dos discípulos contestan preguntándole dónde está alojado.  Un rabí tendría un lugar que usaría para enseñar a sus discípulos, y su pregunta indica un deseo de ir a ese lugar para aprender de él.  Sin embargo, la palabra traducida “morar” es el mismo meno que encontramos antes (vs. 32) – una palabra que se usa a menudo en este Evangelio para describir relaciones.  Su pregunta puede tratarse menos del alojamiento de Jesús que de la sustancia de su ser - ¿Quién eres? - ¿Cuál es tu posición? - ¿De qué te tratas?

“Venid y ved” (v. 39).  Ésta es su llamada a ser discípulos – y las primeras palabras de Jesús en este Evangelio.

“Eran las cuatro de la tarde” (v. 39).  El comentario de la hora del día es interesante.  Literalmente, sería la cuarta hora.  Medido desde la madrugada del día judío (aproximadamente las seis de la mañana), entonces, serían las cuatro de la tarde, que es como se traduce.  ¿Por qué mencionar un detalle tan inconsecuente?  Quizá sea para explicar la decisión de los discípulos de quedarse con Jesús – una explicación superficial para una decisión profunda.  Cuando vivimos por una experiencia que verdaderamente afecta nuestras vidas, la recordamos y contamos tales detalles (Barclay, 71).

Andrés “encuentra primero a su hermano Simón y le dice: Hemos encontrado al Mesías (que se traduce Cristo).  Y lo condujo a Jesús” (vv. 41-42).  Andrés no tiene una visión espectacular.  No existe ninguna documentación de que él estableciera una misión en el extranjero o de que predicara en las sinagogas.  Únicamente va a su hermano, pero  solo eso tendrá consecuencias profundas – “quizá...preste tan grande servicio a la Iglesia como el de cualquier hombre” (William Temple, citado en Morris, 140).  El evangelizar a menudo comienza con aquéllos que conocemos mejor – hasta aquéllos en nuestras propias familias (Gossip, 486).

“Andrés...no tiene prominencia en los Evangelios.  Pero cuando lo vemos, siempre está haciendo lo mismo, llevando otros a Cristo; y a través de ellos, por segunda mano, efectuando grandes cosas para Cristo, que sin él no hubieran ocurrido” (Gossip, 487).  Andrés hace esto en tres ocasiones, ésta siendo la primera.  Más tarde, le traerá a Jesús un niño con panes y peces (6:8-9).  Finalmente, traerá un grupo de griegos (12:20-22).

“Tú puedes hacer lo que sea si no te importa quién se lleva el reconocimiento.”  Andrés demuestra la verdad de ése antiguo dicho.  Nunca se lleva el reconocimiento en los Evangelios, pero usa su talento de invitar para conseguir un gran resultado.  Desde el principio, Jesús reunió a su alrededor a la gente más extraordinaria.  Gente como Andrés, gente común que solo posee talentos ordinarios, es la que hace la mayoría del trabajo de Cristo hoy en día.  Si solo gente de mucho talento respondiera a la llamada de Cristo, la iglesia estaría atrofiada y perjudicada.

“Hemos encontrado al Mesías (que se traduce Cristo)” (v. 41).  Anota que, en el original, encontramos ambos Mesías y Cristo.  “Mesías y Cristo es la misma palabra.  Mesías es hebreo y Cristo es griego; ambos significan Ungidos.  En tiempos antiguos..., a los reyes se les untaba” (Barclay, 72).

“Tú eres Simón, hijo de Juan: te llamarás Cefas (que significa piedra)” (v. 42).  Este tipo de cambio de nombre tiene precedentes en el Antiguo Testamento.  Dios le dijo a Abran, “Y no se llamará más tu nombre Abran, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes” (Gen. 17:5).  Dios le dijo a Jacobo, “No se dirá más tu nombre Jacobo, sino Israel: porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Gen. 32:28).  Tales cambios de nombres indican el comienzo de una nueva vida – un nuevo propósito – una nueva relación con Dios.

Cefas es la palabra aramea para roca y Pedro es la palabra griega para roca.  Jesús ve en Pedro las cualidades de una roca, que no serán realizadas por bastante tiempo.  Por ahora, Pedro es espontáneo en vez de ser como una roca.  En su entusiasmo, camina sobre el agua hacia Jesús, solo para caerse en cuanto se da cuenta de lo que está haciendo (Mateo 14:28-30).  En su enojo, le corta la oreja a uno de los hombres que vino a arrestar a Jesús (Juan 18:10).  Le jurará lealtad eterna a Jesús, pero le negará tres veces (Mateo 26).  Solo después de la resurrección es cuando Pedro empezará a parecerse a la roca que Jesús vio  hacía tanto tiempo.  Existen posibilidades como ésta para cada uno de nosotros.  Si seguimos a Cristo, él nos demostrará esas posibilidades, igual que lo hizo con Pedro.

“Con la transferencia de estos discípulos a Jesús, el nuevo maestro, ya completada, Juan el Bautista silenciosamente se va” (Sloyan, 24).  Ha tenido éxito siendo testigo de Jesús.  En capítulo 3 aparecerá de nuevo brevemente solo para afirmar otra vez que su importancia debe disminuir mientras que la de Jesús debe aumentar (3:30).

05 de Enero
Juan 1,43-51
VERSÍCULOS 35-51: LOS PRIMEROS DISCÍPULOS

Los versículos 35-42 nos cuentan sobre Juan el Bautista y dos de sus discípulos. Cuando Jesús va hacia Juan, este dice “ahí está el cordero de Dios” (v. 36). Como resultado del testimonio de Juan, dos de sus discípulos deciden seguir a Jesús. No tenemos el nombre de uno de estos discípulos, pero el otro es Andrés. Andrés va y le dice a su hermano, Simón Pedro, sobre Jesús.

“En estos versículos hay una alentadora revelación del tipo de personas en quien… Cristo se goza en poner sus esperanzas… Todas fueron personas comunes” (Gossip, 487).

–– Sabemos poco sobre Andrés, excepto que su más grande acto como discípulo fue traer a su hermano, Simón Pedro, a Jesús (vv. 41-42); y que también llevaría a Jesús al niño que tenía los panes y los peces, y con los que después alimentaría a la multitud (6:8-9). En ambos casos, Andrés tiene un papel de “atrás de la escena”, algo así como simplemente trayendo a la gente a Jesús. Su parte fue bastante pequeña, pero su disposición para realizar esa parte fielmente tuvo un gran impacto en la fe cristiana.

–– Pedro, a esas alturas de su vida, para nada es como la roca en que se convertiría.

–– Felipe se muestra escéptico cuando Jesús le dice a sus discípulos que alimenten a la multitud (6:7).

–– Natanael se revela como un hombre con una visión limitada (1:46).   

Ninguno de los grandes ejecutivos actuales elegiría a este tipo de personas como lugartenientes; excepto si eso le asegurara rodearse de personas que no amenazarán su posición. Jesús, sin embargo, no solamente elige a personas comunes, sino que también las usará para cambiar al mundo.


VERSÍCULOS 43-45: HEMOS HALLADO A AQUEL DE QUIEN ESCRIBIÓ MOISÉS

43Al día siguiente se disponía a marchar a Galilea, cuando encuentra a Felipe y le dice a Jesús: Sígueme.  44 Felipe era de Betsaida, patria de Andrés y de Pedro. 45Felipe encuentra a  Natanael y le dice: Hemos encontrado al que describen Moisés en la ley y los profetas: Jesús, hijo de José, natural de Nazaret.


Jesús encuentra a Felipe, que es de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Esto parece contradecir a Marcos 1:29, que dice que Jesús entró en la casa de Simón y Andrés en Capernaúm. Existen varios intentos para tratar de armonizar estos pasajes, ninguno de ellos verdaderamente convincentes.

Betsaida está en la orilla norte del mar de Galilea, cerca de Decápolis, la región de las diez ciudades griegas que están al este del río Jordán. Esto puede explicar los nombres griegos de Felipe y Andrés. Más tarde, cuando un grupo de griegos quiere ver a Jesús, le pedirán a Felipe y Andrés que los introduzca (12:20-22).

De la misma manera en que Andrés le dio testimonio a Pedro (vv. 41-42), Felipe le da testimonio a Natanael (v. 45). Le dice “Hemos encontrado al que describen Moisés en la ley y los profetas” (v. 45). La verdad, sin embargo, es que Jesús encontró a Felipe más bien que al revés (v. 43). Es claro que solamente tenemos parte de la historia. Algo se transmitía que convenció a Felipe de que Jesús era el que describían Moisés y los profetas.

Felipe entonces identifica a Jesús como “el hijo de José, de Nazaret” (v. 45). Parece algo anti-climático identificar primero a Jesús como el cumplimiento de la Escritura y después mencionar a José de Nazaret. El contexto deja claro que Jesús es nominalmente el hijo de José. La gran verdad es que es el Hijo de Dios (1:14, 18).

Sabemos poco sobre Natanael. Solamente aparece aquí y en Juan 21:2, donde se nos dice que es de Caná. Su nombre no aparece en los evangelios sinópticos, o en las listas de los apóstoles. Algunos han sugerido que Natanael es otro nombre para Bartolomé, principalmente porque el nombre de Bartolomé sigue al de Felipe en las listas de los apóstoles (Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:14). Esa explicación, sin embargo, no es necesaria a menos que insistamos en hacer de Natanael un apóstol.

El testimonio sobre Jesús que comenzó con Juan el Bautista continúa con Andrés y Felipe. El testimonio de Juan creó una pequeña ola que se hizo más grande con cada sucesivo discípulo. El testimonio de Juan trajo dos discípulos, uno fue Andrés. El testimonio de Andrés trajo a Pedro. El testimonio de Felipe a Natanael. El resultado no es una gran marejada de fe, sino una serie de pequeñas olas que el mundo ignorará. Las pequeñas olas, sin embargo, estaban fortalecidas por el Espíritu Santo, y a través del tiempo llegaron a todas partes del mundo.


VERSÍCULOS 46: ¿DE NAZAREA PUEDE HABER ALGO BUENO?
            
46Replica Natanael: ¿De Nazaret puede salir algo  bueno? Le dice Felipe: Ven y verás.


El comentario de Natanael probablemente refleja una rivalidad entre pequeños pueblos. Caná y Nazarea solamente están separados por unos cuantos kilómetros, y los jóvenes están poco dispuestos a pensar bien de otros, especialmente si son los jóvenes de un pueblo rival. El comentario de Natanael “también provee el primero de los cumplimientos del evangelio (1:10-11, ‘y los suyos no le recibieron’)” (Brueggemann, 112).

Aquí tenemos una ironía. Por un lado, Jesús es de Nazarea, “pero la historia Juanina insiste en que el creyente vea más allá de los orígenes históricos” (Moloney, 55). Jesús sólo es accidentalmente de Nazarea, más esencialmente es de Dios (1:1-2, 14).

Felipe no discute con Natanael, sino que le responde con una invitación: “Ven y verás”. Hay que aprender de Felipe. “No mucha gente ha entrado al cristianismo discutiendo… La única manera de convencer a alguien de la supremacía de Cristo es enfrentarlo con Cristo mismo” (Barclay, 76). Argumentos ontológicos y cosmológicos nunca tienen tanto efecto como nuestro testimonio personal y nuestra invitación para “Venir y ver”.


VERSÍCULOS 47-49: MAESTRO, TÚ ERES EL HIJO DE DIOS

47ViendoJesús acercarse a  Natanael, le dice: ahí tenéis un Israelita de verdad, sin falsedad. 48Le pregunta Natanael: ¿De qué me conoces? Jesús le contesto: Antes de que  te llamara Felipe, te vi bajo la higuera. 49Respondió Natanael: Maestro, tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel.
 

A diferencia de algunos en este evangelio que claman ver pero que en realidad están ciegos (9:40-41), Natanael acepta la invitación de ver a Jesús. Al igual que Jesús tomó la iniciativa para encontrar a Felipe (v. 43), así él toma la iniciativa aquí cuando ve a Natanael acercarse y le dice “Ahí tenéis un Israelita de verdad, sin falsedad”.  Una vez más, no es el discípulo quien encuentra a Jesús, sino Jesús quien encuentra al discípulo.

No sabemos qué es lo que motiva el comentario de Jesús sobre Natanael, pero obviamente él sabe más sobre Natanael de lo que se esperaba que supiera. “En el cuarto evangelio, Jesús frecuentemente sabe cosas todavía no conocidas por otros (por ejemplo, ver 2:24; 6:6), cosas que normalmente son inaccesibles para los seres humanos. Esta situación particular tiene un paralelo en la historia de la mujer samaritana, que se da cuenta de que Jesús misteriosamente sabe su historia marital” (Brueggemann, 113).

“Ahí tenéis un israelita de verdad, sin falsedad”. Los estudiosos han propuesto varias interpretaciones para este versículo, pero la más acertada nos lleva a Génesis 27:35, donde Isaac le dice a Esaú “Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición”. El hermano, Jacob, más tarde sería conocido como Israel (Génesis 32:28). “Aunque algo oscuras, estas palabras de Jesús hacen eco a la esperanza profética de que con el tiempo el pueblo de Dios vivirá en esa inocencia característica a quienes Dios les ha dado su Torá y sus promesas” (Klein, 487).

Natanael pregunta de qué lo conoce Jesús, y este responde, “te vi bajo la higuera” (v. 48). Esto es claramente un poder sobrenatural, porque Jesús no estaba presente cuando Felipe llamó a Natanael. Existe un antecedente del Antiguo Testamento para ese conocimiento sobrenatural: la habilidad de Eliseo para advertir al rey de Israel los planes secretos del enemigo (2 Reyes 6:8-12). Jesús, sin embargo, “tiene un discernimiento que supera al de los profetas, él es el Revelador a quien y a través de quien Dios se comunica” (Beasley-Murray, 27).

Al igual que fuimos sorprendidos por la entusiasta declaración de Jesús sobre Natanael (v. 47), ahora somos sorprendidos por la entusiasta declaración de Natanael sobre Jesús. “Maestro, tú eres el Hijo de Dios,  el Rey de Israel” (v. 49). “La confesión de fe de Natanael… parece demasiado elaborada, demasiado grande, como para que brotara espontáneamente por las palabras que Jesús le dijera. Claramente, Natanael es el vocero de la fe de la comunidad. De hecho, como un ‘verdadero israelita’, Natanael… puede ser el paradigma del Israel creyente, aquellos dentro del judaísmo que aceptaron a Jesús como Mesías. Esta perspectiva es apoyada al identificar a Jesús con Jacob (que después es Israel) en Betel (Génesis 28:12)” (Craddock, 81).

Un poco antes, Andrés identificó a Jesús como el Mesías (v. 41). Ahora Natanael identifica a Jesús con tres títulos adicionales: Maestro, Hijo de Dios y  Rey de Israel:

–– El primer título – Maestro – es honorable pero muy común. Hay muchos maestros.

–– Natanael probablemente intenta el segundo – Hijo de Dios – como un título mesiánico, y como tal no necesariamente implica divinidad. Los judíos esperaban que el Mesías fuera un hombre como David – rey y guerrero – que podía salvar a Israel de sus enemigos, y no una deidad que salvaría al mundo de sus pecados. Sin embargo, el autor de este evangelio ha dejado claro en el prólogo que Jesús es, en verdad, Dios (1:1, 14). Si Natanael todavía no entiende esto – y parece que no – Dios lo usa para proclamar una verdad más grande de la que puede entender.

–– El tercero de los títulos – Rey de Israel – también es un título mesiánico, y como el Hijo de Dios, contiene una verdad que supera al entendimiento de Natanael. “Cuando Jesús entra a Jerusalén, será aclamado como rey (xii 12-19), pero mostrará que no es un rey en el sentido nacionalista del término. Su reino no pertenece a este mundo (xviii 36); y sus súbditos no son judíos sino creyentes” (Brown, 87).

Es interesante que, tanto al principio como al final de este evangelio, Jesús se revele a sí mismo a los escépticos que responden con atrevidas declaraciones de fe. El incrédulo Tomás responderá a la invitación de Jesús de tocar sus heridas diciendo ¡Señor mío, y Dios mío!’” (20:28).


VERSÍCULOS 50-51: VERÉIS EL CIELO ABIERTO

50 Jesús le contesto: ¿Porque te dije que te vi bajo de la higuera, crees? Cosas más grandes  verás (griego = opse, verás, en singular).  51Y añadió: Os aseguro que veréis  (griego = posesthe, verán, en plural) el cielo abierto y los ángeles de Dios subiendo y bajando por este Hombre.
  

“Cosas más grandes verás” (v. 50). Nosotros diríamos, “¡No has visto nada todavía!” La mayoría de los estudiosos creen que la historia original termina con el versículo 50, porque así nos introduce naturalmente a la historia del primer milagro de Jesús en Caná (2:1-11). Ese milagro será la primera de las señales de Jesús, la primera de “las cosas mayores” que revelarán la gloria de Jesús y ayudará a otros discípulos a creer (2:10). Su fe continuará desarrollándose cuando Jesús va revelando otras señales a través de su ministerio, pero será frustrada en la cruz. La resurrección y la ascensión serán las más mayores de las “mayores cosas” que los discípulos verán, y solamente será hasta después de ver al Señor resucitado/ascendido que los discípulos comprenderán totalmente y creerán totalmente.

Las palabras introductorias de Jesús, amen, amen, “de cierto, de cierto” o “en verdad”, son distintivas a este evangelio; porque en los Sinópticos Jesús solamente usa un solo amen (Mateo 5:26; 6:2, 5, 16, etc.). Estas palabras tienen la intención de enfatizar la verdad de las palabras que siguen. Jesús habla con la verdad, porque él es la Palabra de Dios (1:1-18).

En el versículo 50 se usa en un pronombre en singular (cuando se dirige a Natanael), pero en el versículo 51 se usa uno plural, porque se está hablando al grupo de discípulos, y posiblemente con la intención de incluir a los lectores del evangelio, y a la iglesia, a nosotros. Este cambio del singular al plural es una de las razones por las que los estudiosos creen que el versículo 51 fue añadido después. Una segunda razón es que el versículo 50 introduce de forma más natural la historia de Caná.

“Veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios subiendo y bajando por este Hombre” (v. 51). Los cielos abiertos permiten que la revelación de Dios (la Palabra de Dios, 1:1) se derrame sobre la tierra. Aunque este evangelio no incluye la historia completa del bautismo de Jesús, Juan ya ha testificado “vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y reposó sobre él” (1:32), que es una ocasión en que los cielos se abrieron.

Las imágenes nos llevan hasta la historia de Jacobo, “Y soñó, y he aquí una escala que estaba apoyada en tierra, y su cabeza tocaba en el cielo: y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella” (Génesis 28:12). En esa historia, el todavía no-tan-honorable Jacobo estaba huyendo de su hermano, Esaú, a quien le había robado la bendición de su padre (Génesis 27:35). Se detuvo en “un lugar” (Génesis 28:11) – un lugar cuya importancia todavía es desconocida – para dormir.

Ahí, Jacobo soñó la escalera y los ángeles, y escuchó la voz de Dios renovar el pacto que había hecho antes con Abraham (Génesis 12:1-3). Dios prometió darle a Jacobo la tierra en que habitaría y bendeciría a todas las familias de la tierra “en ti y tu simiente” (Génesis 28:14). Jacobo respondió dándole el nombre de Bet-el – casa de Dios – “puerta del cielo” (Génesis 28:17). Después, Dios cambió el nombre de Jacobo a Israel, “porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Génesis 32:28). “A partir de aquí y en adelante, la jornada de Jacobo está llena con un nuevo sentido de vocación, porque ahora lleva una promesa” (Fretheim, 524). Esta es una sorprendente historia, dado el dudoso carácter de Jacobo, pero revela la capacidad de Dios para dar una revelación y realizar un pacto incluso con aquellos que son indignos. Esas son Buenas Nuevas, porque, a final de cuentas, todos somos indignos.

Ahora Jesús dice que los ángeles ya no van a subir y descender sobre una escalera sino sobre el Hijo del Hombre. “El Hijo del Hombre que presenta Juan… es el hombre de Dios, al igual que el Jacob de la escalera fue el hombre que se convirtió en ‘Israel’ y le dio el nombre a su pueblo” (Sloyan, 25). “Detrás de este uso del texto de Génesis está la creencia de que este nuevo lugar de revelación ha superado al viejo… Ahora está este nuevo lugar de revelación, el Hijo del Hombre, que es Jesús” (Smith, 78).

Este versículo tiene una misteriosa cualidad. ¿Acaso Jesús está identificando a Natanael como un nuevo Jacob/Israel? ¿Está sugiriendo que Natanael verá cosas maravillosas y se convertirá en un canal especial de bendición? Si este es el caso, el Nuevo Testamento seguramente nos dirá el resto de la historia de Natanael, pero en realidad nos dice muy poco sobre él. El nombre de Natanael es mencionado solamente una vez más, y es después de la resurrección. Jesús se revelará a Natanael y un puñado de otros discípulos a la orilla del mar de Tiberias (21:2). Tal vez es esa ocasión la que cumple la promesa de Jesús a Natanael de que vería “cosas mayores que estas” (v. 50). En verdad, él vería al Cristo resucitado.

Pero tal vez algo más está pasando en este versículo. La persona a que Jesús se dirige en el versículo 51 es un pronombre plural, sugiriendo que Jesús le está hablando a un grupo más grande de discípulos – tal vez, a través de este evangelio, incluso a toda la iglesia, al nuevo Israel, al pueblo de Dios – el nuevo pueblo de la bendición. Igual que Dios ha abierto los cielos para revelarle a Jacob una maravillosa conexión entre el cielo y la tierra, ahora Dios abre los cielos para revelar al Hijo del Hombre, que completa la obra de unir al cielo y la tierra para la iglesia. Ciertamente, la iglesia ha visto muchas grandes cosas a través de la obra de Cristo: enfermos sanados, matrimonios salvados, vidas transformadas. Si nos permitimos apreciar la calidad poética de las palabras de Jesús, en verdad hemos visto “el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre” (v. 51).


06 de Enero                                                       
Mateo 2, 1-12
EPIFANÍA: La palabra significa la aparición o manifestación, y la epifanía marca la primera manifestación de Jesús a los gentiles. Celebramos la epifanía en Enero 6. Mientras que los cristianos enfatizan la Navidad y la Pascua hoy, la Pascua, Pentecostés y Epifanía eran los días santos importantes para la iglesia primitiva.


VERSÍCULOS 1-12: VISTA GENERAL

“La sublime historia de Mateo de la adoración de los magos frecuentemente ha sido mejor entendida por los poetas y artistas que por los eruditos, cuyo análisis microscópico ha perdido la esencia” (Hare, 12). ¡Qué maravillosa intuición! La diferencia es una de actitud. El poeta y el artista abordan la Escritura con asombro y afecto, con el corazón. El erudito se acerca a la Escritura sistemática y analíticamente, con la cabeza. Ambos tienen su lugar, y necesitamos a ambos. Esta historia, sin embargo, muestra cómo Cristo enriquece a quienes les traen su corazón. Los magos vinieron con gozo en sus corazones para ver al Cristo niño, y Dios les permitió ver cosas maravillosas.

Mateo nos cuenta una historia muy diferente a la de Lucas:

• En lugar de pastores, Mateo nos da a los Magos del oriente.
• En lugar de un establo, Mateo nos lleva al palacio de Herodes.
• En lugar de un pesebre, Mateo nos muestra regalos dignos de un rey.
• En lugar de ángeles, Mateo nos cuenta de sueños.

Aunque tendemos a pensar que los pastores y los magos de oriente se reunieron alrededor del pesebre, los pastores llegaron de cerca y los magos de lejos. La visita de los magos probablemente se dio mucho después de que los pastores habían partido. María y José permanecieron por los alrededores de Belén y Jerusalén hasta que Jesús había sido circuncidado y presentado en el templo (Lucas 2:22-38). María también necesitaba tiempo para recuperarse del parto antes de viajar a Nazarea. Probablemente los magos los visitaron durante la última parte de la estancia de María y José en Belén y Jerusalén.

Mateo incluye un número de elementos sombríos en su historia:

• José decide abandonar a María secretamente (1:19).
• Herodes mata a los niños intentando deshacerse del rey recién nacido (2:16-18).
• José y su familia huyen a Egipto para escapar del rey asesino (2:13-15).
• Cuando José  y su familia regresan de Egipto, van a Nazarea y no a Belén porque otro violento rey estaba gobernando en Judea (2:19-23).

Existe un importante número de paralelismo entre las historias de Moisés y Jesús:

• El faraón ordena que todos los niños hebreos sean ejecutados (Éxodo 1:16, 22), igual que lo hace Herodes (2:16-18).

• Moisés es salvado por la intervención de la hija del faraón (Éxodo 2:1-10), al igual que Jesús es salvado por el sueño donde se le avisó a José y María de huir (v. 11).

• Como joven, Moisés, temiendo por su vida, huye del faraón (Éxodo 2:15).

• El Señor le dijo a Moisés, “Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte” (Éxodo 4:19), al igual que el ángel le dice a José, “Levántate, y toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel; que muertos son los que procuraban la muerte del niño” (Mateo 2:19-20).

“Cuando Mateo 2 se toma como un todo literal y se lee con el trasfondo de Éxodo 1-2, Jesús emerge como un tipo de Moisés… Con las varias historias en el capítulo 2, Mateo buscaba expresar la continuidad entre Moisés y Jesús” (Harrington, 49).


VERSÍCULOS 1-2: ¿DÓNDE ESTÁ EL REY?

1 Jesús nació en Belén de Judá, reinando Herodes. Sucedió que unos magos de oriente se presentaron a Jerusalén, 2preguntando: ¿Dónde está el Rey de los Judíos recién nacido? Vimos surgir su astro y venimos a rendirle homenaje.


Este es Herodes el grande. Sus hijos, Herodes Arquéalo, Herodes Felipe, y Herodes Antipas, sucederán a su padre después de su muerte en el año 4 a.C. Herodes el Grande fue, de muchas maneras, un verdadero gran rey. Conservó la paz, construyó el Templo, algunas veces fue generoso. Sin embargo, parece genuinamente paranoico asesinando rivales, ya fueran reales o imaginarios. Ejecutó a su esposa y a tres de sus hijos. La masacre de los inocentes (2:16-18), que tiene como modelo la matanza del faraón de los bebés israelitas (Éxodo 2:1-10), afirma ese carácter.

Es irónico que estos hombres pregunten a Herodes, cuyo título oficial es rey de los judíos, sobre un bebé que ha nacido como rey de los judíos. Ellos parecen no sospechar que esa pregunta hará sonar la alarma para Herodes. Este título, Rey de los Judíos, reaparecerá al final de este evangelio cuando Pilatos pregunta “¿Eres tú el rey de los judíos?” (27:11); y cuando los soldados se burlan de él diciendo “¡Salve, Rey de los judíos!” (27:29); y como un letrero colocado sobre la cruz señalando el cargo en contra de él, “Este es Jesús, el Rey de los judíos” (27:37).

Sabemos poco sobre los magos o sabios (griego = magoi) del oriente:

• Probablemente eran miembros de una casta sacerdotal en la antigua Persia, posiblemente seguidores de Zoroastro.

• Los llamamos reyes, pero Mateo los llama magoi. La palabra, reyes, puede venir del Salmo 72:10, que habla de reyes de Tarsis rindiendo tributo y los reyes de Saba y Sebá trayendo regalos. También hay que ver Isaías 60:6, que habla sobre el pueblo de Sebá trayendo oro y mirra.

• Pensamos sobre ellos como astrólogos porque habían observado las estrellas (v. 2), y la astrología era considerada una ocupación de la gente culta. La palabra magoi también se encuentra en Hechos 8:9-24 y 13:6-11, donde se traduce como mago o hechicero. Desde la perspectiva del pueblo judío, los magoi estudiaban las estrellas para buscar respuestas que legítimamente vienen solo de Dios, o hacían magia usando poderes demoníacos. Están muy lejos del reino de Dios, que los hace especialmente útiles para los propósitos de Mateo al mostrar cómo el Mesías trae la salvación para los gentiles.

Como una nota al margen, la astrología y los horóscopos siguen siendo populares. Aunque Mateo trata a estos magoi amablemente, eso no significa que la astrología o los horóscopos son legítimos. Estos constituyen un sistema religioso alternativo, incompatible con la fe Cristiana. Dios es quien está en control, no las estrellas. Los medios principales de la revelación de Dios son los profetas, las Escrituras, los sacramentos, y su Hijo; aunque Dios puede usar incluso a las estrellas para guiarnos a Cristo.

• Más significativamente, los sabios son gentiles. El evangelio de Mateo es muy judío, pero introduce a estos gentiles adoradores al principio, preparándonos para las últimas palabras de Jesús a sus discípulos “id, y doctrinad a todos los Gentiles....” (28:19). Nos asombra el contraste entre estos gentiles, que seguían a la estrella hasta llegar a Jesús, y los principales sacerdotes y escribas, que conocían las Escrituras pero que no hicieron nada para buscar al Mesías, y que habían determinado que estaba más o menos a 7 kilómetros en Belén (v. 5). El pueblo de Dios ignora al Mesías, mientras que los paganos ansiosamente lo buscan.

Mateo tratará favorablemente al centurión romano (88:5-13) y a la mujer cananea (15:21-28). También incluye a mujeres, incluso mujeres de reputación dudosa, en la genealogía de Jesús. Mateo deja claro que las barreras que separan a los humanos de los humanos no separan a los humanos del amor de Dios. Como el escritor de Efesios más tarde lo diría “Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación…” (Efesios 2:14). Esa obra comenzó en la navidad. La epifanía nos desafía a considerar a quién podemos considerar que sea indigno (madres solteras, muchachos con pantalones guangos, fumadores, musulmanes, etc.) y cómo nosotros, la iglesia, los puede alcanzar en amor cristiano.

-- Pensamos que estos sabios eran tres porque dan tres presentes, pero podría ser cualquier número. La leyenda los ha llamado Melchor, Gaspar y Baltasar, pero esos nombres no se encuentran en la Escritura, por primera vez “aparecen en un mosaico de una iglesia construida en el siglo seis en Ravena, Italia” (Encarta). Estos sabios son bien intencionados, pero ingenuos, al no entender que un monarca reinante pueda sentirse amenazado por el nacimiento de un posible rival.

Los eruditos han tratado de identificar a la estrella que guio a los sabios. El cometa Halley se vio en el año 11 a.C., y hubo una brillante conjunción de Júpiter y Saturno en el año 7 a.C. Sin embargo, no ha habido acuerdo con respecto a la estrella, ni parece que lo habrá. Esta estrella no se comporta como lo hacen las estrellas, sino que separa sobre el lugar donde se encuentra el niño (v. 9-10). Este es un suceso supernatural, más que algo natural.


VERSÍCULOS 3-6: EN BELÉN DE JUDEA

3Al oírlo, el rey Herodes se echó a temblar,  y lo mismo que él Jerusalén entera.  4Entonces, reuniendo a todos los sumos sacerdotes y doctores del pueblo, convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde les preguntó dónde debía de nacer el Mesías.  5Le contestaron: En Belén de Judá, como está escrito por el profeta:
6Tú, Belén, en territorio de Judá, en nada eres la menor de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe, el pastor de mi pueblo, Israel.

Las diferencias entre Jesús y Herodes no podían ser más grandes.

• Jesús nació en un establo; Herodes en un palacio.
• Jesús es un bebé indefenso; Herodes posee gran poder.
• Jesús probará que es un hombre de gran compasión; Herodes es cruel y violento.

Herodes está asustado. ¿Por qué un rey temería a un bebé? Tal vez es paranoia. Tal vez su paranoia está alimentada por sentimientos de su ilegitimidad. Mucha gente en posiciones altas se sienten como impostores, preguntándose cuándo su legitimidad será cuestionada y se les arrebatará su poder. Herodes tenía mucho más razones que muchos otros para sentirse ilegítimo. Era de ascendencia árabe, y gobernaba con la simpatía de Roma. Su padre había ganado poder apoyando a Julio César, y fue nombrado procurador de Judea por el César en el año 47 a.C. Su familia había gobernado el área por un siglo y medio. Los judíos, queriendo un rey propio, resentían a Herodes. Si se les diera una pequeña oportunidad lo derrocarían. Aunque Herodes no es un hombre religioso, se preocuparía por un rey ordenado por Dios nacido muy cerca de ahí.

El comentario de Mateo “y toda Jerusalén con él” es interesante. Dado el temperamento de Herodes, temían lo que podría hacer en un arranque de ira. Además, Mateo ya está implicando al pueblo judío desde aquí. Después compartirán la culpa de la crucifixión, pero Mateo los liga a Herodes incluso desde el mismo principio de la historia.

En los versículos 3-4, Mateo reúne a la gente que servirá como los opositores de Jesús a través de toda su vida: toda Jerusalén, los principales sacerdotes y los escribas. Caifás es el sumo sacerdote (Mateo 26:3, 57; Juan 18:13, 24), pero su nombre está ligado al de Anás, su suegro, que probablemente lo había precedido en ese cargo (Juan 18:13; Lucas 3:2). Vemos a Anás y Caifás otra vez cuando Jesús se prepara para la crucifixión (Juan 18:13, 24). Los escribas son expertos en la ley judía. Veremos frecuentemente a los escribas en el evangelio de Mateo, donde estarán en conflicto con Jesús casi en cada ocasión.

Belén, más o menos siete kilómetros al sur de Jerusalén, fue donde nació David. Mateo lo identifica como Belén de Judea para distinguirlo de Belén de Galilea, que estaba a unos kilómetros al norte de Nazarea. Belén es un pequeño pueblo, un lugar bajo, un lugar apropiado para el humilde nacimiento de Jesús. Sin embargo, también es un pueblo con orgullo, por haberle dado al pueblo judío su más grande rey. Es digno de hacerse notar que el origen del rey David también fue humilde. Sirvió como pastor, una ocupación baja. Cuando Samuel le preguntó a Isaí, el padre de David, traer a sus hijos para que Samuel pudiera determinar a cual Dios había escogido para ser rey, Isaí ni siquiera pensó en incluir a David, el más chico de todos. Solamente hasta que David había descalificado a los otros hijos fue que Isaí envió a David. La fama inicial de David provino de cuando, incapaz de aguantar la armadura de un hombre, enfrentó a Goliat armado solamente con una honda. Inicios humildes, ¡finales grandiosos! Ahora este humilde pueblo le da a Israel su Mesías. ¡Nunca más sería una villa desconocida, atrasada!

Los profetas citaban a Miqueas 5:2 y 2 Samuel 5:2. Mateo tiene un mayor interés en el cumplimiento de la Escritura que cualquier otro escritor de los evangelios. Aquí no solamente establece que los profetas predijeron el nacimiento de Jesús en Belén, pero que también el orden religioso tenía razón para entender lo que estaba pasando y aun así no hacía nada.

Los sabios de oriente obtienen su primera pista de la naturaleza; ven una estrella en el Este. La información de esa fuente, sin embargo, está incompleta. Necesitan las Escrituras para informarse más completamente. Deben venir a Jerusalén, el centro del culto judío, para que las Escrituras los guíen a Belén. “Por otro lado, simplemente conocer las Escrituras no es suficiente para atraer a uno al auténtico culto cristiano. Los principales sacerdotes y los escribas conocían la Biblia, pero se perdieron al Mesías…” (Long, 19).


VERSÍCULOS 7-8: HACÉDMELO SABER

7Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, les preguntó el tiempo exacto en que había aparecido el astro; 8después los envió a Belén con el encargo: Averiguad con precisión lo referente al niño. Cuando lo encontréis, informadme a mí, para que vaya también yo a rendirle homenaje


Herodes está preocupado sobre el tiempo exacto en que apareció la estrella, porque esa información le ayudaría a encontrar al niño. Decide matar a todos los niños en Belén que tuvieran dos años de edad y menos, poniendo los límites bastante amplios para asegurarse de remover al niño que amenaza su trono (2:16-18). Sus esfuerzos son inútiles, sin embargo, porque Dios advierte tanto a los sabios como a José, que escapa a Egipto con su pequeña familia (2:13-15).

La traición que Jesús soportará después en su vida comienza desde su infancia, al igual que la hipocresía de sus enemigos.


VERSÍCULOS 9-11: LE OFRECIERON DONES

9Oído el encargo del rey, se marcharon. De pronto, el astro que había visto surgir, avanzaba ante ellos hasta detenerse sobre el lugar donde estaba el niño.  10Al ver el astro, se llenaron de un gozo inmenso.  11Entraron  en la casa, vieron al niño con su madre, María, y echándose por tierra, le rindieron homenaje.  Después abrieron sus arquetas y le ofrecieron dones oro, incienso y mirra.


Las estrellas no se detienen en sus órbitas. Esto no es un fenómeno natural, sino una señal de Dios. Los magos encuentran a Jesús en una casa (v. 11). No se menciona un establo o pesebre en Mateo. Tal vez las multitudes que habían llegado para el censo han disminuido en los días siguientes al nacimiento de Jesús, permitiendo a la Santa Familia mejorar su alojamiento.

Note el contraste entre el gozo de estos gentiles y el miedo de Herodes y Jerusalén. La gente que debería recibir al Cristo con gran gozo en su lugar está temerosa. Aquellos a quienes menos les interesaría algo sobre un Mesías judío lo reciben gozosos. Durante su ministerio, Jesús les devolverá muchas presuposiciones a sus oídos, y comenzó a hacer esto desde su infancia.

Los magos se arrodillan ante Jesús, “sin proponérselo anticipando ese día cuando todos se arrodillarán y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor (Filipenses 2:10-11)” (Hare, 13).

Los presentes parecen extraños para un bebé. Esperamos ropa para bebé y juguetes. Oro, incienso y mirra, sin embargo, hablan sobre el futuro de Jesús. El oro es presente para un rey. El incienso es usado en el culto del templo (Éxodo 30:34), que es un presente para un sacerdote. El sumo sacerdote usa la mirra como un aceite para ungir (Éxodo 30:23). También es usado para preparar cuerpos para su entierro, y Nicodemo traerá una mezcla de áloe y mirra para preparar el cuerpo de Jesús para su entierro (Juan 19:39-40).

El oro, el incienso, y la mirra no solamente son regalos costosos, sino también portátiles. Muy pronto (2:13), un ángel le dirá a José que escape de Herodes. José no será capaz de llevar muchas posesiones con ellos, pero puede cargar el oro, el incienso, y la mirra para venderlos por el camino y así financiar su jornada hasta Egipto. Tal vez estos presentes son la manera en que Dios proveyó los medios para la jornada que les esperaba.


VERSÍCULOS 12: PERO SIENDO AVISADOS

12Después advertidos por un sueño que no volvieran a casa de Herodes,  por otro camino se volvieron a su tierra.


A pesar de que trate tanto como pueda, Herodes no puede descarrilar el plan de Dios para la salvación del mundo. Los Herodes de este mundo no son competencia para Dios, o para el pueblo de Dios. Dios ilumina a estos sabios con respecto a las intenciones de Herodes, así que evitan regresar a Herodes en su camino de regreso.

La palabra traducida como “camino” es hodos, una palabra que Mateo usaría para describir el “camino angosto” (7:13-14) y el “camino de justicia” (21:32). Bruner encuentra aquí “la verdad de que el encuentro con Jesús no solamente significa una nueva relación metafísica (culto), sino también nuevas relaciones morales, materiales o sociales: significa ‘ir por otro camino’” (Bruner, 50).





07 de Enero
Mateo 4,12-17.23-25
CAPÍTULOS 3-8: EL CONTEXTO

El bautizo de Jesús (3:13-17) y su tentación (4:1-11) inmediatamente preceden esta lección.  Éste es el principio del ministerio de Jesús.  El Sermón en el Monte (capítulos 5-7) sigue inmediatamente, y constituye la colección más grande de las enseñanzas de Jesús en los Evangelios.


VERSÍCULO 12: EL COMIENZO DEL MINISTERIO DE JESÚS

12Al enterarse de que Juan había sido arrestado, Jesús se retiró a Galilea.


Mateo conecta el principio del ministerio de Jesús con el arresto de Juan.  La palabra, “oyó” le distancia a Jesús de Juan – Jesús oye de Juan desde lejos.  Jesús no es discípulo de Juan, sino que es el que está por venir – y el que ya ha llegado.

Juan es una figura eje, el último de los antiguos y el presentador del que viene.  “Entonces, su arresto y desaparición sirven de pista teológica de que ya ha llegado la hora, de que las planchas teutónicas se han puesto en movimiento y de que el terremoto de la prometida edad mesiánica ha comenzado a sacudir las fundaciones del mundo” (Long, 41).

Algunos acusarán a Jesús de retroceder a Galilea para que no le llegue el mismo final que le llegó a Juan.  Galilea, sin embargo, está regida por el mismo Heródes Antipas que arrestó a Juan, por lo tanto, Jesús no puede escapar del peligro allí (Soards).  Mateo deja claro que Jesús va a Galilea para cumplir la profecía (v. 14).

Galilea es pequeña pero tiene una población numerosa, por lo tanto, provee a mucha gente la oportunidad de escuchar el mensaje de Jesús.  Galilea está rodeada de Gentiles, y muchos de sus residentes son Gentiles.  Importantes rutas de comercio pasan por Galilea, y ha sido invadida a menudo.  Los Galileos, por lo tanto, tienen más trato con los Gentiles y están más dispuestos a recibir nuevas ideas que los judíos (Barclay, 66-67).  Mateo tiene gran interés en los Gentiles, y concluirá su Evangelio con el mandato de Jesús para enseñar a todas étnicas, una palabra que se traduce como “naciones” y “Gentiles” (28:19).


VERSÍCULOS 13-16: OTRA PROFECÍA CUMPLIDA

13Salió de Nazaret y se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en territorio  de Zabulón y de Neftalí: 14Así se cumplió lo anunciado por el por el profeta Isaías:
15Territorio de Zabulón y territorio de Neftalí, camino de la mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. 16El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz intensa, a los que habitaban en sombras de muerte les amaneció la luz.


“Salió de Nazaret y se estableció en Cafarnaún,” (v. 13).  Cafarnaún está a unas 20 millas (30 kilómetros) al noreste de Nazaret, en la orilla del norte del Mar de Galilea.  No se nos dice porque Jesús se muda a Cafarnaún.  Quizá porque la casa de Pedro está allí (Mateo 8:14).  Quizá  porque Cafarnaún es más grande que Nazaret y se encuentra en una ruta principal de comercio.  Quizá porque Cafarnaún se encuentra al otro lado del Río Jordán de Decapolis, una región de Gentiles con una gran población Gentil.  Jesús predicará bastante en Cafarnaún (Mateo 8:5-15; 9:9; 13:2; Marcos 1:21; 2:1-12; Juan 4:46-54), y Cafarnaún llegará a ser conocida como “su ciudad” (Mateo 9:1).  Sin embargo, él la juzgará (Mateo 11:23-24).

“Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías” (v. 14).  Mateo se preocupa por demostrar que Jesús cumple con la profecía.  “Ésta es la quinta de diez declaraciones de Mateo” (Hagner).

“La tierra de Zabulón, y la tierra de Neftalí” (v. 15).  Jesús cita Isaías 9:1-2.  Zabulón y Neftalí son provincias del norte (Cafarnaún está en Neftalí y Nazaret está en Zabulón), que cayeron bajo Tiglath-pileser III en 732 a.C., una década antes de la caída de las otras provincias.  “Isaías había proclamado que los primeros territorios en sentir la ira de Dios también serían los primeros en recibir noticias de la salvación venidera con el nacimiento del rey mesiánico (Isa. 9:1-7)” (Leuking, 23).  Ahora, Mateo nos dice, esa profecía está cumplida.

“Camino de la mar” (griego: hodon thalasses – literalmente “camino al mar”) (v. 15).  Éste (camino al mar” es una carretera romana que conecta Damasco (al noreste de Cafarnaún) con Caesarea (al suroeste de Cafarnaún en el Mar Mediterráneo) y, por lo tanto, es una ruta de comercio principal (Hagner).

“El pueblo asentado en tinieblas, vio gran luz” (v. 16).  “‘Luz’ versus ‘oscuridad,’ como se puede ver consistentemente en las escrituras, se refiere a la sabiduría de Dios o la obediencia a Dios versus la ignorancia de o la desobediencia a su revelación” (Blomberg, 87).  La gente a quien Jesús trae su ministerio ha estado en la oscuridad, y la llegada de Jesús les trae una gran luz.  “Alguna teología reciente le atribuye a las religiones no cristianas la posibilidad de la salvación, con explícita fe en Jesucristo o sin ella... Tan generosa como sea esta opinión, no consiste de la convicción apostólica.  Personas que están separadas del Cristo de la Luz están en un mundo de noche...” (Bruner, 119).


VERSÍCULO 17: ARREPENTÍOS, QUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO

17Desde entonces comenzó Jesús a proclamar: Arrepentíos, que está cerca el reinado de Dios.


Jesús usa exactamente las mismas palabras que usa Juan el Bautista (3:2).  El núcleo de la predicación de Jesús acuerda con el núcleo de la predicación de Juan.  “Mientras que Jesús mismo era tema de predicación de la temprana iglesia, su propio tema era el reino de Dios” (Abbey y Edwards, 21).

El arrepentirse significa un cambio de mentalidad – darse la vuelta y mirar en una nueva dirección – una preparación para la vida del reino.  Sabios desacuerdan en cuanto a la emoción que se encuentra detrás del arrepentimiento.  Boring dice que no se trata de tristeza o remordimiento (Boring, 167), pero Johnson anota que “el LXX a menudo representa una palabra hebrea que significa ‘el sufrir por sus propios pecados’” (Johnson, 7).  Quizá estas dos ideas no estén tan separadas una de otra.  No cambiamos fácilmente la dirección de nuestras vidas a no ser que no estemos satisfechos con la vida que llevamos y que tengamos esperanza de la vida que podríamos tener.  La tristeza que trae el pecado también trae la falta de satisfacción que da comienzo al cambio.

Mateo consistentemente usa la frase “reino de los cielos” en vez de “reino de Dios.”  Estos dos términos son sinónimos.  Muchos judíos prefieren la frase “reino del cielo,” por sus escrúpulos al usar el nombre de Dios.  El reino del cielo es el lugar donde Dios reina.  No se define por su geografía sino por los corazones que se entregan al reino de Dios.  Aquí, Jesús promete que el reino se acerca.  Al desenlazar este Evangelio, Jesús nos dirá más y más sobre el reino.

Considera por un momento como sería la vida donde el reino de Dios ya haya llegado.  En el reino, no habrá necesidad de ejércitos – o prisiones – o cerraduras en las puertas.  No se necesitará una fuerza de policía para mantener el buen comportamiento.  Gente buscará maneras de dar, en vez de tomar.  No habrán anuncios falsos o decepcionantes – no habrá manipulación.  ¿No te gustaría vivir en un lugar tan pacífico? ¡Reza para que venga el reino de Dios!

Jesús nos dice que este reino se acerca.  Podemos entreverlo en las vidas de los santos para los que el reino ya ha llegado.  Vemos su fuerza callada y sentimos su toque gentil.  Al decirnos que el reino se acerca Jesús nos dice que, si queremos, podemos vivir en este reino.  Solamente tenemos que arrepentirnos – alejarnos de los ídolos que abundan en nuestras vidas – y dejar a Dios reinar.


VERSÍCULOS 18-22: LA LLAMADA DE PEDRO, ANDRÉS, SANTIAGO, Y JUAN

18Mientras paseaba junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, apodado Pedro, y Andrés su hermano, que estaban echando una red al agua, pues eran pescadores.  19Les dice: Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres.  20Al punto  dejaron las redes y lo siguieron.  21Algo más adelante vio a otros dos hermanos Santiago de Zebedeo y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, arreglando las redes.  Los llamó,  22Y ellos al punto, dejando la barca y al padre, lo siguieron.


En el Sermón en el Monte, Jesús enseña con autoridad (7:29).  Demuestra esta autoridad aquí al llamar discípulos que inmediatamente le obedecen – y al ejercer su poder de curar males y enfermedades.

“Vio a dos hermanos” (v. 18).  La lección del Evangelio de la semana pasada nos cuenta el relato de la llamada de Pedro y Andrés (Juan 1:35-42).  Andrés, que se menciona primero, va a buscar a su hermano, Simón.  El relato de Mateo sitúa a los hermanos juntos en el momento de ser llamados, y menciona el nombre de Pedro primero.  Ésta es una pista temprana en este Evangelio de la importancia que Pedro asumirá.

El relato de Mateo sobre esta llamada es muy breve.  Jesús llama a dos pares de hermanos, a los cuales, aparentemente, nunca ha visto, y les invita a ser sus discípulos.  Los hombres responden inmediatamente, dejando sus redes, sus botes, y su padre para seguir a Jesús.  “Aquí se nos presenta el primer milagro de Jesús, el milagro de la poderosa palabra que crea seguidores, que hace discípulos... Por medio de las palabras de sacerdotes, misioneros, familia, amigos, y un sinnúmero de otros dedicados al servicio cristiano, la voz del Hijo del Hombre continúa hablando y generando fe” (Boring, 169-170).

“Venid en pos de mí” (v. 19).  Este relato no es común porque los rabíes no suelen buscar estudiantes.  En vez, los rabíes son buscados por estudiantes que esperan estudiar con ellos.  Jesús, sin embargo, ¡toma la iniciativa! Viene a buscarnos a nosotros.

La invitación es hacerse discípulo o uno que aprende.  “Jesús llama a estos hombres no para que tengan una experiencia de salvación personal, sino para que asistan a una escuela... Él no dice, ‘síganme, y yo salvaré sus almas’.  ...‘Su promesa no es su propia salvación, sino la salvación de otros’” (Bruner, 127).

“El ser discípulo rabínico exigía contacto diario con el maestro; uno formaba su carácter y aprendía la ley tanto por medio de ejemplo como por precepto” (Johnson, 276).  Jesús les ofrece a estos hombres la oportunidad de observarle de cerca a diario.  Al hacer esto, ellos aprenderán más de lo que piensa Jesús, y también se acostumbrarán a su manera de ser.  Sin darse cuenta copiarán su manera de hablar – sus gestos – su manera de hablarle a la gente.  Verán como confronta los problemas y la oposición.  Aunque esto ocurre lentamente, se harán como Jesús en pensamiento, palabra, y obra.  Eso dice mucho sobre el trabajo de discípulo.  No es suficiente solo aprender los hechos sobre Jesús.  Debemos pasar tiempo con él.  Ser discípulo es un asunto que se trata más del corazón que de la cabeza.

¿A qué tipo de persona llamó Jesús?  “Era... gente ordinaria y trabajadora sin ningún antepasado extraordinario, y ciertamente, cualquiera hubiera dicho, sin un gran futuro.  Eran estos hombres ordinarios los que escogió Jesús.  Jesús necesita gente común y corriente que se entregue a Él” (Barclay, 72-73).  ¡Qué maravilloso! Cristo no necesita nuestra habilidad, sino nuestra disponibilidad.

“Os haré pescadores de hombres” (v. 19).  El trasformar pescadores de peces a pescadores de hombres es un bello giro de palabras, pero no proporciona lengua inclusiva.  La solución “pescadores de gente,” es precisa pero pierde el bello juego de palabras.  Aquí, prefiero no usar lenguaje inclusivo para no perder este juego de palabras.

Hay otros tipos de metáforas evangelistas en este Evangelio.  “En un capítulo de parábolas sobre el reino del cielo, Jesús compara el reino con una red que se tiró al mar y pescó peces de todos tipos (13:47-50).  Antes de mandar a los doce Jesús utiliza una metáfora relacionada, pidiendo que labradores salgan a recoger la cosecha (9:35-58).  Ambos textos quieren atraer gente al reino de Dios”. (Gardner).

“Y ellos, dejando luego el barco y a su padre, le siguieron” (v. 22).  Su padre y su bote constituyen seguridad terrenal.  Su bote, por supuesto, representa su bienestar – la manera de ganarse la vida – seguramente una vida bastante cómoda.  Su padre representa la conexión con su familia, una conexión preciosa, sin duda.  La familia incluye responsabilidades espirituales (“honra a tu padre y a tu madre” – Exod. 20:12), y también proporciona la seguridad que ahora esperamos que el gobierno nos proporcione.  Si estos pescadores estuvieran heridos o sin empleo, sus familias les ayudarían a recuperar.  Si estuvieran celebrando una boda o lamentando una muerte, la participación de sus familias sería capital.  Al dejar su padre y su bote para seguir a un rabí errante están tomando su vida en sus propias manos.


VERSÍCULO 23: EL MINISTERIO DE ENSEÑANZA DE JESÚS

23 Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas proclamando la buena noticia del reino y curando entre el pueblo  toda  clase de enfermedades y dolencias.


Jesús enseña, predica, y cura.  “La enseñanza generalmente incluye instrucción de ética y de disculpa, pero la predicación generalmente se trata la conversión” (Keener, 100).

Observa el orden de los verbos.  La enseñanza viene primero.  Esto concuerda con el énfasis de Mateo en el ministerio de enseñanza de Jesús.  “Para Mateo, la enseñanza de Jesús es más importante que sus milagros.  Además, la enseñanza es más importante que la predicación del reino.  El primer Evangelio es menos un manual de evangelización que un tratado sobre la vida de la iglesia...  Hay demasiados cristianos cuyas vidas no concuerdan con su profesión...  Para la salud de la iglesia, la enseñanza de Jesús sobre la vida del reino debe recibir el mayor énfasis” (Hare, 31).

Recuerda que el Sermón en el Monte está por venir.  Cuando Mateo termine capítulo 4, Jesús subirá al escenario y nos deslumbrará con su enseñanza.  Si existen dudas sobre la importancia que Mateo le da al ministerio de enseñanza de Jesús, solo hay que esperar a la próxima semana.

Jesús enseña en las sinagogas.  Hay un templo en Jerusalén, pero todas las aldeas (de cualquier tamaño) tienen una sinagoga.  Es el lugar donde la gente se reúne para rezar y aprender.  La enseñanza es el centro de la vida de la sinagoga.  Consiste de rezos, lecturas, y un discurso.  El que rige la sinagoga puede invitar a cualquier hombre calificado para dar un discurso.  La sinagoga, entonces, es el lugar natural para que Jesús empiece su ministerio de enseñanza.  La decisión de Jesús de empezar su ministerio en las sinagogas “honora los ministerios ya establecidos y sus lugares de encuentro” (Bruner, 129).  Traducido a un lugar moderno, uno puede aprender de Jesús en un estadio de fútbol o en un claro en el bosque, pero lo más probable es que uno aprenda de Jesús en una iglesia.

Los últimos dos versículos (24-25) de este capítulo, que no están incluidos en esta lección, enfatizan el ministerio curador de Jesús y el efecto que tiene sobre la gente.  La muchedumbre viene de cerca y de lejos para seguirle a Jesús.


08 de Enero
Marcos 6,34-44
VERSÍCULOS 30-56: UN RESUMEN

La lección del Evangelio se compone de dos pasajes ligados por su contenido – la historia de Jesús y sus apóstoles alejándose a un lugar aparte para descansar juntos, pero interrumpidos por las multitudes y sus grandes necesidades (vv. 30-34) – y la historia de las multitudes acercándose a Jesús en Genezaret para ser curadas (vv. 53-56).  Entre estos dos pasajes Marcos relata el alimentar de los cinco mil (vv. 35-44) y Jesús caminando sobre el agua (vv. 45-52).  Esto es un ejemplo de una historia (o historias) dentro de otra – un género favorito de Marcos.  En este caso, Marcos liga historias del ministerio de Jesús de enseñanza y de sanar (vv. 30-34, 53-56) con la historia de Jesús proveyendo pan – una historia con tono eucarístico (vv. 35-44).

Estos pasajes nos tocan, porque nos demuestran cómo se deberían haber sentido los discípulos – apresurados y atormentados.  Las necesidades eran muchas; las multitudes grandes; y los discípulos no encontraban tiempo ni para comer.  Si estar ocupados ya era un problema para ellos, ahora parece aún peor.  Nuestro problema es un mundo en el que expertos han conseguido eliminar toda flexibilidad.  Los electrodomésticos no nos ahorran trabajo – nuestra comunicación tecnológica (mensajeros, por ejemplo) crea más barreras entre nosotros en vez de unirnos – y nuestro tiempo de ocio se llena de tareas.

¡Peor aún son las interrupciones! Si nos pudiésemos concentrar en lo que estamos haciendo en el momento, podríamos terminar el trabajo.  Si solo pudiésemos planear nuestro trabajo y llevar a cabo nuestro plan, la vida sería más simple.  ¡Si no fuera por el teléfono – y la persona con una pregunta – y el requisito imprevisto de otro informe – y la cola de gente en el mostrador!

Y estos pasajes nos tocan, porque hemos sentido lo que sentía la gente que se acercaba a Jesús.  Nosotros también, hemos estado enfermos física y espiritualmente – con desesperada necesidad por sentir el tacto de Jesús para sanarnos.  También nosotros nos hemos apresurado a buscar ayuda – rogándole a Jesús que nos deje tocar solo el borde de su vestido para ser sanados.
VERSÍCULOS 33-34: Y TUVO COMPASIÓN DE ELLOS

33Pero muchos los vieron marcharse  y cayeron en la cuenta. De todos los poblados fueron corriendo a pie hasta allá y se les adelantaron.  34Al desembarcar, vio una gran multitud y sintió lástima, (griego: esplanchnisthe) porque eran como ovejas sin pastor. Y se puso a  enseñarles muchas cosas.


Las multitudes ven hacia dónde va el barco, y se mueven en esa dirección para interceptar a Jesús.  Cuando Jesús llega al lugar donde han de descansar, una gran multitud le espera.

Jesús y sus discípulos tienen razones para estar molestos.  No han comido (v. 31), y necesitaban descansar aún antes de remar el barco a su destino.  Esperaríamos que hombres cansados y hambrientos respondiesen con enfado a esta inesperada demanda que requiere más de su ya escasa energía.  Marcos no nos dice cómo responden los discípulos, pero Jesús tiene compasión de la multitud, porque son “como ovejas que no tenían pastor” (v. 34).  Jesús tiene respuestas directas para los que buscan su propia satisfacción, pero también tiene un corazón blando por los necesitados.  Él “nunca parece molestarse por nuestras interrupciones, nuestra constante necesidad de su compasión y enseñanza.  Este texto afirma su extraordinaria disponibilidad” (Brueggemann, 436).  También afirma la profundidad de sus sentimientos por gente necesitada.  La palabra traducida “compasión,” esplanchnisthe, es también la palabra para entrañas – tripas, y describe un sentimiento de simpatía que comienza en la parte más profunda de una persona.

Las palabras “ovejas que no tenían pastor” (v. 34) nos recuerdan a Moisés pidiendo que Dios designara un líder para continuar guiando al pueblo después de él para que “la congregación de Yahaveh no sea como ovejas sin pastor” (Números 27:17).  Dios eligió a Josué, cuyo nombre es una variación del nombre Jesús.

“Ovejas que no tenían pastor” también nos recuerda de las palabras de Ezequiel al profeta, que dijo, “Y están derramadas por falta de pastor; y fueron para ser comidas de toda bestia del campo, y fueron esparcidas.  Y anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto: y en toda la haz de la tierra fueron derramadas mis ovejas, y no hubo quien buscase, ni quien requiriese” (Ezequiel 34:5-6).

Ovejas necesitan un pastor que les guíe por sendas seguras, que les ayude a encontrar comida, que les defienda contra el peligro, que les encuentre cuando se desvían, y que les devuelva al rebaño.  “Pastor” es una palabra que a menudo se utiliza en la Biblia como metáfora:

- Para reyes fieles o infieles, sacerdotes y profetas (2 Samuel 5:2; Salmos 78:70-72; Isaías 56:11-12; Jeremías 3:15; 10:21; 23:1-4; 50:6).

- Para Dios (Salmos 23:1-4; 28:9; 80:1; Isaías 40:11; Jeremías 31:10).

- Para Jesús (Mateo 26:31; Juan 10:11-18; Hebreos 13:20; 1 Pedro 2:25; Revelaciones 7:17).

- Para líderes de la iglesia (Juan 21:15; Hechos 20:28ff; 1 Pedro 5:2-4).  (Myers, 939-940).

Las palabras “ovejas que no tenían pastor” implican una reprensión sobre los líderes religiosos de su día, quienes han fallado en su papel como pastor.

Y Jesús “les comenzó a enseñar muchas cosas” (v. 34).  “Aquí el énfasis de Marcos en la enseñanza es evidente... Ahora, en respuesta a una multitud que seguramente busca un milagro, Jesús ofrece enseñanza” (Williamson, 126).  Marcos no nos da a entender, sin embargo, que la multitud esté decepcionada.  Como pronto veremos, seguirán viniendo (vv. 53-56).

Enseñanza (v. 34), alimentar (vv. 35-44), y sanar (v. 56) demuestran la preocupación de Jesús por el bienestar físico y espiritual de su gente.  Esto provee un modelo del ministerio que ha servido bien a la iglesia a través de los siglos.  Palabra y sacramento constituyen el centro de nuestro ministerio, pero pan y mantas son casi tan importantes.
En el evangelio de Marcos la multiplicación de los panes es muy importante. Aparece dos veces: aquí en Mc 6,35-44 y en Mc 8,1-9. Y Jesús mismo interroga a los discípulos respecto de la multiplicación de los panes (Mc 8,14-21). Por esto, vale la pena observar y reflexionar hasta descubrir en qué consiste exactamente esta importancia de la multiplicación de los panes.
Jesús había invitado a los discípulos a que descansaran un poco en un lugar desierto Mc 6,31). La gente se dio cuenta de que Jesús había ido a la otra orilla del lago, y fue detrás de él y llegó antes (Mc 6,33). Cuando Jesús, al bajar del barco vio aquella multitud que le esperaba, se entristeció “porque estaban como ovejas sin pastor”. Esta frase evoca el salmo del buen pastor (Sal 23). Al ver a la gente sin pastor, Jesús se olvida del descanso y empieza a enseñar, empieza a ser pastor. Con sus palabras orienta y guía a la gente en el desierto de la vida, y la gente podía cantar: “¡El Señor es mi pastor! ¡Nada me falta!” (Sal 23,1).

Va pasando el tiempo y empieza a oscurecer. Los discípulos están preocupados y piden a Jesús que despida a la gente. Piensan que allí en el desierto no es posible conseguir comida para tanta gente. Jesús dice: “Denles ustedes de comer.” Quedan asustados: “¿Tendremos que ir nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?” (Es decir, ¡el salario de 200 días!) Los discípulos tratan de buscar una solución fuera de la gente y para la gente. Jesús no busca una solución fuera de la gente, sino dentro de la gente y desde la gente. Y pregunta: “¿Ustedes tienen panes? ¿Cuántos? Vayan a ver.” La respuesta es: “Son cinco panes, y además hay dos pescados.” ¡Es poco para tanta gente! Jesús manda a la gente que se siente en grupos y pide a los discípulos que distribuyan los panes y los pescados. Todos comerán hasta saciarse.

Es importante notar cómo Marcos describe el hecho. Dice: “Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que los distribuyeran”. Esta manera de hablar ¿en qué hace pensar a las comunidades? Sin duda alguna les hace pensar en la eucaristía. Pues estas mismas palabras son usadas (hasta hoy) en la celebración de la Cena del Señor. Así, Marcos sugiere que la eucaristía ha de llevar a compartir. Es el pan de vida que da valor y lleva a enfrentar los problemas de la gente de forma distinta, no desde fuera, sino desde dentro de la gente.

En la manera de describir los hechos, Marcos evoca la Biblia para iluminar el sentido de los hechos. Fue Moisés el que primero dio de comer a la multitud hambrienta en el desierto (cf. Ex 16,1-36). Y el hecho de pedir que la gente se organice en grupos de 50 y 100 recuerda el censo del pueblo en el desierto después de la salida de Egipto (cf. Núm, cap. 1 a 4). Marcos sugiere así que Jesús es el nuevo Mesías. La gente de las comunidades conocía el Antiguo Testamento, y a buen entendedor, pocas palabras. Así que ellos fueron descubriendo el misterio que rodeaba a la persona de Jesús.

 09 de Enero
Marcos 6,45-52
Después de la multiplicación de los panes (evangelio de ayer), Jesús obliga a los discípulos a subir a la barca. ¿Por qué? Marcos no lo explica. El Evangelio de Juan nos dice lo siguiente. Según lo que esperaba la gente de aquel tiempo, el Mesías iría a repetir el gesto de Moisés que había alimentado al pueblo en el desierto. Por esto, ante la multiplicación de los panes, la gente concluye que Jesús debía de ser el Mesías esperado, anunciado por Moisés (cf. Dt 18,15-18) y quiso hacer de él un rey (cf. Jn 6,14-15). Esta manifestación de la gente era una tentación tanto para Jesús como para los discípulos. Por esto, Jesús los obliga a embarcar: Quería evitar que se contaminasen con la ideología dominante, pues la “levadura de Herodes y de los fariseos” era muy fuerte (Mc 8,15). Jesús mismo se enfrenta a la tentación por medio de la oración.

Marcos describe con arte los acontecimientos. Por un lado, Jesús sube al monte para rezar. Por otro lado, los discípulos bajan hacia el mar y entran en la barca. Parece un cuadro simbólico que prefigura el futuro: es como si Jesús subiese ya al cielo, dejando a los discípulos solos en medio de las contradicciones de la vida, en la frágil barquita de la comunidad. Era de noche. Ellos estaban en alta mar; todos juntos en la pequeña barca, queriendo avanzar remando, pero el viento era contrario. Estaban cansados. Ya era el amanecer, esto es, de madrugada: entre las 3 y las 6. En el tiempo de Marcos, las comunidades eran como los discípulos. ¡Noche! ¡Viento contrario! No consiguen nada, ¡a pesar de todo el esfuerzo que hacen! Pero él estaba presente y fue hacia ellas, pero ellas, las comunidades, al igual que los discípulos de Emaús, no le reconocieron (Lc 24,16).

En tiempo de Marcos, entorno al año 70, la pequeña barca de las comunidades se enfrentaba con un tiempo contrario tanto de algunos judíos convertidos que querían reducir el misterio de Jesús a profecías y figuras del Antiguo Testamento, como de algunos paganos convertidos que pensaban que fuera posible una cierta alianza de la fe en Jesús con el imperio. Marcos trata de ayudar a los cristianos a que respetasen el misterio de Jesús, a que no reluciesen a Jesús a sus propios deseos e ideas.

Jesús llega caminando sobre las aguas del mar de la vida. Ellos gritan porque tienen miedo, porque piensan que se trate de un fantasma. Como en la historia de los discípulos de Emaús, Jesús hace como que quiere seguir adelante (Lc 24,28). Pero el grito de los discípulos hace que cambie de rumbo, se acerca y dice: “¡Animo, no tengan miedo! ¡Soy yo!” Aquí, de nuevo, quién conoce la historia del Antiguo Testamento, recuerda algunos hechos muy importantes: (1) Recuerda que la gente, protegida por Dios, atravesó sin miedo el Mar Rojo. (2) Recuerda como Dios, al clamor de Moisés, declaró varias veces su nombre diciendo: “¡Soy yo!” (cf. Ex 3,15). (3) Recuerda además el libro de Isaías que presenta la vuelta del exilio como un nuevo éxodo, en el que Dios aparece repitiendo numerosas veces: “¡Soy yo!” (cf. Is 42,8; 43,5.11-13; 44,6.25; 45,5-7). Esta manera de evocar el Antiguo Testamento, de usar la Biblia, ayudaba a las comunidades a percibir mejor la presencia de Dios en Jesús y en los hechos de la vida. ¡No tengan miedo!

Jesús sube a una barca y el viento se detiene. Pero el espanto de los discípulos, en lugar de terminar, aumenta. El evangelista Marcos hace un comentario crítico y dice: “Pues ellos no habían entendido lo de los panes: su corazón quedaba totalmente cerrado” (6,52). La afirmación corazón cerrado evoca el corazón endurecido del faraón (Ex 7,3.13.22) y del pueblo en el desierto (Sal 95,8) que no querría escuchar a Moisés y pensaba solamente en volver a Egipto (Núm 20,2-10), donde había pan y carne a saciedad (Ex 16,3).


10 de Enero
Lucas 4,14-22ª
VERSOS 14-16ab: Jesús enseñaba en las sinagogas de ellos



14Impulsado por el Espíritu, Jesús volvió a Galilea, y su fama se extendió por toda la comarca. 15Enseñaba en sus sinagogas, respetado de todos.

16Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre, entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura.

Los versículos 14-15 servir de transición entre la tentación de Jesús y su aparición en la sinagoga de Nazaret.

"Y Jesús volvió en el poder del Espíritu Santo" (v.14a). Lucas nos dice que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo (1:35) - y que Zacarías, lleno del Espíritu Santo, profetizó acerca de Jesús que Dios "nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de su siervo David "(1:69) - y que el Espíritu Santo se posó sobre Simeón, mientras sostenía al niño Jesús en sus brazos y alabó a Dios por lo que le permite ver la salvación de Dios (2:27-30) - y que el Espíritu descendió sobre Jesús en su bautismo (3:21-22) -, pero ahora considera que es importante para recordarnos una vez más que el ministerio de Jesús es el Espíritu de potencia.

"A Galilea" (v.14b). Galilea, la provincia más al norte del pueblo judío, ha estado a la vanguardia de este Evangelio desde el principio. Fue en Galilea, donde el ángel le dijo a María que ella había hallado gracia delante de Dios y daría a luz un hijo a quien llamaría Jesús (1:26 ss.). José y María se fueron de Nazaret de Galilea, donde vivían, a Belén para ser inscritos en el censo (ff 2:4.). José, María y Jesús volvieron a Galilea después del nacimiento de Jesús (2:39). Lucas nos dice que Herodes fue el gobernante de Galilea (3:1).




Galilea es significativa debido a su insignificancia. Jesús no creció en Jerusalén, el centro de la vida judía y la práctica religiosa. En cambio, creció en Galilea, el interior del país, un lugar donde muchos gentiles vivían - un lugar sin importancia, en cuanto a las élites religiosas se refiere. Se llevará a cabo la mayor parte de su ministerio en Galilea. Lucas cuenta que las mujeres que observan la  crucifixión y entierro de Jesús son de  Galilea (Lucas 23:49; 23:55).



"Y se difundió su fama por toda la zona circundante" (v. 14c). Este es el primero de varios informes de personas que fueron sorprendidos por Jesús y su creciente fama (4:32, 36-37; 5:15; 7:17; 9:43).



"Enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos" (v. 15). Culto judío se celebra en el templo de Jerusalén y en las sinagogas en cada comunidad. Adoración en el templo se centra en el ritual y sacrificio, adoración en la sinagoga consiste en oraciones, lecturas bíblicas y la enseñanza. Para la mayoría de los judíos, el culto del templo es algo que experimentan, como mucho, un par de veces al año. Muchos judíos sólo pueden aspirar a hacer una peregrinación a Jerusalén en su vida. Sinagogas locales satisfacen su necesidad de adoración regular. Debido a la influencia de las sinagogas, el culto judío "se movió más y más desde el reino de culto y de los actos exteriores hacia el cultivo de la mente y del corazón y de la conciencia moral" (Bowie, 89). Sinagogas influirán fuertemente en la adoración cristiana primitiva.




Este versículo deja claro que el ministerio de Jesús ya estaba en marcha antes de su visita a la sinagoga de su ciudad natal infancia en Nazaret. No sabemos lo que él había hecho en las sinagogas o lo que él había enseñado, pero un comentario más adelante en este sermón nos dice que él ha hecho un trabajo impresionante en Cafarnaúm, su ciudad natal como un adulto (4:23).




"Vino a Nazaret, donde se había criado" (v. 16). Mateo nos dice que, al comienzo de su vida adulta, Jesús se ha movido desde Nazaret a Cafarnaúm (Mateo 4:13), por lo que su visita a Nazaret es sólo eso - una visita. Algunas personas se sentirán orgullosos de él - los demás curioso - otros despectivo o celoso
.



"Él entró, según su costumbre, en la sinagoga el día de sábado" (v. 16a). Lucas establece arraigo profundo de Jesús en la tradición religiosa judía y su fidelidad a la sinagoga y la observancia del sábado. El centro de culto judío históricamente era el templo en Jerusalén. Sin embargo, durante el exilio de Babilonia y de la Diáspora (la dispersión geográfica de los Judíos), Judíos establecido  en sinagogas locales adoraban regularmente. Si bien el énfasis de la adoración en el templo era el sacrificio de animales, la sinagoga culto centrado en la enseñanza y la oración.


 "Como era su costumbre" (v. 16a) es una frase preñada de significados. Con la circuncisión, purificación y presentación en el templo (2:21-24) y las visitas anuales al templo (2:41-51), Lucas ha establecido que María y José eran judíos observantes de las tradiciones religiosas. Seguramente levantaron a Jesús desde la infancia en la sinagoga, que lo conecta con la tradición judía, de forma que hizo de las sinagogas un punto de partida natural para su ministerio. Su fidelidad al levantar a Jesús dentro de esta tradición ayudó a dar forma a la persona que era, y es una parte importante de nuestra historia de salvación.

La relación de Jesús en la sinagoga ya ha dado sus frutos. Al principio de este capítulo, Jesús fue tentado en el desierto. Él respondió al tentador: "Escrito está!" Había aprendido de las Escrituras en la sinagoga, y se convirtió en su espada y su escudo cuando se enfrenta al diablo. Hay una lección importante aquí. Todos tenemos experiencias de desierto, ya sea la tentación, dolor, o alguna otra adversidad.





VERSÍCULOS 16c-19: El Espíritu del Señor está sobre mí



16c y se levantó a leer. 17El libro del profeta Isaías fue entregado a él. Abrió el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito:

18 "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a proclamar la liberación a los cautivos,
recuperación de la vista a los ciegos; para ofrecer a los abatidos,
19y a proclamar el año de gracia del Señor”.

"Y se levantó a leer. El libro del profeta Isaías fue entregado a él" (v. 16c-17). Este es nuestro más antiguo relato detallado de adoración en la sinagoga. La lengua es el arameo, la lengua de los judíos ordinarios durante toda la vida de Jesús. Una porción de la Torá que se lee en hebreo, y un Targum o explicación que se da en arameo, seguida de una lectura de los Profetas con la explicación. Otros elementos de culto incluiría la recitación del Shema (Deuteronomio 6:49), las Dieciocho Bendiciones, salmo, y una bendición (Evans, NIBC, de 73 años, Bock, 88; Stein, 155)
Hay una cierta pregunta si Jesús sigue un leccionario o selecciona su propio texto. Hay algunas pruebas de que la Ley se lee en un ciclo, pero que el lector elige la lectura de los Profetas (Gilmour, 90). "Él... encontró el lugar donde estaba escrito" (v. 17) suena como si Jesús elige a su propia lectura.
En la sinagoga, no hay un clero profesional. El presidente de la sinagoga invita a alguien a hacer comentarios sobre las escrituras. Mientras que las personas son más bíblicamente instruidas que la mayoría de los fieles de hoy, la mayoría de los comentarios probablemente sería recitado  de memoria, de las lecciones aprendidas en la escuela de la sinagoga. La cuestión principal es que el lector lo haga bien. El suspenso principal sería si alguien va a tener que corregirlo. Cuando Jesús habla, es una experiencia muy diferente, porque él habla con autoridad (4:32).




"El Espíritu del Señor está sobre mí" (v. 18a; véase también el versículo 14). Jesús cita sobre todo de Isaías 61:1-2. La frase "dar vista a los ciegos" no se cita directamente del Antiguo Testamento, pero parece estar inspirada en Isaías 35:5 o 42:7. La frase, "para entregar a los abatidos", es de Isaías 58:6. Jesús omite Isaías 61:2 b, que habla de "el día de venganza de nuestro Dios", porque el énfasis de su homilía Nazaret es la salvación, no el juicio. Este "acuerdos con dos etapas de Lucas escatología de Jesús - la salvación ahora, el juicio en el futuro" (Nolland, 198).
"Él me ha ungido" (v. 18). Jesús fue ungido en su bautismo, cuando el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma y la voz del cielo dijo: "Tú eres mi Hijo amado. En ti tengo complacencia" (3:22). Él fue ungido "no con óleo, como los reyes de Israel en tiempos antiguos había sido, sino por el Espíritu de Dios. Esto lo convierte en el ungido, o el Mesías, en un sentido muy especial"

 "Tannehill... ha argumentado que la unción de Jesús... es real, no simplemente profético.... Es la unción que hace de Jesús el Mesías-, y en que se presenta como el Mesías, Jesús es presentado como sucesor de David, Israel tan esperado rey "(Evans, NIBC, 73 - refiriéndose a los libros Tannehill, la unidad narrativa de Lucas-Hechos:. Una interpretación literaria, Vol. 1, 58-63). Jesús fue ungido, no sólo como un profeta para traer buenas noticias, sino también fue ungido como el Mesías de actuar - "para entregar a los abatidos" (v. 18). "Jesús es el que trae, no sólo el heraldo de la salvación" (Stein, 156).



"Para dar buenas nuevas a los pobres" (v. 18b). ¿Está Jesús hablando de la pobreza espiritual o económica? Es casi seguro que hablando de extranjeros, personas de baja condición social, las personas vulnerables - si sus problemas se derivan de la pobreza económica u otras causas. "Al dirigir su buena nueva a esta gente, Jesús... (Afirma) que incluso estos" foráneos "son los objetos de la gracia divina" (Green, 211). "Este tema es una de las principales en la primera mitad del Evangelio (ver 6:20; 7:22; 14:13, 21; 16:20, 22)" (Johnson, 79). De hecho, en el versículo 18, Jesús habla acerca de su misión a los pobres, los cautivos, los ciegos y los oprimidos, las categorías que indican la amplitud de su preocupación por las personas que lo necesitan.



"Proclamar la liberación a los cautivos" (v. 18c). Lucas ilustra lo que esto significa para el primero de los milagros de Jesús en este Evangelio - la limpieza de un hombre poseído por un demonio (vv. 31-37). "Estar bajo la opresión demoníaca es como estar atrapado en una prisión de dolor y desesperación. Jesús ofrece liberación de dolor y desesperación oscura" (Bock, 90). Si bien tendemos a no creer en los demonios hoy, nos enfrentamos a diario con historias de comportamiento demoníaco.

Los cautivos también incluirían a las personas presas por deudas, otra consecuencia de la pobreza.

"Recuperación de la vista a los ciegos" (v. 18d). En este Evangelio, Jesús devuelve la vista a los ciegos (7:21-22; 18:35-43), y también le dirá a la gente orgullosa de "pedir a los pobres, el mutilado, a los cojos ya los ciegos" para llegar su banquete mesa (14:13).

Interés de Jesús no se limita a la visión física, sino que abarca también la visión espiritual (6:41-42; 7:44; 8:16; 9:27; 10:23; 11:33; 12:54-56; 17 : 22; 21:27-31). Más tarde, Jesús dará Saulo / Pablo su misión - "para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban la remisión de los pecados y una herencia entre los santificados por la fe en mí "(Hechos 26:18 - también escrito por Lucas). El énfasis en este versículo claramente tiene que ver con la visión espiritual.



"Proclamar la liberación a los cautivos" (v. 18e). ¿Es exagerado decir que sólo los que tienen opresión experimentado puede apreciar completamente lo que significa ser libre.
 "Y para proclamar el año de gracia del Señor" (v. 19). Isaías escribió estas palabras originalmente como un estímulo para el pueblo judío en el exilio. "La descripción de Isaías de un período de gracia y de salvación para Sion ahora se utiliza para anunciar el tiempo de Jesús, y el nuevo modo de salvación que ha de venir en él" (Fitzmyer, 533).



"El año de gracia del Señor" (v. 19). Esto podría referirse al año del Jubileo. La Torá requiere que las personas judías, cada año sabático, para perdonar deudas y liberar a los esclavos (Éxodo 21:1-6; 23:10-11; Deuteronomio 15:1-18). El año jubilar es un año sabático-sabbath, es decir, siete veces siete años. La Torá requiere que los judíos, en el Año del Jubileo, devuelvan las tierras ancestrales a los dueños originales (Levítico 25:8-17). Con este requisito, Dios mostró su preocupación por la gente en el extremo inferior del espectro económico. Estas disposiciones tienen por objeto reducir la desventaja de los pobres - para asegurarse de que los ricos no pueden acumular toda la tierra y consolidar todo el poder. Se trata de una disposición que debe alegrar los corazones de cualquiera que lo necesite, pero "el año de gracia del Señor" sugiere que la oportunidad es limitada en el tiempo. Ellos / Nosotros debemos aceptar la gracia mientras esté disponible.

Estos versículos de Isaías, son para Jesús - su declaración de misión - su faro guía. Isaías 61 es una canción de siervo, y proclama que el Mesías traerá alivio a los desposeídos. También es la misión de la iglesia. A lo largo de Lucas-Hechos, vamos a ver a Jesús y la iglesia trayendo buenas noticias, anunciando la liberación, la restauración de la vista, y la liberación de los oprimidos. Es también nuestra misión. Jesús llama a su iglesia a amar lo desagradable y para servir a los indignos. No es un discipulado cómodo.

La buena noticia no es posesión exclusiva de los pobres, los ciegos y los oprimidos. Ellos, sin embargo, escuchan el Evangelio con más gusto que otros, porque tienen mucho que ganar y poco que perder. El statu quo no tiene dominio sobre ellos. Los ricos, los poderosos, y los que creen ver con claridad, no será tan receptivos. Ellos, de hecho,  son los que matan a Jesús. En este Evangelio, Jesús habla a menudo acerca de los ricos (1:53; 6:24; 12:16-21; 14:12-13; 16:1-9; 16:19-31; 18:18-25; 19:1-10; 21:1-4). Con la excepción de Zaqueo (19:1-10), tales referencias son negativos. Jesús advierte: "Porque es más fácil para un camello entrar por el ojo de un aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios" (18:25). El pueblo judío no está en condiciones de trazar su propio curso o para determinar su propio destino. Con respecto al poder político, la nación es pobre, cautivo, y oprimido. Necesitan desesperadamente la salvación que Jesús promete.

Sin embargo, el pueblo de Nazaret va a rechazar el evangelio de Jesús, porque su visión se extiende a los gentiles, así como Judíos (vv. 22-30). Jesús ha venido a devolver la vista a los ciegos (v. 18), pero la gente de Nazaret insiste en preservar su visión estrecha.



 VERSÍCULOS 20-21: hoy, esta Escritura se ha cumplido


 20Lo enrollo, se lo entregó al empleado y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. 21El empezó diciéndoles: "Hoy  en presencia vuestra, se ha cumplido esta Escritura."


"Y se sentó" (v 20). En el servicio de la sinagoga, la gente tendría la posibilidad de leer las Escrituras y sentarse para enseñar.

"Hoy esta Escritura se ha cumplido delante de vosotros" (v. 21). La predicación de Jesús se inicia con la palabra "hoy".
• Hoy en día el Espíritu del Señor está sobre mí.
• Hoy os traigo buenas nuevas a los pobres.
• Hoy proclamar la liberación a los cautivos y dar vista a los ciegos.

 • Hoy dejo libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
"A lo largo de estos dos volúmenes (Lucas y Hechos), nunca" hoy "se le permite convertirse en" ayer "o se deslice de nuevo en un vago 'algún día'" (Craddock, Interpretation, 62).
"Hoy esta Escritura se ha cumplido delante de vosotros." Esto es, muy posiblemente, el más corto sermón del mundo, pero con un montón de retos. El pueblo de Israel ha esperado durante siglos por el cumplimiento de las promesas que Dios hizo a lo largo de su historia, comenzando con Abraham (Génesis 12:1-3). Ahora Jesús declara que la espera ha terminado - que ha llegado el día - que las promesas se cumplen - que la salvación está cerca! Esta es una buena noticia (v. 43).
El cumplimiento de esta escritura comenzó con la vida, muerte y resurrección de Jesús, sino que continúa en la vida de la iglesia hoy. En todo el mundo, la Iglesia está trayendo buenas noticias a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos, lo que ayuda a los ciegos a recuperar la vista, ayudando a liberar a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (vv. 18-19). La iglesia puede ayudar a Jesús a cumplir lo que él identifica en estos versículos como una parte fundamental de su misión.


11 de Enero
Lucas 5,12-16
Esta es la historia de un leproso, totalmente desconocido, no sabemos su nombre, de donde viene, tampoco la edad, pero de lo que si estamos seguros es que su forma de vivir no era de lo mejor, para que usted se haga una idea un leproso era ceremonialmente inmundo, tenía que vivir fuera de los poblados y debía gritar “¡inmundo!” Cuando alguien se acercaba.
No solo sufría con las llagas que tenía que soportar en su piel, sino el desprecio y la soledad que conllevaba tener este tipo de enfermedad.

Sin embargo este hombre, tuvo una reacción fuera de lo que era común, por supuesto que esta enfermedad, terminaba dañando con la dignidad de la gente, muchos de ellos terminaban muriendo solos en el desierto. Vemos en él, ciertas actitudes dignas de imitar en la búsqueda de respuestas de parte de Dios.


Primero vemos la forma en que se presenta delante del Señor, v,12 “El cual viendo a Jesús, se postro con el rostro en tierra y le rogó”, esta expresión daba a conocer la humillación que este hombre demostraba delante del Señor, la escritura dice en Lucas 18:14 “Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”, este principio será utilizable en cualquier circunstancia, no importara el momento que estés viviendo, humíllate delante del Señor y veras resultados positivos para tu vida.
Lo segundo que añade la escritura es que el “le rogó”, esto significa “Llamar en auxilio de uno” como sinónimo encontramos implorar, clamar, es llamar intensamente por socorro a Dios, ¿Cómo pide usted?, ¿de qué manera se acerca a Dios en momentos difíciles?, la escritura dice “Clama a mí y yo te responderé”, porque aun corazón contrito y humillado jamás despreciara el Señor.


EL Salmo 34:6 dice; “Este pobre clamo, y le oyó Yahaveh, y lo libro de todas sus angustias, y los versículos 17, 18, 19 “Claman los justos, y Yahaveh oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Yahaveh a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librara Yahaveh”.
Es decir que un corazón entristecido por el dolor, y en humillación a Dios será la clave para recibir una respuesta positiva de Dios.
Tercero reconoce que su sanidad depende de El Señor, v 12 en su última parte dice; “Señor, si quieres, puedes limpiarme”, aquí vemos en toda su plenitud este reconocimiento que le da al Señor, vemos que le llama Señor esto es kirios, que significa la posesión de poder o autoridad, esto se traduce como amo o señor, da la idea de un amo a quien ha de prestarle servicio por cualquier razón, o a un emperador o rey
.

Usted puede imaginar el sentido con el que este hombre le llamo Señor a Jesús, no es un hombre religioso, no es un lector de la ley de Moisés, sin embargo entiende el concepto de autoridad que tiene el Señor Jesucristo, cuántos de nosotros teniendo todo el conocimiento, solo tenemos a Jesús como Salvador olvidándonos de que él también es Señor, es autoridad en nuestras vidas, sin su voluntad ni una hoja se mueve, él tiene el control total de nuestras vidas,

Las frases que siguen al termino Señor son; “Si quieres puedes limpiarme”, esta expresión significaba “si quieres puedes sanarme”, vemos que el leproso le dejó al Señor la decisión de la sanidad, no le dijo ¡sáname!, si no que apeló a la voluntad del Señor, a la soberanía de Dios, a la libre decisión de actuar de parte de Dios con respecto a nosotros, cuanta falta nos hace tener esta actitud, olvidamos que no es el Señor el que está a la orden nuestra, sino que por el contrario nosotros hemos de estar a su disposición, cuantas personas tratan de chantajear al Señor o simplemente de darle ordenes como si fuera el genio de la lámpara que está programado para cumplir cualquier orden que se nos ocurra, creo que debemos actuar más seguido de esta manera. Cuál fue el resultado de todo esto, me imagino la respuesta del Señor, puedo escuchar su dulce voz respondiéndole “¡quiero! sé sano”, este quiero del Señor encierra todo el amor, todo el deseo de Dios por hacernos bien, encierra la misericordia de Dios, la compasión que tiene para quien actúa de esta manera, al soberbio lo mira de lejos, pero al humilde le da gracia esto es actuar a favor para con ese creyente, ¿usted quiere que el favor de Dios sea una realidad en usted?, ¿quieres ver un respuesta positiva a la dificultad que hoy estás viviendo?, preséntate con humildad, en humillación delante del Señor. 
12 de Enero
Juan 3,22-30
Ahora, Jesús ha terminado de hablar con Nicodemo, y la escena cambia hacia los campos de Judea, donde Jesús y sus discípulos están bautizando (aunque Juan 4:2 dice que "Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos"). Versículo 22: "Después de esto  Jesús fué con sus discípulos a la región de Judea, donde pasó algún tiempo con ellos bautizando".  Esta es parte de la forma en que Jesús reunía seguidores: ellos indicaban su arrepentimiento y fe en el bautismo.
Entonces, el versículo 23 introduce nuevamente a Juan Bautista y nos prepara para la idea central de esta sección. Versículos 23-24: "También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y la gente iba y era bautizada.  Esto sucedió antes que metieran a Juan a la cárcel".  Así que la situación se plantea de esta forma: El grupo de hermanos de Jesús está bautizando y el grupo de hermanos de Juan está bautizando.
Por alguna razón, esta situación provoca una disputa acerca de la purificación entre los discípulos de Juan y cierto judío. Versículo 25: "Pero algunos de los seguidores  de Juan comenzaron a discutir con un Judío sobre el asunto de la purificación, y la disputa parece haber surgido a causa de los dos grupos de bautizadores.
Es todo lo que se nos dice. El debate nunca fue descrito. De hecho, cuando los discípulos de Juan vienen a Juan con el problema, éste ni siquiera parece tener que ver con la purificación. Versículo 26: "Y fueron a decirle a Juan: Maestro, el que estaba contigo al este del Jordán, de quien tu no hablaste, ahora está bautizando y todos lo  siguen".
Entonces, ¿cuál era la disputa acerca de la purificación? Sólo podemos suponer. Quizás fue algo así: Un judío dice a los discípulos de Jesús: "Miren, ustedes están bautizando muchas personas. Parece una especie de baño o purificación. Pero cada vez más personas están dejándoles y están yendo hacia aquel otro grupo que se reúne alrededor de Jesús. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el bautismo de Él y el de ustedes? ¿El de Él funciona, y el de ustedes no? ¿Acaso el bautismo de Jesús hace personas puras, y el de ustedes no?"
Una Nueva Dirección en la Conversación
Quizás la disputa relativa a la purificación era algo así. No parece ser el problema principal en los versículos siguientes. Nunca más es mencionada. Sólo parece que dio lugar a una situación y luego desapareció.  Pero puede que no haya sido así. Veremos.
Lo que sí dicen los versículos 27-30, es que Juan el Bautista lleva la conversación en una dirección que nada parece tener que ver con la purificación y sí parece tener mucho que ver con Jesús (como novio), y con quién es Juan (como amigo del novio), y con qué está sucediendo en sus ministerios (mientras la novia se aleja de Juan y va hacia el novio), y especialmente con cómo responde Juan a toda esta situación en su corazón.
Juan el Bautista Aparece Nuevamente
Ahora, para comprender que está sucediendo en este pasaje, deténgase, y pregunte conmigo por qué Juan, el escritor de este Evangelio, menciona nuevamente a Juan el Bautista. Recuerde que hay cientos y cientos de verdades que pueden ser mencionadas acerca de Jesús y que Juan está omitiendo. Recuerde Juan 21:25: "Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo,  que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían".
Entonces por qué, justo aquí, después de la conversación con Nicodemo, Juan menciona nuevamente a Juan Bautista para decir en el versículo 28: "Yo no soy el Cristo", y para decir en el versículo 29 'yo no soy el novio, sólo soy un amigo del novio', y para decir en el versículo 30: "Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya".
El Gozo de Juan Ante el Crecimiento de Jesús
Ya hemos escuchado ese tema. Juan 1:8: Él no es la luz. Juan 1:20: Él no es el Cristo. Juan 1:21: Él no es Elías y no es el profeta. Juan 1:23: Él sólo es una voz que clama en el desierto. Juan 1:27: Él no es digno de desatar las sandalias de Jesús. Y muchas más. Juan ya se ha humillado a sí mismo y ya ha exaltado a Cristo. ¿Por qué el escritor le menciona nuevamente aquí para que haga nuevamente lo mismo (humillarse y exaltar a Jesús)?
Este es el motivo que creo que tiene Juan. Juan no sólo se repite a sí mismo. Aquí hay nuevos aspectos que dice y nuevas emociones expresadas. Mi respuesta a por qué Juan el Bautista es mencionado nuevamente aquí, con estas palabras, es que él representa un tipo de respuesta a lo que Jesús había acabado de decir, que confirma a Jesús, y responde de corazón, en una forma en que muchos (en aquella época y en la actualidad) encuentran incomprensible, esto es, gozarse al disminuir él y crecer Jesús.
La Atención Va Hacia Jesús
Vea cómo el versículo 29 enfatiza el gozo de Juan el Bautista: "El amigo [que es Juan] del novio [Jesús], que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado”. Esas son palabras fuertes: "se alegra en gran manera" y este gozo mío se ha completado". Gran alegría. Gozo completo. Y todo, ¿a qué se debe?
El novio recibe toda la atención. Las cámaras destellan todas en esa dirección. Todo el arroz vuela en esa dirección. La luna de miel está en esa dirección. Y nadie mira hacia atrás hacia la voz silenciosa sentada en los escalones de la iglesia. La voz del novio, la voz del pastor, ha reemplazado la voz clamando en el desierto. En unos pocos meses, la espada de Herodes, silenciará totalmente la voz de Juan (vea el versículo 24). ¿Y la respuesta de Juan a esta disminución de la atención, a este decrecimiento?: Este gozo mío se ha completado (versículo 29).
Cuando Jesús Crece, Crece el Gozo
Pero Juan Bautista dice en los versículos 29-30: "Y por eso, este gozo mío se ha completado. Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya". Cuando Jesús se vuelve mayor en el mundo, y yo me vuelvo menor en el mundo, mi gozo crece. Y cuando éste es el propósito del mismo Jesús, no es egomanía. Es amor.
Así que mi respuesta a la pregunta de por qué Juan el Bautista es mencionado nuevamente aquí, es que se le menciona para ilustrar una respuesta gozosa a las verdades radicales que Jesús había estado diciendo a Nicodemo acerca de sí mismo, y acerca de la obra soberana de Dios en la salvación. Usted podría llamarle una respuesta gozosa a la soberana autoexaltación de Dios.
¿Cómo Responderá Juan?
Demos un vistazo más de cerca para ver más detalladamente la relación. Jesús había dicho en el versículo 21, que a diferencia del hombre que amaba las tinieblas y odiaba la luz, el hombre que practica la verdad  "viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios". En otras palabras, una de las características principales de la persona que ha nacido de nuevo, es que anhela que su nuevo nacimiento sea visto, sus nuevas obras, sus nuevas actitudes, sus nuevas emociones, que "han sido hechas en Dios”. Es decir, en el poder de Dios.  Él anhela mostrar claramente que esta novedad es una obra de Dios, una obra de gracia soberana.
Vea ahora cómo las palabras de Juan Bautista se relacionan con estas declaraciones. Los discípulos de Juan dicen al final del versículo 26 que Juan está perdiendo seguidores: "todos van a Él" ¿Cuál será la respuesta de Juan?
Este es el Plan de Dios
Versículo 27: "Juan les dijo: Nadie puede tener nada, si Dios no se lo da.” Su respuesta es que la razón por la que estas personas le están abandonando y están yendo tras Jesús, es que Dios los está entregando a Jesús. "Un hombre no puede recibir nada (y mucho menos una multitud) si no le es dado del cielo (es decir, de Dios)". Esta es la idea central del versículo 21: las personas que vienen a Jesús anhelan mostrar con claridad que Dios les ha dado para Jesús. Esto es exactamente lo que vimos la última vez en Juan 6:37: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí".
En otras palabras, estas palabras de Juan el Bautista están aquí porque subrayan y confirman la obra soberana de Dios (de que habló Jesús en Juan 3:21 y 3:8), en las personas que vienen a Cristo. Juan dice: 'ustedes se preguntan por qué se alejan de mí y van hacia Cristo—Dios lo está haciendo. Está dándolos a su Hijo (6:37, 44, 65). Y será manifiesto que van porque el poder de Dios los lleva'.
Entonces, en el versículo 28, Juan dice a sus discípulos que ésta no es una sorpresa, porque Dios le envió para esto mismo, para que las personas le dejen a él y vayan a Cristo. Versículo 28: "Ustedes mismos me oyeron decir claramente “que Yo no soy el Mesías, sino uno que ha sido enviado delante de Él”. Dios mismo le envió para esto. Este era el plan de Dios.  Reunir a un pueblo y luego entregarlo. Levantarse como una estrella en el desierto, y luego desintegrarse como un meteorito. Ese es el plan. Juan lo sabe. Y está ocurriendo, su gozo crece.
La Voz del Novio
Entonces, Juan nos sorprende por completo con una nueva ilustración en el versículo 29 En una boda"El que tiene la novia es el novio;  y el amigo del novio, que está allí y lo escucha, se llena de alegría al oírlo hablar.  Y por eso, así también mi alegría es ahora completa”.
¿Por qué se menciona la voz del novio? ¿Por qué el amigo del novio (Juan el Bautista) se regocija grandemente al escuchar la voz del novio? Quizás sólo porque su voz implica que él está allí. Y el amigo está contento de que Él esté allí. Pero sospecho que es más que eso. Juan Bautista se describió a sí mismo en Juan 1:23 como "la voz" que clama en el desierto. Su propia voz había reunido un pueblo. Pero ahora todos están dejándole  y está yendo a Jesús. ¿Por qué? Porque están oyendo otra voz. Una voz más grande. Una voz más potente. "las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera.  . . . las ovejas lo siguen porque conocen su voz" (Juan 10:3-4).
El novio tiene a la novia porque la novia oye una voz, y la novia conoce la voz de su esposo. Y abandona a Juan y va a Jesús. Juan se regocija en la voz del novio, no sólo porque el novio esté aquí, también porque la voz congrega a la novia, y la congrega lejos de Juan. Por esta razón las próximas palabras de su boca, en el versículo 30, son: "Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya". Es necesario que sea así. Y en esto yo (Juan el Bautista), me regocijo.
El Necesario Divino
El "necesario" del versículo 30 es muy importante. Es el necesario de Dios. Es el necesario de un plan divino. En el versículo 27, Dios da personas a Jesús, y ellas abandonan a Juan el Bautista, y van a Jesús. Esta es la obra de Dios. Es parte del "necesario" del versículo 30.
Y, en el versículo 28, Dios envía a Juan, no para que sea el Cristo, sino para que vaya delante de Él y señale al Cristo. Así que el plan de Dios es que Juan reúna un pueblo y luego lo aparte de sí, para darlo a Jesús. Es parte del "necesario" del versículo 30.
La Voz Superior de Jesús
Entonces, en el versículo 29, Juan se enfoca en la voz del novio. Esta voz es superior a su propia voz. Esta voz resucita muertos (5:25; 11:43). Esta voz es conocida por todas las ovejas, y ellas le siguen (10:3-4). Esta voz corteja y conquista a la novia.  Ella conoce a su esposo, y va a Él. El que tiene la novia es el novio. Sabemos que ella no debiera ir a otro. Ésta es la obra de Dios. Es parte del "necesario" del versículo 30.
De modo que Juan resume la obra de Dios en el versículo 30: "Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya". Es necesario. Este es el plan de Dios. El Hijo de Dios, el novio, será exaltado. Él será glorificado. Él crecerá ante los ojos de los hombres. O, como dice el versículo 21, será manifiesto que la nueva obra de todo su pueblo es su obra.
Ver la Respuesta de Juan - E Imitarla
Y contrario a toda naturaleza humana ordinaria, esta es la razón por la cual Juan el Bautista se regocija con gran alegría, y dice que su gozo ha sido finalmente completado. Versículos 29-30: "se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso,  este gozo mío se ha completado. Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya".
Por esto es que Juan, el escritor de este evangelio, registra estas palabras aquí. Nicodemo fue sorprendido por la soberanía de Dios que exalta a Cristo en el nuevo nacimiento. Juan la vio y se enamoró de ella: 'Un hombre no puede recibir nada si no le es dado del cielo (versículo 27). Y hacia allá va la novia, alejándose de mí y yendo a Jesús, así que ésta es una obra del cielo. Ésta es la glorificación del Hijo, el Pastor, el Novio, la Voz soberana. Él crece, yo disminuyo. Y ésta es la plenitud de mi gozo'.
Esto es lo que Juan, el escritor del Evangelio, quiere que veamos. Y seamos.
¿Qué Hay Con la Purificación?
Una última observación. Todo comenzó en el versículo 25 por una discusión acerca de la purificación. Versículo 25: "Surgió entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación." ¿Juan Bautista no tenía algo que decir acerca de la purificación? ¿Simplemente la dejó atrás?
Juzgue usted. Si Juan Bautista se hubiera referido a Jesús como lo hizo en 1:29: "He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo," diríamos, ¡helo aquí! Esta es la relación con la purificación del pecado. El Cordero es sacrificado por los pecadores y los purifica de sus pecados.
La Esposa Purificada del Cordero
Pero en lugar de eso, en el versículo 29, Juan habla de Cristo como el novio, y de la iglesia como de la novia. Pero, ¿hay en la mente de Juan (de los dos Juanes, el escritor y el Bautista) alguna relación entre estos dos temas? Escuche Apocalipsis 21:9: "Ven, te mostraré la novia, la esposa del Cordero". La novia es la esposa del Cordero. Así que el Novio es el Cordero que quita el pecado del mundo.
De modo que quizás no es sorprendente escuchar a Pablo hablar acerca de Cristo como el novio de la iglesia y decir, explícitamente, que él la santifica y la purifica. Efesios 5:25-27:
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para  santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria , sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada".
Por tanto, cuando Juan nos dice que Jesús es el novio y que tiene a la novia, está, de hecho, respondiendo a la pregunta acerca de la purificación. El Novio es el Cordero. El Novio sí se da a sí mismo por su novia y la purifica de todos sus pecados.
Volviéndonos al Salvador
Y por eso, al final no es tan extraño, ¿verdad?, que Juan el bautista vea que este novio crece (y que sus seguidores se vayan al novio y él se vea a sí mismo disminuir) y diga, este gozo mío se ha completado.
Ellos no están yendo hacia un egomaníaco. Están yendo a un Salvador. A un Cordero. A un Protector. A un Proveedor. A un Líder. A alguien diferente a todas las personas que alguna vez hayan conocido. ¿Cómo no podrían amarle más que a todos?
13 de Enero
Lucas 3, 15-16. 21-22
CAPÍTULOS 1-3: EL CONTEXTO

El Espíritu Santo se menciona en las dos mitades de nuestra lección evangélica.  En la primera mitad, Juan dice que el que viene “os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (v. 16).  En la segunda mitad, Jesús es bautizado, “Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma” (v. 22).  En medio de estas dos partes (pero no incluido en esta lección) aparece la historia del arresto de Juan.

El Espíritu Santo es importante para Lucas, y lo menciona varias veces en los Hechos de Lucas (ambos escritos por él).  Hasta que en sus primeros capítulos menciona varias veces al Espíritu Santo.­­

– Al anunciar el nacimiento de Juan, el ángel le dice a Zacarías que Juan “será lleno del Espíritu Santo” (1:15).

– Al anunciar el nacimiento de Jesús, el ángel le dice a María, “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” (1:35).

– Elizabet, “llena del Espíritu Santo,” canta las alabanzas de María (1:41-45).

– Simeón, “vino por Espíritu al templo” para ver y alabar a Jesús (2:27-32).

– Véase también Lucas 4:1, 18; 10:21; 11:13; 12:10, 12 y Hechos 1:5; 2:1-4, 17, 38; 4:8, 25, 31; 5:3, 32; 6:5; 7:51, 55; 8:15-19, 29, 39; 9:17, 31; 10:19; 38, 44-48; 11:12, 15, 24; 13:2, 4, 9, 52; 15:8, 28; 16:6-7; 19:1-17; 20:22-23; 28; 21:4, 11; 28:25.

Los primeros versículos de capítulo 3 resuenan la introducción de Lucas en capítulo 2 sobre el nacimiento de Jesús – “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato” – pero esta vez Lucas presenta la obra de Juan Bautista (3:2-20) y el bautizo de Jesús (vv. 21-22).  Lucas, el historiador, vuelve a presentar cuidadosamente a Jesús en contexto histórico.

El ministerio de Juan Bautista y el bautizo de Jesús están inextricablemente ligados.  Juan provee testimonio de Jesús y le bautiza – pero Lucas no dice que Juan es el que bautizó a Jesús, sino que dice “también Jesús fue bautizado” – hemos de depender de Marcos 1:9 y Mateo 3:13-15 para saber que fue Juan el que le bautizó.  La decisión de Lucas de no mencionar el nombre de Juan en conexión con el bautizo de Jesús es una de las muchas maneras en las establece que Juan es un subordinado de Jesús.

Los cuatro Evangelios tienen cuidado de establecer a Juan como subordinado de Jesús – dejando claro que Juan no es el Mesías, sino que solamente le prepara el camino.  Lucas lo lleva un paso más allá, intercalando la historia del arresto de Juan (vv. 18-19) justo antes de su relato del bautizo de Jesús (vv. 21-22) – así terminando el ministerio de Juan al empezar el ministerio de Jesús.  Marcos y Mateo relatan el arresto y la muerte de Juan mucho más tarde (Marcos 6:14-29; Mateo 14:1-12).

En cada uno de los sinópticos, el bautizo de Jesús es seguido por la tentación.  Marcos y Mateo sitúan la tentación inmediatamente después del bautizo, pero Lucas incluye la genealogía de Jesús entre el bautizo y la tentación (3:23-38).


VERSÍCULOS 15-17: RESPONDIÓ JUAN A TODOS

15La gente estaba en gran expectativa, y se preguntaba si tal vez Juan sería el mesías; 16pero Juan les dijo a todos: ¨Yo, en verdad, los bautizo con agua; pero viene uno que los bautizará con el Espíritu  Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. 17Trae su aventador en la mano, para limpiar el trigo y sepáralo de la paja. Guardará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará.

“y pensando todos de Juan en sus corazones, si él fuese el Mesías” (v. 15).  Los judíos han pasado cuatrocientos años sin profetas.  Ahora, el ministerio de Juan trae una espiritualidad intensa que solo han conocido previamente por medio de leer sobre profetas que llevan mucho tiempo muertos.  No es sorprendente que piensen que Juan pueda ser el prometido – el Mesías.

“Respondió Juan” (v. 16a).  Juan se distingue de Jesús en tres maneras:

1. “Yo, en verdad, los bautizo con agua; Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias” (v. 16b).  Jesús es más poderoso y de estatus infinitamente más alto.  Juan no es digno de atar sus zapatos, una acción tan despreciable que hasta a los esclavos judíos se les excusa de hacerlo.  Hoy día, Juan podría decir, “No soy digno de llevar sus bolsas” – o “No soy digno de sacar su basura.”

2. “Él los bautizará con el Espíritu Santo (pneumati hagio) y con fuego” (v. 16c).  Juan bautiza con agua, pero Jesús bautiza con el Espíritu Santo (pneumati hagio) y fuego.  “El bautizo de Jesús tendrá un doble sentido, logrando para aquéllos que lo acepten purificación y refinamiento a la vez” (Fitzmyer, 474).

La palabra griega baptizo, tiene que ver con ser sobrellevado o sumergido.  Aquí, Juan no habla de Jesús bautizando con agua, en vez, habla de Jesús sobrellevándonos – sumergiéndonos – en el Espíritu Santo y fuego.  “Juan bautiza con agua – un símbolo externo; un símbolo que señala al bautizo espiritual del Mesías” (Wright, 316).
Derivamos nuestra palabra, “neumático,” utilizado para herramientas de aire a presión, de la palabra griega, pneumati.  Pneumati se puede traducir como espíritu o viento, y es muy posible que Lucas pretenda establecer esta ambigüedad – que pensemos de ambos espíritu y viento.

– Al presentar la historia de Pentecostés, Lucas hablará de los tres – viento (pnoes – Hechos 2:2), fuego (puros – Hechos 2:3), y Espíritu Santo (pneumatos hagiou – Hechos 2:4) – en el espacio de tres cortos versículos.

– En la metáfora del bieldo (v. 17), el viento separa la paja del trigo (aunque Lucas no utiliza la palabra pneumati en v. 17), y el fuego destruye el trigo.  En este Evangelio, Jesús y los discípulos utilizan el fuego varias veces como metáfora para el juicio (9:54; 12:49; 17:29).  Viento y fuego son ambos instrumentos de juicio, pero el propósito es “preservar lo valioso y destruir lo que no vale, como hace el labrador” (Tannehill, 82).  Son como el fuego del refinador, que purga la escoria para purificar plata y oro (Isaías 1:25; Zacarías 13:9; Malaquías 3:2).  El propósito no es la destrucción, sino la purificación.

Si traducimos pneumati como espíritu, “también es posible… comprender Espíritu y fuego como bautizos alternativos, uno para el trigo y otro para la paja” (Tannehill, 82).

3. “Cuyo bieldo está en su mano, y limpiará su era, y juntará el trigo en su alfolí” (v. 17a).  Un bieldo es como una horca.  Es utilizado para alzar el grano al aire para que el viento se lleve la paja más ligera y deje que el trigo más pesado y valioso caiga de nuevo a la tierra.  El uso del bieldo es una manera de separar lo que no tiene valor (la paja) de lo que si tiene valor (el grano).  El bieldo, por lo tanto, sirve de metáfora para Jesús separando los fieles de los infieles – los salvados de los perdidos – el Día del Juicio.

“y limpiará su era, y juntará el trigo en su alfolí” (v. 17b).  La era es un suelo grande de superficie dura donde los bueyes tiran de un tobogán pesado sobre el trigo para separar la paja del grano, preparándolo para el bieldo.

Después de recolectar el grano puro de la era, se recoge en un alfolí o en un contenedor donde esté protegido del clima.  Esto sirve de metáfora para Jesús reuniendo a los redimidos en su casa celestial.

“Verdaderamente, el lenguaje que utiliza Juan presume que el proceso del bieldo ya está completo.  Consecuentemente, lo único que queda por hacer es limpiar la era, y esto es lo que Juan se imagina” (Green, 183).  “Para Lucas, el trabajo del bieldo ya se ha realizado durante el ministerio de Jesús en vez de ocurrir en un futuro alejado” (Stein, 136).

El “fuego que nunca se apagará” (v. 17b) sirve de metáfora para el castigo eterno de los no redimidos, y así habla de las consecuencias eternas de nuestras acciones.  Jesús tiene la autoridad de quemar el trigo con fuego que nunca se apaga.  No es solo un profeta anunciando consecuencias, sino que también es un juez, imponiéndolas.

Isaías utilizó lenguaje similar para describir el destino de los que se revelaban contra Dios (Isaías 66:24 – véase también Marcos 9:48).  “Fuego que nunca se apagará” hace recordar Gehena – el Valle de Hinóm – el campo de basura de Jerusalén, donde fuegos arden día y noche.

Aunque sea una imagen temerosa, quemar la paja no resalta el porvenir del pecador.  Lucas clamó a pecadores “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (3:8).  “Cuando arrepentimiento y perdón están disponibles, el juicio es una buena noticia (v. 18).  El propósito principal es salvar el trigo, no quemar la paja” (Craddock, Interpretation, 49).


VERSÍCULOS 18-19: EL ARRESTO DE JUAN

El leccionario excluye estos versículos – la historia del arresto de Juan – uniendo el testimonio de Juan acerca el bautizo que Jesús ofrece (v. 16) con el bautizo que Jesús recibe (v. 21).  Como se anota arriba, Marcos y Mateo hablan del arresto y la muerte de Juan mucho más tarde en sus relatos (Marcos 6:14-29; Mateo 14:1-12).  Si la cronología de Lucas fuera correcta, Juan no podría haber bautizado a Jesús, porque hubiera estado en la cárcel al ser bautizado Jesús.  Lucas sitúa el arresto temprano para demostrar de nuevo el papel subordinado de Juan.

Un punto significante de interés sobre el arresto de Juan es que “es un recuerdo del alto precio pagado por los que obran a favor del Espíritu” (Cousar, 100).  Juan será el predecesor de Jesús, no solo en vida y ministerio, pero también en muerte.


VERSÍCULOS 21-22: ORANDO, EL CIELO SE ABRIÓ

21Sucedió que Juan los estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado; y mientras orando, el cielo se abrió, 22Y  el Espíritu Santo  bajó sobre él en forma visible, como una paloma, y se oyó una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.

El relato de Lucas del bautizo de Jesús es escaso – “delega la mención del bautizo a una cláusula dependiente, casi como un aparte… El enfoque principal… está en el descenso del Espíritu Santo y la voz celestial” (Nickle, 36).

“como todo el pueblo se bautizaba” (v. 21a).  “La declaración de Lucas que Jesús fue el último en ser bautizado… es estratégica… Exitosamente, Lucas logra una separación entre el final del ministerio de Juan y el principio del ministerio de Jesús” (Evans, 55).

“también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió” (v. 21b).  Lucas no describe el bautizo mismo – no menciona a Juan – no dice que Jesús se levantó del agua (Marcos 1:10; Mateo 3:16) – no nos dice que Jesús fue bautizado para cumplir con toda justicia (Mateo 3:15).  La preocupación de Lucas está en otro lugar – con el respaldo que implica el cielo abierto, el descenso del Espíritu Santo, y la voz del cielo.  Éste es el ungir de Jesús – su preparación para el servicio – su comisión.

El cielo se abre, no al ser bautizado Jesús, sino durante la oración con que siguió su bautizo.  Oración es importante para Lucas, que frecuentemente retrata a Jesús orando (5:16; 6:12; 9:18, 28-29; 11:1; 22:32; 41-45; 23:34, 46) o alentando a sus discípulos a orar (6:28; 18:1; 22:40, 46).  También retrata la iglesia en oración (Hechos 1:14; 6:4; 8:24; 10:9; 14:23; 16:13, 16; 26:29).  ¿Es demasiado decir que el ministerio de Jesús y el de la iglesia retienen su fuerza de la oración?  Sea como sea que lo decimos, la vida de oración de Jesús y de la temprana iglesia sirve de modelo – nos alientan a encontrar fuerza en el mismo lugar donde ellos la encontraron.

El cielo se abre para que la voz se pueda oír y el Espíritu descender.  El abrir del cielo es un tema apocalíptico que anuncia la presencia e intervención de Dios (véase Ezequiel 1:1; Isaías 64:1; Juan 1:51; Hechos 7:56; Revelación 19:11).  “El abrir del cielo durante el bautizo de Jesús establece que él es el Mesías y que el cumplimiento de las expectativas escatológicas de Israel están a mano” (Culpepper, 91).

Juan bautiza para el arrepentimiento (3:11).  Jesús es el único sin pecado que no necesita arrepentirse, por eso, nos preguntamos por qué decidió ser bautizado.  Eruditos han proporcionado un número de posibilidades – ninguna conclusiva – pero quizá todas verídicas hasta cierto punto:

– Mateo nos dice que Jesús fue bautizado para cumplir toda justicia (Mateo 3:15), implicando que Dios ordenó que Jesús fuera bautizado y que, al hacerlo, Jesús cumple con la voluntad de Dios.  Sin embargo, eso no explica por qué Dios ordenó el bautizo.  Nos queda la pregunta original – ¿Por qué? Además, Lucas no incluye este comentario de justicia y, por lo tanto, esa no sería su explicación para el bautizo.

– El bautizo de Jesús respalda el ministerio de Juan y reconoce el bautizo de Juan como “un paso preliminar del propio ministerio de Jesús” (Fitzmyer, 482).

– El bautizo de Jesús “marca la sucesión.  La obra de Juan está cumplida, y la de Jesús solo está empezando” (Culpepper, 90).

– El bautizo es “una declaración del compromiso de Jesús y de su voluntad para empezar su obra” (Evans, 57).

– El bautizo es un regalo – un proceso por el cual Dios dispensa gracia – y Jesús elige recibir el regalo.

– Jesús provee un ejemplo para sus discípulos, alentándoles hacia su propio bautizo cuando llegue el momento adecuado.

– “Al someterse al bautizo, Jesús identifica la necesidad humana para purificación” (Bock, 78).

– “Jesús se sometió al bautizo como una anticipación simbólica de su pasión y muerte (cf. Lucas 12:50; Isaías 53:12; Marcos 10:38-39)” (Stein, 139).

“Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma” (v. 22).  “Éste es el ‘ungir’ que hace a Jesús Mesías (i.e., ‘ungido’; véase Hechos 10:38)” (Evans, 56).

Antes, Lucas nos contó que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo y que el hijo de María sería, por lo tanto, sagrado (1:35).  Nos contó que Juan, Elizabet, Zacarías, y Simeón fueron llenados del Espíritu Santo (1:15, 41, 16; 2:25-27) y que Jesús creció en espíritu (1:80).  Pero todavía no nos ha dicho que Jesús fue llenado del Espíritu Santo o que el Espíritu descansó sobre él.  Parece, entonces, que el descenso del Espíritu durante el bautizo de Jesús es una comisión nueva y necesaria para el ministerio.

En capítulo 4, Jesús nos relatará la naturaleza de su ministerio: “El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; Para pregonar a los cautivos libertad, Y a los ciegos vista; Para poner en libertad a los quebrantados: Para predicar el año agradable del Señor” (4:18-19).

Después del bautizo de Jesús, Lucas menciona varias veces que Jesús está lleno de – o guiado o autorizado por el Espíritu (4:1, 14, 18) – o que se regocija en el Espíritu (10:21).  Les dice a sus discípulos que pueden esperar recibir o ser guiados por el Espíritu Santo (11:23; 12:12; Hechos 1:5, 8).  Relata muchos ejemplos del cumplimiento de esa promesa (Hechos 2:4, 33; 4:8, 31; 6:3-5, 10; 7:55; 8:17-18, 29; 9:17, 31; 10:19, 44-47; 11:12, 15-16, 24; 13:2, 4, 9, 52; 15:8; 16:6-7; 19:6; 20:22-23; 21:4).

“en forma corporal, como paloma” (v. 22b).  El Espíritu es visible – ninguna invención de la imaginación.  El Espíritu no es una paloma, sino como una paloma.  En el Antiguo Testamento no hay mención del Espíritu Santo descendiendo como paloma.  La paloma que le apareció a Noé mientras descendían las aguas del diluvio (Génesis 8:8) es la paloma más conocida del Antiguo Testamento, y quizá la que más nos ayude a comprender el espíritu como paloma en el bautizo de Jesús.  La paloma de Génesis era un símbolo de paz – una señal de la presencia de Dios – una promesa de salvación.  Lo mismo es verdad para el Espíritu como paloma en el bautizo de Jesús.

“y fue hecha una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido” (v. 22c).  Lucas no identifica al que habla, pero la voz del cielo es obviamente de Dios, el Padre Celestial.

Estas palabras son esencialmente las mismas que Dios hablará en la Transfiguración (9:35), solo que en el bautizo se dirigen a Jesús – pero en la Transfiguración, a los discípulos.  Versículo 22 alude a dos versículos del Antiguo Testamento, “Mi hijo eres tú” (Salmo 2:7) y “mi escogido en quien mi alma toma contentamiento” (Isaías 42:1).

Jesús no se convierte en el hijo de Dios al ser bautizado, sino que siempre lo ha sido (1:35).  Hijo de Dios es muy superior a hijo de Abrahán.  Juan advirtió a la gente que su reclamación a Abrahán como su padre no les serviría de nada, y que eran, además, hijos de víboras (3:7-8).

14 de Enero

Marcos 1,14-20
EL CONTEXTO: CAPÍTULO 1

La lectura del evangelio de hoy es la historia de la llamada de los primeros discípulos, que inaugura el ministerio de Jesús. Marcos comienza su evangelio con las siguientes palabras “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (v. 1), y relata las historias del ministerio de Juan el Bautista (vv. 2-8), la del bautismo de Jesús (vv. 9-11), y de la tentación de Jesús en el desierto (vv. 12-13). En la historia del ministerio de Juan, Juan cuidadosamente se pone a sí mismo en la relación correspondiente con aquel que viene después de él. Ese será más poderoso, y bautizará con el Espíritu Santo. Juan no es digno de desatar las correas de su calzado (vv.7-8).

Siguiendo la lectura para hoy, Jesús lanza su ministerio público sanando a un hombre que tenía un espíritu inmundo (vv. 21-28), sanando a la suegra de Simón y a otros en la casa de Simón (vv. 29-34), predicando en Galilea (vv. 35-39), y sanando al leproso (vv. 40-45).

Este es un capítulo que va a un paso muy rápido, es como una serie de imágenes que pasan rápidamente en la pantalla una después de otra, moviéndose tan velozmente que no podemos seguirlas.


VERSÍCULOS 14-15: JESÚS VINO PREDICANDO EL EVANGELIO

14Después que metieron a Juan en la cárcel, (griego = paradothenai, de paradidomi, entregado, traicionado), Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios, 15decía: Ha llegado el tiempo, (griego = kairos) y el reino (griego = basileia) de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios  y acepten con fe sus buenas noticias.


Marcos dice que Jesús comenzó su ministerio después de que Juan fue arrestado y Jesús tiene un ministerio que se traslapa por un tiempo. Marcos relata la historia de manera diferente, sacando de la escena a Juan antes del comienzo del ministerio de Jesús. Posiblemente debido a las diferentes fuentes que usan, pero tal vez porque Marcos quiere enfatizar que el papel de precursor de Juan – una vez que Jesús está en la escena – ya no se necesita. También que Juan –como precursor de Jesús – no solamente lo es en el sentido de que prepara el camino para Jesús, sino también en el sentido de que su paradidomi anuncia la próxima paradidomi de Jesús.

La palabra “encarcelado” falla en capturar la riqueza de paradidomi, que será usada varias veces para hablar de la traición a Jesús (3:19; 9:31; 14:21, 41) o cuando es entregado a los gentiles (10:33). Jesús también la usará para advertir a sus discípulos que serán entregados a los concilios para ser azotados y enjuiciados (13:9-13). Paradidomi “es un término muy significativo con raíces en el cuarto canto del Canto del Siervo (Isaías 52:13–53:12, especialmente los versículos 6, 12… Marcos usa el verbo para crear un paralelo entre Juan el Bautista (1:4, 14), Jesús (1:14; 8:31; 9:31; 10:33-34), y los cristianos (13:10-12). En cada caso la gente proclama (usando una forma de keryssein) y son entregadas (con una forma de paradidonai)” (Donahue y Harrington, 70).

El paradidomi de Juan abre la puerta para el ministerio de Jesús, y el paradidomi abrirá la puerta para el ministerio de los discípulos. El paradidomi de los discípulos (la sangre de los mártires) será la semilla plantada que hará brotar a la iglesia. Aunque hay maldad en cada paradidomi, Dios también está actuando detrás de la escena, transformando los Viernes Santos en Domingos de Resurrección. La muerte “de un fiel mensajero de Dios nunca es una derrota…; siempre es una entrada a través de la cual el reino de Dios avanza y crece” (Geddert).

Jesús comenzó y terminará su ministerio en Galilea (ver 16:7). La mayoría de su ministerio, aparte de su muerte y resurrección, se llevará a cabo en Galilea. Nosotros esperaríamos que concentrara su ministerio en Jerusalén, el lugar del templo y la práctica religiosa judía. Sin embargo, Jerusalén también será asociada con la oposición a Jesús, y ahí lo ejecutarán.

“El tiempo (griego = kairos) es cumplido” (v. 15). Los griegos tienen otra palabra, chronos, para hablar sobre el tiempo cronológico. Kairos es el tiempo importante – el momento de la verdad – el momento decisivo. Cuando hablamos sobre el número de días que un barco emplea para ir de un puerto a otro, estamos hablando del tiempo chronos. Cuando decimos “ya llegó mi barco”, estamos hablando del tiempo kairos. Si llegamos tarde para abordarlo, pero podemos salir un día después, solamente hemos perdido un día de tiempo chronos. Sin embargo, si estamos corriendo por nuestras vidas y perdemos el último barco, eso es algo completamente diferente, es un tiempo kairos. Calcular mal el tiempo chronos es un inconveniente, pero calcular mal el tiempo kairos es algo trágico. Jesús dice que el kairos “es cumplido”. El momento decisivo ha llegado. El reino de Dios está a la mano. ¡Levanten la cabeza! ¡Pongan atención! ¡No se pierdan esta! ¡Su vida está en juego!

Marcos abre este evangelio con las siguientes palabras: “Principio del evangelio de Jesucristo (griego = euangeliou Iesou Christou), el Hijo de Dios” (v. 1). En nuestro pasaje bíblico de hoy, se dice que Jesús vino proclamando “el evangelio (griego = euangelion tou theou) del reino de Dios” (v. 14). “Con estas palabras, Jesús apunta lejos de él y hacia Dios. Es el reino de Dios, el reinado de Dios, que Jesús anuncia” (Brueggemann, 122). Al final, las buenas nuevas tienen que ver con la obra salvadora de Jesucristo, pero Jesús primero proclama el reino de Dios (v. 15).

“Ese tema principal de Jesús debe ser el tema principal de sus discípulos y mensajeros, si realmente van a ser verdaderos mensajeros. La grandes tragedias de la historia de la iglesia han ocurrido en esos períodos cuando el tema de Jesús sobre el reino de Dios fue algo secundario o se olvidó completamente” (Luccock, 656).

El reino de Dios es una idea que tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, aunque esa frase no se encuentre allí (ver Salmo 45:6; 103:19; 145:10-13; Isaías 52:7). Los israelitas, en su rebelión, rechazaron el reinado de Dios en favor de un rey como lo que veían en las naciones que los rodeaban (1 Samuel 8:5-22), pero la promesa del reino de Dios y de la salvación que traería siempre estuvo presente. “Reinado” puede ser una mejor traducción de basileia¸ porque “el énfasis está en el gobierno de Dios, más que en el territorio donde se ejerce ese gobierno” (Hooker, 55).

Jesús les dice a sus oyentes que el reino de Dios “está cerca” (v. 15). La cuestión es si el reino está por venir o ya ha llegado, y ambas cosas parecen ser verdad. Jesús ha comenzado a introducir el reino, pero todavía tiene mucho trabajo que hacer. Su muerte, resurrección, y ascensión completarán su ministerio terreno, pero ya ha comenzado su obra.

La respuesta apropiada para el reino que viene es doble: ¡Arrepentirse (griego = metanoeo, cambiar de mente o dirección) y creer en evangelio!  Tendemos a pensar en el arrepentimiento como un sentimiento de culpa, pero en realidad es un cambio de mente o dirección, es ver las cosas desde una perspectiva diferente. Una vez que comenzamos a ver las cosas bien, puede ser que nos sintamos mal por haberlas visto tan mal por tanto tiempo; y así, el arrepentimiento comienza con una nueva visión más que con sentimientos de culpa.

Creer el evangelio es un acto de fe, que “es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven” (Hebreos 11:1). “Para los oyentes en aquel entonces, como para los oyentes hoy, esta verdad no es tan evidente. Para ver, se debe creer” (Williamson, 42). Dios no se nos aparece con un boleto ganador de la lotería y dice “Aquí está la prueba, ahora tienes que creer”. Creemos en promesas que todavía no se han cumplido. Los primeros discípulos creyeron estando en medio de situaciones difíciles, y su fe hizo brotar cosas poderosas.


VERSÍCULOS 16-20: JESÚS LLAMA A CUATRO DISCÍPULOS

¿Por qué llama Jesús a estos cuatro discípulos? ¿Por qué lo siguen? Nada en el texto completamente contesta esta pregunta. Aparentemente Jesús ve algo notable en estos cuatro hombres, y no necesariamente lo que son, sino lo que pueden ser. Aparentemente esos cuatro hombres ven algo apelante en Jesús, algo que los lleva lejos de aquellas cosas que eran preciosas para ellos y lo siguen. Para Simón y Andrés, el gran sacrificio es dejar sus redes. Para Jacobo y Juan, es dejar a su padre. 

“La iniciativa para llamar a los discípulos aquí, como siempre, está solamente en las manos de Jesús. La gente no se hace discípulo voluntariamente. Son invitados. Son llamados” (Jensen).


VERSÍCULOS 16-18: VENID Y OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES

16Jesús iba caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red en al agua. 17 Les dijo Jesús: Síganme y yo haré que ustedes sean pescadores de hombres (griego = anthropon, humanos, personas).  18Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.


El mar de Galilea es un gran lago cerca de la fuente del río Jordán. En tiempos de Jesús era fuente de una buena industria de pesca que exportaba pescado a Egipto y otros lugares distantes (Edwards, 49). Habría pesca local (pescar para alimentar a la propia familia y algo para vender) a lo largo de sus costas, pero también habría un gran negocio familiar de pesca involucrado en el comercio de exportación. En otras palabras, algunos pescadores serían pobres; otros bastante prósperos; y la mayoría estaría en medio. Simón y Andrés eran de Betsaida (Juan 1:44), probablemente localizada en la costa norte del mar de Galilea y al este de Capernaúm.

Jesús ve a Simón y a Andrés echando su red. Esta sería una red circular grande con pesos amarrados a las orillas y una cuerda para cerrarla y atrapar a los peces. Redes de este tipo se siguen usando en algunas partes del mundo, y es algo hermoso ver a un hábil pescador echar su red. Las operaciones de pesca más grandes usarían una red arrastradora, así que echar la red sugiere que Simón y Andrés son pescadores típicos; es decir, no ricos, pero tampoco pobres.

Jesús dijo “Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres”. Esto tuvo un tono más apelante en aquellos días cuando se podía hablar a pescadores siendo llamados a ser pescadores de hombres. “Personas” es más actual y reúne todas las exigencias de género de hoy. Aunque, tal vez, podríamos hacer una excepción a la exactitud política en favor de la poesía. Si es así, comencemos con este versículo. Debo confesar que uno de mis estribillos favoritos cuando era niño fue “Los haré pescadores de hombres, de hombres, de hombres, si me siguen”. Eso, por supuesto, fue otro siglo – otro milenio – pero me siento un poco mal de ya no escuchar ese estribillo. 

El llamado es personal, una invitación de Jesús para “ir en pos de él”. No es una invitación para unirse a una causa o para aceptar una filosofía. Es diferente de la relación entre un rabino y su discípulo, donde el estudiante aspirante busca a un rabino. La iniciativa aquí está en Jesús, que escoge a sus discípulos más que ser buscado por ellos. La llamada de Jesús también es diferente ya que “la lealtad principal de los estudiantes del rabino era a la Torá, y no a un rabino particular”. También los profetas llamarían a la gente a “caminar en sus estatutos (p.e. Deuteronomio 5:29). Pero Jesús llama a los cuatro para sí mismo” (Edwards, 49).

Algunos estudiosos creen que “pescar personas” involucra reunir a la gente para el juicio, porque el Antiguo Testamento usa la metáfora de la pesca en ese sentido (ver Jeremías 16:16; Amós 4:2). El contexto en Marcos, sin embargo, deja claro que Jesús está llamando a estos hombres para una tarea evangelizadora. “Jesús está llamando a seguidores y a crear un pueblo del reino. Los discípulos serán entrenados para hacer precisamente lo que Jesús está haciendo en ese momento: proclamando el reino, reclutando a gente para ello, y llevándolos a una comunidad que experimenta el reinado de Dios (3:13-15)” (Geddert).

“Y luego (griego = euthus, una de las palabras favoritas de Marcos), dejadas sus redes, le siguieron” (v. 18).

––  En la versión de Lucas, el llamado de estos cuatro discípulos sigue al gran milagro de la pesca abundante (Lucas 5:1-11), que hace más fácil entender por qué siguieron a Jesús.

––  En el evangelio de Juan, Juan el Bautista anuncia que Jesús es el Cordero de Dios, y dos de sus discípulos (incluyendo a Andrés) siguieron a Jesús. Andrés entonces va a su hermano, Pedro, anunciándole que ha encontrado al Mesías (Juan 1:35-41). Una vez más, es fácil entender por qué siguieron a Jesús.

––  Marcos, sin embargo, no nos da nada de este trasfondo. Tal vez simplemente está reduciendo la historia a lo más esencial, pero es más seguro que está tratando de enfatizar la atrayente naturaleza del llamado de Jesús.

En su evangelio, Andrés aparece solamente una vez más (13:3), aunque su nombre se menciona dos veces más, incluyendo una en la lista de los apóstoles (ver 1:29; 3:18). Jesús le dará a Simón el nombre de Pedro en 3:16, y Pedro se convertirá en el más prominente de los apóstoles. Antes de la resurrección, su conducta será muy voluble, y negará a Jesús. Después de la resurrección, se convertirá en la roca que Jesús había predicho.

Simón y Andrés siguen a Jesús, pero Jesús los deja cerca de su casa por algún tiempo. El sábados asistirán a la sinagoga de Capernaúm, que estaba cerca de su pueblo (vv. 21-28), y regresarán a su hogar, ahí Jesús sanará a la suegra de Simón (vv. 29-34). Se quedarán en Galilea durante los nueve primeros capítulos de este evangelio, y después irán a Judea (10:1). Regresarán a Galilea después de la resurrección (16:7).


VERSÍCULOS 19-20: DEJANDO A SU PADRE ZEBEDEO

19Un poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca arreglando las redes.  20Enseguida los llamó: y ellos dejaron  a su padre Zebedeo en la barca con sus ayudantes y se  fueron con Jesús.


Esta historia tiene como modelo el llamado que Elías le hizo a Eliseo (1 Reyes 19:19-21), con la notable diferencia de que Eliseo pidió permiso – y lo recibió – para despedirse de su padre y madre antes de seguir a Elías. Marcos solamente nos dice que Jacobo y Juan dejaron a su padre, Zebedeo. No sabemos si pudieron despedirse o no. Una vez más, Marcos simplemente está reduciendo esta historia a lo más esencial, pero una vez más parece que está enfatizando la apelante naturaleza del llamado de Jesús.

Como Pedro y Andrés, Santiago y Juan escuchan el llamado de Jesús, dejan aquello que es importante para sus vidas, su padre, y siguen a Jesús. La mención de jornaleros sugiere que Zebedeo está conduciendo una empresa más grande que la de Pedro y Andrés, aunque no sabemos qué tan grande. Esta mención de los jornaleros también suaviza la partida de Santiago y Juan; es decir, no dejan a su padre sin ninguna ayuda. Una vez más, el punto principal de su repentina partida es la naturaleza tan apelante del llamado de Jesús.

Santiago y Juan serán conocidos como los Hijos del Trueno (3:17), y se unirán a Pedro como miembros de un pequeño círculo que está presente en la Transfiguración (9:2-9), en el Getsemaní (14:33 ss.), y en otros momentos significativos. Le pedirán a Jesús que les conceda lugares de honor (10:35ss.). Juan se convertirá en un miembro clave de la iglesia de Jerusalén (Gálatas 2:9). Santiago será asesinado por Herodes Agripa (Hechos 12:1-3), y Marcos 10:39 sugiere que Juan, también, será martirizado.

15 de Enero
Marcos 1,21-28
EL CONTEXTO: EL EVANGELIO DE MARCOS

Marcos comienza este evangelio con el ministerio de Juan el Bautista (vv. 1-8), el bautismo de Jesús (vv. 9-11), la tentación de Jesús (vv. 12-13), un breve resumen de su predicación (vv. 14-15), el llamado a sus discípulos (vv. 16-20), y este relato de Jesús enseñando con autoridad y echando fuera a un demonio (vv. 21-28). Después, sanará a la suegra de Simón y a muchos otros, el primero de nueve relatos de sanidad de este evangelio (1:29-34, 40-45; 2:1-12; 3:1-5; 5:21-43; 6:53-56; 7:31-37; 8:22-26; y 10:46-52). Marcos también incluye tres adicionales relatos de exorcismos (5:1-20; 7:24-30; 9:14-29). Este es un evangelio muy orientado por la acción y la sanidad.


VERSÍCULOS 21-22: ENSEÑABA COMO QUIEN TIENE POTESTAD

21Llegaron a  Capernaúm, y en el día de reposo Jesús entró en la sinagoga, y comenzó a enseñar.  22La gente  se admiraba de cómo les enseñaba porque lo hacía con plena autoridad (griego = exousia), y no como los maestros de la ley.


Jesús hace a Capernaúm su hogar después de dejar Nazarea (Mateo 4:13; también ver Marcos 2:1). Capernaúm es un pueblo próspero a la orilla norte del Mar de Galilea y también es el hogar de los primeros discípulos de Jesús.

Jesús va a la sinagoga en sábado, como es su costumbre (Lucas 4:16). Solamente hay un templo, pero las sinagogas están esparcidas por muchos lados y están dedicadas al estudio de las Escrituras. El culto del sábado incluía oración, lectura y exposición pública de las Escrituras. El papel del presidente de la sinagoga es más administrativo que pastoral, así que invita a laicos calificados para que hablen. Los gobernantes de la sinagoga recibirían bien una voz fresca y prometedora, que explica cómo es que Jesús podía enseñar en la sinagoga. Marcos incluye varios relatos de las visitas de Jesús a las sinagogas (1:21, 23, 39; 3:1; 6:2), pero ninguna después de Nazarea, donde no haría nada por la falta de fe de aquellos (6:1-6).

La gente está asombrada, porque Jesús enseña cómo alguien que tiene autoridad, y no como los escribas. Los escribas son estudiosos que interpretan y enseñan la Torá y dan juicios que comprometen a las personas con su aplicación. Ellos tienden a ser conservadores, dando juicios basados en precedentes, es decir, derivando autoridad de su conocimiento de las autoridades a quienes citan. Para el tiempo de Jesús, ya son poderosos y disfrutan una considerable aceptación. Los mejores asientos en la sinagoga están reservados para ellos, y la gente se pone de pie cuando ellos entran en algún lugar. La gente los llama “rabí”, que significa “grande” (Edwards, 54). Muchos son fariseos, y los escribas constituyen una parte importante del Sanedrín, el cuerpo gubernamental judío. Los escribas rápidamente se convierten en oponentes de Jesús (2:6, 16; 11:27-28), y jugarán un papel muy importante en su crucifixión (8:31; 10:33; 11:18; 14:1, 43, 53; 15:1, 31). “Su oposición a Jesús es mucho más grande (y más fatal) que la de los fariseos” (Donahue y Harrington, 80), en parte porque consideraban que Jesús era un sacrílego, y también porque Jesús es una amenaza a sus muy cómodas vidas.

A diferencia de los escribas, Jesús enseña con autoridad propia. Su autoridad no está basada en credenciales ni en su habilidad para citar precedentes, sino en el Espíritu que ha descendido sobre él en su bautismo (1:10). Jesús es el Hijo de Dios (1:1) y su autoridad viene de Dios.

Una clase de literatura puede pasar días o semanas discutiendo la intención de un autor dado. Se pueden desarrollar teorías y argumentos para apoyarlas. Se puede debatir interminablemente. O pueden invitar al autor para que los visite y les diga cuál fue su intención. Una vez que el autor se explica, eso soluciona todo. Nadie puede interpretar un poema con tanta autoridad como quien lo escribió. Jesús es la manera en que Dios envió al autor (ver Juan 1:1, 14).

Jesús difiere de los escribas en su poder escatológico. La escatología (literalmente = un estudio de las últimas cosas) se concentra en el Regreso de Cristo, y “revela el fin de la historia y cómo Dios invierte Su condenación sobre el mundo separando a los buenos de los malos” (Lockyer, 351). Hare dice “mientras que los escribas se ocuparon con las decisiones sabe lo que era permitido y lo que no era permitido en un mundo que se maneja como si todo fuera normal, Jesús anunciaba poderosamente la llegada del reino de Dios” (Hare, 28).

En otras palabras, este evangelio celebra la llegada del reino – el triunfo de Jesús sobre el mal – la salvación que él trae. Enfatiza la autoridad de la enseñanza de Jesús más que su contenido. Marcos no nos dice nada de lo que Jesús dice en esta sinagoga, solamente que enseñó y asombró a sus oyentes. Si queremos saber en lo que el evangelio o enseñanza de Jesús consiste, somos dirigidos a ver su encarnación en Jesús el maestro” (Edwards, 56).

Este evangelio frecuentemente se refiere a Jesús como maestro o rabí, generalmente en un contexto orientado a la acción que confirma su autoridad:

––  Los discípulos, en medio de una tormenta, se dirigen a él como maestro, y calma la tormenta (4:38-39).

––  Los vecinos le dicen a Jairo que enfrente la realidad de la muerte de su hija y que ya no moleste al maestro, pero Jesús le dice a la niña que se levante, y ella obedece el mandato (5:35-43).

––  Pedro se dirige a Jesús como rabí en el Monte de la Transfiguración, y una voz se oye de entre las nubes que dice “Este es mi hijo amado a él oíd” (9:5-7).

––  Un padre pide al maestro sanar a su hijo, a quien los discípulos no pudieron sanar, y Jesús lo hace (9:17-29).

––  El ciego se dirige a Jesús como maestro, y Jesús lo sana de su ceguera (10:51-52).

––  Pedro se dirige a Jesús como rabí y nota, asombrado, que la higuera que Jesús maldijo se ha secado y murió (11:12).

––  Los fariseos y herodianos, dirigiéndose a Jesús como maestro, tratan de atraparlo con dos preguntas difíciles, pero él muy fácilmente saca lo mejor de esa situación (12:14-27).

––  En una de las pocas ocasiones donde un escriba es descrito favorablemente en este evangelio, el escriba se dirige a Jesús como maestro, hace una pregunta, y reconoce que Jesús ha contestado bien (12:32-34).

La gente está ¡¡¡“admirada de su enseñanza”!!! Imaginen el murmullo cuando la multitud trata de entender la enseñanza de Jesús, y el alboroto cuando comenzaron a hablar entre ellos sobre lo que habían escuchado. Su respuesta hace surgir una pregunta. “¿Estamos lo suficientemente admirados de la enseñanza de Jesús? ¿Se ha convertido en algo tan familiar, la hemos dado por sentado, que ya no la vemos realmente con admiración?” (Luccock, 660).

Esta historia nos inspira a ponernos en los zapatos de Jesús y enseñar, como él lo hizo, con autoridad. Estamos tentados a desechar a los escribas como hombres de visión pequeña y sin valentía, imaginando que nosotros tenemos una visión más grande y una mayor valentía. Hay cierta verdad en ello, porque tenemos la ventaja de la revelación del Nuevo Testamento. Sin embargo, Jesús “es quien puede hablar con autoridad directa. Nosotros los intérpretes permanecemos esencialmente en la posición de los escribas, dependiendo de una autoridad previa y siendo responsables a una tradición bíblica. Nos engañamos a nosotros mismos y a quienes enseñamos si tratamos de negar estas limitaciones” (Williamson, 52).


VERSÍCULOS 23-26: Y EL ESPÍRITU INMUNDO SALIÓ DE ÉL

23En la sinagoga del pueblo había un hombre que tenía (griego = en, que sugiere la completa integración del espíritu y el hombre) un espíritu impuro, el cual  24Grito: ¿Por qué te metes con nosotros Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco y sé que eres el Santo de Dios.  25Jesús reprendió a aquel espíritu diciéndole: Cállate y deja a este hombre.  26El espíritu impuro hizo que a este hombre le diera un ataque, y gritando con gran fuerza se salió de él.


Note la referencia a “la sinagoga de ellos” (v. 23), que puede ser una buena pista sobre el extrañamiento de Jesús de los religiosos tradicionales. “Las sinagogas aparecerán otra media docena de veces en Marcos como lugares donde los demonios están presentes (1:39), y donde existe antagonismo de los líderes religiosos (3:1; 12:39), dureza de corazón (6:2), y persecución (13:9)” (Edwards, 54).

Es extraño encontrar a este hombre en la sinagoga, porque su espíritu inmundo lo hace inelegible para el culto de la sinagoga. Sin embargo, la sinagoga no tiene un guardia en la puerta, y se espera que este hombre pueda pasar sin problema. Jesús y el espíritu inmundo son los personajes centrales en esta historia. Se menciona al hombre tan poco cómo es posible en el versículo 23, y Marcos solamente nos dice que el espíritu inmundo lo sacude con violencia y sale de él (v. 26).

Tradicionalmente, se traduce el versículo 23 como “un hombre con espíritu inmundo”, pero una traducción más literal sería “un hombre en un espíritu inmundo”, sugiriendo que el hombre está completamente inmerso en y completamente abrumado por un espíritu inmundo. Esta traducción alterna gana credibilidad de la confusión de identidades en los versículos 24-25. Este hombre grita, (literalmente, “da voces”, en singular, v. 23), pero dice “¿Qué tienes con nosotros?” (en plural, v. 24). Entonces Jesús “le riñó” (singular, v. 25), pero el contexto muestra que está reprendiendo al espíritu inmundo. Existe una completa fusión entre el hombre y el espíritu inmundo.

Marcos usa “espíritu inmundo” y “demonio” casi sin hacer diferencia. Lo primero sugiere una impureza ritual o falta de dignidad, y lo segundo sugiere maldad. Hablar de espíritus y demonios parece primitivo y nos hace sentir incómodos hoy día. Hablamos de enfermedades mentales, y atribuimos la conducta bizarra al medio ambiente empobrecido de las personas en su infancia o, tal vez, a un desequilibrio químico. Dudamos en usar la palabra mal, que suena a juicio, y vemos a la ciencia médica para salvarnos de nuestros demonios. La ciencia médica ha logrado mucho en ese campo, y promete lograr todavía más al adentrarse más profundamente en nuestras células y moléculas. Sin embargo, la ciencia médica no va a resolver el problema del mal, que no es ni un problema médico ni una idea primitiva, sino un problema espiritual y una realidad presente. Solamente tenemos que leer un periódico, un diario, para confirmar la presencia total del mal en nuestro mundo. “No se sirve simplemente anunciando que ya no creemos en los demonios. Aunque esto es verdad, para la mayoría, no creer en los demonios difícilmente ha erradicado el mal en nuestro mundo” (Craddock, 92).

“El ministerio del exorcismo nos enfrenta con la forma de maldad que preferimos olvidar… Las iglesias ortodoxas y  nuestra Santa Madre Iglesia Católica, nunca han abandonado este ministerio. Lo que hace al exorcismo posible es el poder sanador de Jesús que está disponible a través del ministerio de su iglesia. Como cuerpo de Cristo, estamos equipados con el poder del Espíritu Santo para enfrentar a los poderes del mal y liberar a los cautivos de su esclavitud” (Abraham, 177-178). Nosotros, la iglesia, tenemos la responsabilidad de nombrar al mal como mal. Tenemos la responsabilidad de enfrentarlo, como Jesús lo hizo, con el poder del Espíritu Santo, que también recibimos en nuestro bautismo.

El espíritu inmundo pregunta “¿Qué tienes con nosotros?” (Griego = ti hemin kai soi, literalmente “¿Qué a ti y a nosotros?”). “La frase en griego es… una exacta copia de una expresión usada en Jueces 11:12 y 1 Reyes 17:18 con el significado de ‘¿Por qué estás interfiriendo con nosotros?’, y este es probablemente su significado aquí” (Hooker, 64). En el evangelio de Juan, Jesús usa una frase similar (ti emoi kai soi = ‘¿Qué tienes conmigo?’) cuando su madre le dice que se les ha acabado el vino en la fiesta de bodas (Juan 2:4). “Funciona como una fórmula ‘defensiva’ que niega la relación con la persona a quien se dirige” (Donahue y Harrington, 80).

El espíritu llama a Jesús por nombre, “Jesús Nazareno”, probablemente intentando ganar poder sobre Jesús por la fórmula mágica de llamarlo por su nombre. El espíritu también identifica a Jesús como “el Santo de Dios” (v. 24). La palabra santo “es burdamente sinónimo de ‘limpio’… y el antónimo de ‘impuro’… Reflejando esta idea de santidad como separación de la impureza, el espíritu inmundo en Marcos reconoce su separación de Jesús “el Santo de Dios”, cuando dice ‘¿Qué tienes conmigo?’” (Marcus, 189). El título “Santo de Dios” es particularmente apto para este evangelio, en que el santo Jesús viene a liberar al mundo de lo que es impuro.

El Espíritu hace un mejor trabajo en entender a Jesús del que hace su familia. (3:31-35) o los discípulos (4:41; 6:37, 49-50; 7:17-18; 8:4, 21). Pedro casi rompe ese molde cuando correctamente identifica a Jesús con el Mesías (8:29), pero casi inmediatamente después recibe una reprimenda porque no pudo entender bien el asunto (8:33). La única persona en este evangelio que entiende a Jesús es el centurión en la cruz, que dirá “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios” (15:39).

El espíritu hace una segunda pregunta, “¿Has venido a destruirnos?” Jesús responde, no con palabras o con una explicación, sino con palabras de poder. Jesús dice “¡Enmudece!” (Griego = phimotheti, literalmente “sé amordazado”). No usa encantamientos o liturgias formales, sino que simplemente ordena al espíritu que salga de ese hombre, y el espíritu se sale “haciéndole pedazos (griego = sparaxan, destrozar, rompiendo, convulsionando), y clamando a gran voz” (v. 26). Jesús también clamará a gran voz en su muerte (15:37), así que tal vez el clamor del espíritu es un grito de agonía. Sin embargo, Marcos no nos dice el destino de este espíritu exorcizado, o del hombre.

Este exorcismo confirma la autoridad de Jesús, primero revelada en su enseñanza (v. 22). Jesús podía haber escogido cualquier tipo de milagro para dar autenticidad a su autoridad, pero escoge un exorcismo por su valor simbólico. En este evangelio Jesús viene para derrotar al mal y llevar a cabo la salvación. Y comienza este proceso con su ministerio de enseñanza/sanidad en esta sinagoga. Su enseñanza y sanidad son partes completamente unidas de la misma obra de salvación.


VERSÍCULOS 27-28: ¿QUÉ ES ESTO? UNA NUEVA DOCTRINA ¡CON POTESTAD!

27Todos se asustaron, y se preguntaban unos a otros: ¿Qué es esto? ¿Enseña de una manera nueva, y con plena autoridad, ésta, incluso a los espíritus impuros da órdenes, y le obedecen?  28Y  muy pronto se supo de Jesús en toda la región de Galilea.


Una vez más Marcos nota la sorpresa de la gente. Ellos preguntan “¿Qué es esto?” [Una] nueva doctrina… ¡con autoridad! Solamente después de que notan la autoridad de su enseñanza que notan su autoridad sobre los espíritus inmundos. La enseñanza de Jesús con autoridad es eminente, y prepara a la gente para recibir su autoridad de sanidad. Su autoridad de sanidad confirma y refuerza su ministerio de enseñanza.

“Lo que hace más intrigante a la pregunta que se levantó por el exorcismo que realizó Jesús es que demasiados cristianos contemporáneos creen que los eventos milagrosos, si alguna vez los presenciaron personalmente, producirán una infalible e inalterable fe. El evangelio sabe que no es así” (Brueggemann, 133).

16 de Enero
Marcos 1,29-39
VERSÍCULOS 29-39: VISTA GENERAL

Es solamente el primer versículo del evangelio de Marcos, pero ya Jesús está realizando milagros: lidiando con las multitudes que están clamando por milagros, y lidiando con los discípulos que todavía no entienden su ministerio. Ya se está yendo al desierto para orar. Ya se encuentra a sí mismo teniendo que re-enfocar las cosas, que es la proclamación del mensaje (v. 38). Este es el más corto de los cuatro evangelios, el que lleva el paso más rápido, y el que se caracteriza por las palabras “¡Y luego!” Así que necesitamos repetir el relato en cámara lenta para entender su importancia.

Hace apenas unos versículos, Simón y Andrés dejaron sus redes para seguir a Jesús, y Jacobo y Juan dejaron a su padre (vv. 16-20). Sin embargo, o tuvieron que dejar Capernaúm o habían regresado a su hogar después de una corta ausencia – en otras palabras, todavía siguen en el hogar. Esta historia se desarrolla en el hogar de Simón y Andrés. Encontraremos, en los primeros ocho capítulos de este Evangelio, numerosas referencias a barcos (3:9; 4:1, 36-37; 5:2, 18, 21; 6:32, 45, 47, 51-54; 8:10, 13-14), algunos de los que se refieren a los botes que estos cuatro nuevos discípulos dejaron atrás. “Dejando todo para seguir a Jesús es entonces sobre prioridades más que realmente abandonar a la gente y las cosas. Es sobre poner las cosas del reino primero” (Geddert).

La historia de la sanidad de la suegra de Simón sigue a la historia del exorcismo en la sinagoga del hombre que tenía un espíritu impuro, el primer acto del ministerio de Jesús (aparte del llamado a sus primeros cuatro discípulos). Este exorcismo se lleva a cabo el sábado, pero la oposición a Jesús no se ha desarrollado, y no hay reacción a la realización del exorcismo que realizó el sábado.


VERSÍCULOS 29-31: LA TOMÓ DE SU MANO Y LA LEVANTÓ

29Cuando salieron (griego = euthus, inmediatamente) de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.  30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, 31Y él se acercó, y  tomándola de la mano  la levantó (griego = eiren, levantar); al momento se le quitó la fiebre y comenzó a atenderlos (griego = diekonei, de diakoneo, de donde obtenemos nuestra palabra diácono).


El versículo 29 abre con la palabra griega euthus, y luego, inmediatamente. Marcos usa esta palabra frecuentemente en su evangelio, y le viene bien a su estilo apresurado y de movimientos rápidos que tiene su forma de escribir.

Hoy día todavía existe en Jerusalén una casa que los estudiosos creen que era la casa de Simón y Andrés (allí, estuve yo). Está al lado de la sinagoga, así que debía ser asunto de unos cuantos pasos para Jesús y sus discípulos ir de la sinagoga a la casa. Mateo 4:13 nos dice que en su vida adulta Jesús tuvo su hogar en Capernaúm, pero nadie ha podido identificar su casa. Tal vez vive en la casa cerca de la sinagoga con Pedro, Andrés, sus familias y la suegra de Simón.

La forma del versículo 29 es extraña. Cuando dice que “vinieron” ¿quiénes fueron? No hay nada en la historia anterior sobre el hombre con el espíritu inmundo que nos dé una clave, y parece lógico asumir que quienes vinieron incluye a Jesús y a los cuatro discípulos. Marcos, sin embargo, añade “con Jacobo y Juan”, una forma de ponerlo muy extraña. Los estudiosos piensan que Pedro fue una de las fuentes de Marcos para escribir su evangelio, y que Pedro originalmente le dijo a Marcos “entramos a mi casa con Jacobo y Juan”, una forma de ponerlo naturalmente, y Marcos conservó esa forma básica en el versículo 29. Este versículo, por lo tanto, provee una pequeña evidencia de que Pedro fue, en verdad, una de las fuentes de Marcos para las historias que incluyó en su evangelio.

La suegra de Simón está enferma, y Jesús la sana. Marcos no menciona a la esposa de Simón, y su suegra asume el papel de anfitrión, sugiriendo que ella es la única mujer o que es la jefa de las mujeres en ese hogar. También nos podemos imaginar que Pedro es viudo, excepto porque en 1 Corintios 9:5 indica que la esposa de Pedro lo acompaña.

Jesús “la tomó de su mano y la levantó” (v. 31). Este gesto es amable y útil, pero no ortodoxo. En esa cultura, los hombres no tocaban a las mujeres de esa forma. Jesús, sin embargo, frecuentemente toca a las personas que necesita sanidad, incluso al leproso (1:41), a quien no podía tocar sin hacerse impuro él mismo.  A nosotros nos cuesta trabajo tocar a las personas que están enfermas, en parte porque no queremos lastimarlas, pero, en mayor medida, porque tememos contagiarnos de su enfermedad. En años más recientes, nuestro entendimiento de las bacterias y virus refuerzan nuestra tendencia, pero tampoco queremos tocar a personas con cáncer o alguna otra enfermedad no contagiosa. Sin embargo, hay sanador en el toque humano. Jesús no tenía miedo de tocar.

Jesús la levantó. El verbo en griego es egeiren. Marcos usa este mismo verbo cuando nos relata que Jesús levantó a una niña pequeña de la muerte (5:41-42), y la resurrección de Jesús (14:28; 16:6). “Marcos probablemente desea implicar, por lo tanto, que el poder de ‘levantar’ que se manifestó en el milagroso ministerio sanador de Jesús fue el mismo poder escatológico por el que Dios después lo resucitó de la muerte” (Marcus, 199).

“Luego la dejó la calentura, y les servía” (v. 31). Aunque Jesús ya ha realizado un exorcismo, este es su primer milagro. La suegra, una vez sanado, comienza a servir a los hombres. Algunas mujeres de hoy encontrarán esta historia ofensiva por el papel estereotipado de servidumbre de la mujer. Sin embargo, es posible ver esta historia bajo una luz diferente:

––  Jesús honra a las mujeres haciendo a una mujer el sujeto de este primer milagro del evangelio. También levantará de la muerte a la hija de Jairo (5:21-24, 35-43) y sanará a la mujer con la hemorragia (5:25-34). Evidentemente las mujeres también están entre quienes son sanadas cuando toda la ciudad acampa alrededor de la puerta de Jesús (vv. 33-34), pero también tenemos estas tres historias donde Marcos resalta la sanidad de las mujeres.

––  La mujer probablemente era avergonzada por si falta de habilidad para servir como una anfitriona adecuada. Jesús le quita esa ansiedad sanándola y habilitándola para que llevara a cabo sus actividades de manera normal.

––  El milagro típico incluye una forma de confirmación de que la sanidad se llevó a cabo. En su caso, el servicio de la mujer provee esa confirmación. Está suficientemente sana para retomar sus actividades normales.

––  Mucho más significativamente, Jesús viene en un papel de siervo, “tampoco vino para ser servido, más para servir” (10:45), y llama a sus discípulos a hacer lo mismo. Los discípulos varones consistentemente fallan para entender esto, pero Marcos describe a las discípulos mujeres de una mejor manera. “Este es el primero de una serie de incidentes en que una mujer representa una respuesta más alta (la viuda pobre, la mujer con el perfume, las mujeres bajo la cruz, las mujeres en la tumba” (Williamson, 55).


VERSÍCULOS 32-34: SANÓ A MUCHOS Y ECHÓ FUERA MUCHOS DEMONIOS

32 Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron todos los enfermos y endemoniados a Jesús, 33y el pueblo entero se reunió a la puerta. 34Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y expulsó a  muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablarán, porque ellos le conocían.


La gente espera hasta la noche, cuando el sábado oficialmente ha terminado, para traer a quienes estaban enfermos y poseídos para que Jesús los sanara. “La dimensión escatológica de las acciones de Jesús es subrayada por el repetido énfasis en su cumplimiento: le trajeron a todos los que tenían enfermedades y a los endemoniados a la casa en que estaba Jesús, y toda la ciudad se agolpó a la puerta” (Marcus, 200).

Jesús imagina la desesperación de toda esa gente. Algunos tienen hijos o esposas que están enfermos o por morir. Otros tienen a seres queridos que no se pueden ocupar de actividades normales por una disfunción: esposos que no pueden trabajar, niños y niñas que no pueden jugar con sus amigos. Viven en un mundo que no puede apoyar muy poco en el aspecto de remedios. Son ellos los que escuchan rumores de que un gran sanador se encuentra en la sinagoga, e inmediatamente llevan a sus amados enfermos a la puerta de Jesús, esperando contra esperanza.

Jesús los sana y echa fuera demonios. En este evangelio “sanar se lleva a cabo cuando la autoridad [de Jesús] se reconoce, ya sea por los espíritus, que saben quién es él…, o por los enfermos, que llegan a él en fe de que tiene poder para sanarlos… Donde no hay fe – no se reconoce su autoridad – no hay sanidad. En la presentación de Marcos, entonces los milagros son esencialmente cristológicos: nos presentan con la autoridad de Jesús y demanda una respuesta de nosotros” (Hooker, 72-73).

Jesús “no dejaba decir a los demonios que le conocían” (v. 34). En este evangelio, Jesús calla no solamente a los demonios (1:25; 3:12), sino también a quienes reciben el beneficio de su sanidad (1:44; 5:43; 7:36; 8:26), e incluso a sus discípulos (8:30; 9:9). Por lo tanto, “Marcos presenta una paradoja. Las historias milagrosas (exorcismos, sanidades, resurrecciones, y milagros con la naturaleza) ocupan más de 200 versículos (más que la narración de la pasión), y virtualmente forman la mitad del evangelio antes del ministerio en Jerusalén. Pero aun así están acompañadas por un mandato de silencio y tienen una pequeña parte en la segunda pare del evangelio” (Donahue y Harrington, 85).

Parecería que Jesús y su ministerio se beneficiarían de este despliegue de su poder. Su habilidad para sanar hace que la gente lo siga y atestigüe su gran autoridad (una palabra importante en este evangelio). ¿Por qué mandaría silencio? Hay varias posibilidades, y tal vez todas sean ciertas:

––  La gente venía para ser sanadas, no por salvación. Solamente ven a Jesús como un sanador mágico, no como Hijo de Dios. La sanidad que Jesús otorga es secundaria a la salvación que trae. Por lo tanto, mientras que su poder sanador demuestra su autoridad, al mismo tiempo distrae a la gente de su mayor misión.

––  Jesús no busca el honor de los demonios. Más tarde, los enemigos de Jesús dirían que obtiene su poder de Belzebú, el príncipe de los demonios (3:22-30). Si Jesús permitiera a los demonios identificarlo en ese momento, eso solamente le daría credibilidad a esos cargos más tarde.

––  Los demonios entienden quién es Jesús porque ellos son seres espirituales. La identidad de Jesús no será clara para otros hasta su muerte y resurrección. Pedro tiene un buen principio al identificar a Jesús en el capítulo 8, pero inmediatamente reprendido por no entender realmente. La Mujer que unge a Jesús con el perfume parece estar en lo correcto (14:1-11), tal como lo hace el centurión en la cruz (15:39), pero estos son testigos excepcionales. Jesús no se permitirá a sí mismo ser definido por quienes verdaderamente no lo entendían.

––  Si la gente iba a identificar a Jesús como Mesías en esta etapa temprana de su ministerio, esperarían que cumpliera expectativas nacionalistas organizando un ejército, expulsando a los romanos, y restableciendo a Israel como la gran nación que había sido bajo el rey David. Esto es completamente diferente de la visión de Jesús, y potencialmente una gran distracción.

––  Jesús modela su ministerio sobre el motivo de Siervo que se encuentra en Isaías 49:1-6, donde Dios actúa a través del encubrimiento y ocultamiento. “Aunque el Siervo siente que ‘Por demás he trabajado, en vano’ y ‘sin provecho he consumido mi fortaleza’, Dios le asegura lo contrario que sería ‘luz a las naciones’. La habilidad del mensaje del Siervo (‘Y puso mi boca como espada aguda’) y el rango de su influencia (‘y me puso por saeta bruñida’) están encubiertas con el ocultamiento (‘me cubrió con la sombra de su mano…me guardó en su aljaba’)” (Edwards, 62).


VERSÍCULO 35: SE FUE A UN LUGAR DESIERTO Y ORABA
     
35De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario (griego = eremon¸ desolado, desierto).


Ustedes pensarían que Jesús estaría cansado de su largo día de predicación, sanidad, y exorcismo, pero se levanta todavía estando oscuro, mucho antes del amanecer.

Va a un lugar desierto (griego = eremon) a orar. La palabra eremon frecuentemente se usa para hablar del desierto, que tiene un significado especial para los judíos. Fue en el desierto que Dios formó a los israelitas – los redimió – los convirtió en el Pueblo de Dios. Juan el Bautista llamó a la gente al arrepentimiento para el perdón de pecados en el desierto. Fue en el desierto que Jesús triunfó sobre las mortales tentaciones de Satanás.

Los lugares desiertos a los que Jesús va a orar no son el desierto – no hay desierto en los alrededores de Capernaúm. Más bien, el lugar a donde va Jesús debe ser espiritualmente semejante al desierto: un lugar donde puede estar libre de distracciones, un lugar donde se puede dar sin reservas a la oración, un lugar donde puede encontrar la fortaleza de Aquel a quien ha venido a servir.


VERSÍCULOS 36-39: VAMOS A LOS LUGARES VECINOS

36Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús, 37Y cuando lo encontraron le dijeron: Todos te están buscando.  38pero él les contestó: Vamos a los otros lugares cercanos, (griego = komopoleis), a anunciar también allí el mensaje; porque para esto he salido.  39así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada y expulsando a los demonios.


Esta frase, “Simón y los que estaban con él”, es interesante. ¿Por qué Marcos no los llama discípulos? Tal vez porque no se están portando como discípulos. La palabra discípulo significa aprendiz. La tarea del discípulo es escuchar y aprender. En este caso, Simón y sus compañeros no están escuchando, sino hablando – diciéndole a Jesús lo que está pasando – y urgiéndolo a seguir su liderazgo.

La palabra griega katedioxen, casi tiene un tono hostil, “perseguirlo” es una buena traducción. La gente usaría esa palabra para hablar de perseguir una presa, o buscar por un niño errante. “En Marcos, ‘seguir’ a Jesús generalmente se refiere a los esfuerzos de aquellos que lo distraerán (3:32; 8:11) o se le oponen (11:18; 12:12; 14:1, 11, 55)” (Craddock, 98).

“Hay un tono de reproche en la declaración ‘todos te buscan’” (Lane, 82). La implicación es que Jesús ha errado al buscar tiempo para orar a solas. Ya habrá tiempo de sobra para orar, pero en este momento está la gente, mucha gente, que están ansiosos por ver a Jesús. El ministerio de Jesús es nuevo, y los discípulos están emocionados por la ansiosa multitud. “¡Ven Jesús! ¡El deber llama! ¡Oportunidades como ésta no aparecen todos los días! Puedes orar mañana. Ven y encárgate de esta multitud”.

Jesús, sin embargo, no tiene nada de eso. Ha enseñado en la sinagoga de Capernaúm, ha sanado a los enfermos y exorcizado a los poseídos. Las multitudes responden a su ministerio sanador, pero existe muy poca evidencia de que su interés vaya más profundo. Jesús no ha venido principalmente para sanar, sino para llamar a la gente al arrepentimiento. “El grave peligro era que la gente, viendo sus actos de sanidad meramente como hechos espectaculares mágicos, no alteraría su relación con el Dios Altísimo” (Hare, 32). Ese parece ser el caso en Capernaúm. Después, Jesús diría, “Y tú, Capernaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos serás abajada; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy (Mateo 11:23; ver también Lucas 10:15). Es interesante notar que Jesús tiene poco éxito en Nazarea, su pueblo de la infancia, o en Capernaúm, su hogar de adulto.

Jesús llama a sus discípulos a ir a los lugares vecinos (griego = kpmopoleis, de komo, que significa villa, y polis, que significa ciudad, literalmente entonces es villas-ciudades). Estas villas-ciudades eran poblaciones medianas que servían como centros comerciales para las villas de alrededor. Capernaúm ha tenido esa oportunidad. Ahora es tiempo para dar a otros esa oportunidad.

Jesús va por toda Galilea. Note la espiral externa de su ministerio. Comenzó en Capernaúm, y va a las villas cercanas, y ahora va a través de toda Galilea. A donde quiera que vaya, Jesús predica y exorciza (v. 39). Las dos cosas van juntas. Podemos aprender algo de Jesús en este punto. La iglesia de hoy día frecuentemente se encuentra a sí misma polarizada en cuanto a su misión. ¿Somos predicadores o sanadores? ¿Debemos enfatizar la evangelización o la beneficencia? ¿Debemos concentrarnos en la sanidad del cuerpo o del alma? “Este relato nos muestra que Jesús mantuvo estos aspectos en tensión. El ministerio efectivo no escoge una cosa sobre la otra… las sanidades y exorcismos (de Jesús) apoyaban su predicación y enseñanza, y vice versa” (Ramp, 181).


17 de Enero
Marcos 1,40-45
VERSÍCULOS 40-42: UN LEPROSO VINO A ÉL

40Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: Si quieres, puedes (griego = dunasi, tienes el poder) limpiarme de mi enfermedad.  41 Jesús tuvo (griego = splanchnistheis, compasión de él;  orgistheis, lleno de cólera, aquí lo tocó con la mano y dijo: Quiero. Queda limpio.  42al momento se le quitó  la lepra al enfermo,  y quedó limpio.

En tiempos de Jesús, la palabra lepra era usada para una gran gama de enfermedades de la piel, y no solamente para la aflicción que hoy día conocemos como la enfermedad de Hansen. “Los escribas contaban más o menos setenta y dos diferentes condiciones de la piel que se definían como lepra”, incluyendo enfermedades como “fuegos” (furúnculos) y tiña (Edwards, 68; ver también Lev. 13-14). Algunas de estas enfermedades no tenían cura conocida, y por eso se les temía mucho. Algunas eran altamente contagiosas, así que se requería que los leprosos vivieran en lugares aislados. La ley de la Torá dice: “Y el leproso en quien hubiere llaga, sus vestidos serán deshechos y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!... será inmundo; estará impuro: habitará solo; fuera del real será su morada” (Levítico 13:45-46). El Antiguo Testamento tiene varios pasajes donde Dios aflige al pueblo castigándolos con lepra (Números 12:9-10; 2 Reyes 5:27; 15:5; 2 Crónicas 26:19-21), así que la gente frecuentemente interpretaba la lepra como un castigo por el pecado.

Por lo tanto, la lepra tenía múltiples dimensiones: física, religiosa, social y financiera. La persona afectada (físicamente) era considerada como ritualmente impura (espiritual). A los leprosos se les requería que vivieran solos y mantuvieran una distancia de cincuenta pasos lejos de otra persona (social). Si la persona con lepra tocaba a otra persona o era tocada por alguien, se consideraba que esa persona estaba ritual y físicamente impura hasta que se le examinara y fuera pronunciada limpia por el sacerdote. En otras palabras, tanto la impureza física (médicamente) como la ritual (espiritual) eran contagiosas. La persona afligida por la lepra no podía trabajar, y por lo tanto se le reducía a pedir limosna (financiera). Y por lo mismo, su familia también se vería reducida a la pobreza. Las consecuencias espirituales, sociales y financieras de la lepra –impureza, aislamiento, y pobreza – eran más terribles que las consecuencias físicas de esas formas más benignas de la enfermedad.

Los capítulos 13 y 14 de Levítico prescriben en forma muy detallada cómo se diagnosticaba la lepra, y hacía al sacerdote responsable de examinar a la gente con problemas en la piel para determinar si tenían lepra. El sacerdote también era responsable de evaluar si la persona con lepra era sanada de la enfermedad. Si era así, el Levítico especificaba un ritual para restaurar a la persona a un estado de pureza.

Este leproso viene a Jesús implorando sobre sus rodillas. Es claro que traspasa el límite de cincuenta pasos, que se suponía que debían mantener, porque Jesús extiende su mano y lo toca. El leproso dice, “Si quieres (dunasi, tú tienes el poder. Nosotros obtenemos nuestra palabra dinamita de la forma dunamis de esta palabra), puedes limpiarme” (v. 40). Obviamente este leproso ha escuchado noticias de que Jesús ha sanado a otras personas, pero no sabe si Jesús estaría dispuesto a sanarlo a él. Si la lepra era el juicio de Dios por el pecado, tal vez Jesús lo dejaría servir completa su sentencia.

Este hombre no pide ser sanado (físicamente), sino ser limpiado (espiritual y socialmente). En esta historia no hay referencia a la sanidad, pero sí hay cuatro referencias a la limpieza. Sin embargo, uno no puede estar limpio sin también estar libre de la enfermedad, así que este hombre está pidiendo ser completamente restaurado a una vida normal en todas sus dimensiones. La súplica de este hombre por limpieza, más que por sanidad, sugiere que valora la restauración de su estatus espiritual y social mucho más que su sanidad física. También reconoce su fe de que Jesús actúa por el poder de Dios. Solamente Dios puede sanar al leproso, y solamente el sacerdote (el representante designado de Dios) puede pronunciar limpio al leproso.

El versículo 41 presenta un difícil problema de traducción. La mayoría de los manuscritos antiguos dicen que Jesús estaba lleno de piedad o compasión (griego = splanchistheis), pero otros dicen que estaba lleno de enojo (griego = orgistheis). La compasión tiene más sentido en este contexto, y algunos buenos manuscritos usan splanchistheis. Sin embargo, también hay varias razones para leer enojo (orgistheis) en este pasaje:

––  Primero, un principio común de traducción dice que se debe preferir la lectura más difícil, especialmente porque los copistas son tentados a “mejorar” un manuscrito cambiando una lectura difícil por una más fácil, pero esto no ocurre al revés. En este caso, los copistas serían tentados a cambiar el enojo de Jesús por compasión, y de esta manera hacer la lectura más fácil, pero no estarían tentados a cambiar la compasión por enojo.

––  Segundo, Mateo (8:1-4) y Lucas (5:12-16), que usan a Marcos como su fuente, evitan hacer cualquier mención de la emoción de Jesús. Si Marcos hubiera usado la palabra compasión, se esperaría que Mateo y Lucas la incluyeran en sus propios relatos. Sin embargo, si es que Marcos usó la palabra enojo, Mateo y Lucas posiblemente la habrían quitado de sus relatos.

¿Por qué Jesús estaría enojado? Los estudiosos desechan la posibilidad de que estaba enojado con el leproso por haber transgredido la regla de los cincuenta pasos, porque Jesús no se detiene para tocar a ese hombre. Tampoco creen que Jesús se llene de enojo por ser interrumpido, porque frecuentemente era interrumpido y generalmente no respondía con enojo. Más bien favorecen la idea de que “Marcos no intenta que entendamos el enojo de Jesús como dirigido hacia el leproso, sino en contra de las fuerzas de maldad que han hecho a ese hombre su víctima” (Hooker, 80).

Sin embargo, los estudiosos también enfatizan que Jesús estaba tratando de mantener el equilibrio entre la enseñanza y la sanidad, las dos formas principales de su ministerio en la primera mitad de este evangelio. La mayor parte del tiempo, la gente se siente atraída a él por sus milagros de sanidad, y frecuentemente fallan en ver la dimensión espiritual más profunda. Otra posibilidad, entonces, es que la sanidad de un leproso sería tan dramática que atraería a la gente a Jesús por las razones equivocadas, algo que de hecho sucede en el versículo 45. En el versículo 41, entonces, Jesús siente que el leproso le está pidiendo algo que hará que su ministerio se desvíe. La súplica del leproso, entonces, lo fuerza a escoger entre la misión y la compasión, a arriesgar la una o la otra. Es fácil ver que Jesús respondería con enojo a esta situación en la que no habría ganador. Esto también explica el fuerte lenguaje del versículo 43 (ver abajo) y la estricta advertencia de Jesús al leproso de que no se lo diga a nadie sino que vaya con  el sacerdote.

De cualquier manera, en el versículo 41, Jesús dice, “Quiero”, extiende su mano, toca al leproso, y dice, “sé limpio”, (griego = katharistheti). Katharistheti “es probablemente un ‘pasivo divino’, un reverente rodeo judío usado para sugerir la acción de Dios sin mencionarlo directamente, y esto implica que Dios es el agente activo en la sanidad” (Marcus, 206). “Su palabra no es como las palabras y la autoridad de los escribas. Su palabra tiene poder para hacer lo que dice… Cuando Jesús habla, Dios actúa” (Jensen).

Si Jesús puede sanar al hombre con un toque, entonces también puede sanarlo sin tocarlo. Su toque parece imprudente, porque tocar a un leproso contaminaría a Jesús (tanto física como espiritualmente). Sin embargo, en este caso, no es el leproso el contagioso, sino Jesús. El leproso no contagia su impureza a Jesús, sino que Jesús contagia su sanidad y santidad al leproso y lo hace limpio (física, espiritual y socialmente).

En este evangelio, leemos sobre Jesús tocando o asociándose con la gente de maneras que potencialmente lo contaminarían: tumbas y puercos (5:1-20); una mujer con hemorragia (5:25-27); un cadáver (5:41); gentiles y espíritus inmundos (7:24-26). En cada situación, él transmite su sanidad y santidad y no del modo contrario.


VERSÍCULOS 43-44: VE, MUÉSTRATE AL SACERDOTE          

43Jesús los despidió (griego = exebalen, lo despidió, despedir, echar)enseguida, 44Y le recomendó mucho (griego = embrimesamenos, otra palabra de “enojo”, ver el comentario abajo): Mira, no se lo digas a nadie  (griego = medeni meden, a nadie, nada); solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que todos sepan que estás limpio de tu enfermedad (griego = eis maturion, para un testimonio o acusación)a ellos (griego = autois, a ellos o en contra de ellos).


“Entonces le apercibió” (v. 43). La palabra embrimesamenos es usada para describir el resoplido de un caballo. Cuando se usaba para la gente, llevaba el timbre de enojo, disgusto, o indignación. Marcos usará esta misma palabra para describir el enojo de los discípulos con la mujer que unge a Jesús con el caro perfume (14:4-5).
“Despidióle” (v. 43). La palabra exebalen es traducida en otras partes como “despedir” o “echar”; por ejemplo, el Espíritu llevando a Jesús al desierto (1:12) y echando fuera demonios (1:34, 39). Esta palabra contiene la idea de fuerza, fuerza que la traducción “lo despidió”, falla en reflejar.

Así que tenemos tres palabras que implican un estado de ánimo de enojo urgente por parte de Jesús: orgistheis (v. 41), embrimesamenos, y exebalen (v. 43): palabras que parecen estar fuera de lugar en una historia de sanidad. Debemos preguntar por qué aparecen aquí, parecen más apropiadas para una historia de exorcismo. Así que los estudiosos se han preguntado si de alguna manera Marcos mezcló elementos de una historia de exorcismo con esta historia de sanidad. Sin embargo, parece más probable que Jesús está enojado porque, al sanar al leproso, ha tenido que arriesgarse a atraer a la gente que solamente se interesará por él debido a sus “poderes mágicos”, y de esta manera se pondría en peligro su ministerio. Esto también explica su estricta advertencia de que no diga nada a nadie excepto al sacerdote. ¡Guarda mi secreto! ¡No descubras mi identidad!

Se nos deja preguntándonos cómo sería posible que ese hombre, sin dar una explicación de su recuperación, pudiera entrar otra vez a su comunidad viniendo de tal exilio público. “En el código de honor/vergüenza de las sociedades antiguas, hubiera sido insultante no expresar alabanzas al benefactor” (Perkins, 545).

Después de advertir al hombre que no diga nada a nadie (medeni meden, una doble negación), Jesús le ordena mostrarse al sacerdote y llevar la ofrenda que se requería por su sanidad. Levítico 13 le dice al sacerdote cómo inspeccionar a la persona con lepra: lo que tiene que buscar y, dependiendo de lo que encuentre, las acciones que debe realizar. Levítico 14 nos dice sobre las ofrendas que se daban y el ritual que se debía realizar para limpiar (espiritualmente) a una persona que se encontraba libre de la enfermedad (física). Aunque tendemos a pensar en el sacerdote como sirviendo en el templo de Jerusalén, el sacerdote típico servía solamente unos pocos días al año y vivía en otro lugar el resto del año. Así que había miles de sacerdotes desperdigados por todo Israel, y este hombre no tenía que haber viajado muy lejos para encontrar a uno.

El mandato de Jesús de que el leproso limpiado se mostrara al sacerdote es en interés del propio hombre, porque no podía re-ingresar a la sociedad sin la aprobación del sacerdote. También demuestra la devoción de Jesús por la ley de la Torá, un asunto que pronto estará en disputa cuando perdona al paralítico sus pecados, que era una prerrogativa de Dios (2:1-13), cuando llama a un recolector de impuestos a ser su discípulo (2:14-17), cuando defiende a sus discípulos por no ayunar (2:18-22), y cuando defiende su derecho a recoger espigas en el sábado (2:23-27), etc., etc., etc.

La frase “para testimonio a ellos” (v. 44) es interesante. Obviamente, ese hombre necesita mostrar al sacerdote que está libre de la enfermedad. “Pero cuando se añade el comentario de ‘para testimonio a ellos’… se sugiere que hay otras cosas que ahí están sucediendo. La sanidad de ese hombre vívidamente demostrará la diferencia entre Jesús y los custodios oficiales de la religión: ellos solamente pueden pronunciar a la gente limpia; Jesús puede limpiarlos” (Geddert, 52).
Es bastante legítimo traducir autois “contra ellos” en lugar de “a ellos”. Cuando el hombre se presente al sacerdote, éste tendrá que evaluar su condición física. Si encuentra que el hombre está libre de la enfermedad, el sacerdote tendrá que dar testimonio público de ese hecho y participar en una ceremonia de limpieza para permitir que ese hombre re-ingrese a la sociedad. “La declaración de Jesús, entonces, significa que si el sacerdote establece que la sanidad se ha realizado y acepta el sacrificio por la limpieza, pero falla en reconocer a la persona y el poder a través del cual ha venido la sanidad, entonces se habrán condenado por la misma evidencia que han proporcionado” (Lane, 88).

Si esta es la intención de “para testimonio a ellos” – si Jesús intenta forzar al sacerdote para que reconozca el poder divino de Jesús – la urgencia de su seria admonición para que fuera al sacerdote se hace obvia. No solamente ese hombre visitará al sacerdote para que lo restaure a la sociedad, sino que también condenará a los sacerdotes, que certificarán la sanidad y con ello el poder divino de Jesús, pero que continuarán oponiéndose a él.


VERSÍCULO 45: PERO COMENZÓ A PUBLICARLO MUCHO

45Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. (Griego = kerussein, por eso Jesús no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba afuera, en lugares donde no había gente; pero de  todas partes acudían a verlo.


Ese hombre desobedece la orden de Jesús, predicando la palabra tan efectivamente que la gente abruma a Jesús cuando empiezan a buscarlo. El problema es que “la publicidad crea una audiencia, pero no congregaciones” (Craddock, 104). Por lo menos tenemos cuatro puntos que son irónicos en este versículo:

––  Un hombre desobediente es el primero en predicar las buenas nuevas sobre Jesús.

––  La fama de Jesús estorba más que ayudar a su ministerio.

––  La historia comenzó con el leproso forzado a vivir “fuera del real” (Levítico 13:46), y termina con la restauración a la vida de comunidad. La historia comienza con Jesús moviéndose libremente por las villas, y termina forzándolo a vivir “fuera en los  lugares desiertos” (v. 45). De alguna manera Jesús y el leproso han cambiado lugares. Jesús ahora se encuentra sufriendo el aislamiento que  antes era del leproso.

––  “Una habilidad de Jesús – su poder para sanar (1:40) – ahora se ha convertido en la causa de su falta de libertad para desplazarse (1:45)” (Marcos, 210).

18 de Enero
Marcos 2,1-12
VERSÍCULOS 1:16 – 3:6: EL CONTEXTO

El texto de 1:16 – 2:12 se aproxima al de 2:13 – 3:6.  En ambos, una llamada al discipulado es seguida por historias de la actividad de Jesús.  Aun así, las historias en 1:16 – 2:12 son generalmente positivas y terminan con la respuesta de la multitud, “Nunca tal hemos visto” (2:12), mientras que las historias en 2:13 – 3:6 son generalmente negativas y terminan con los fariseos y herodianos conspirando para matar a Jesús (3:6) (Jensen).

El tema más importante de 1:16 – 3:6 es la autoridad de Jesús (griego: exousia) y el conflicto que Jesús provoca con líderes religiosos (quienes se consideran autoridades religiosas) al ejercer su autoridad:

Jesús dijo, “Venid en pos de mí,” y “luego, dejadas sus redes (Simón y Andrés), le siguieron” (1:17-18).  La palabra de Jesús tiene la autoridad de alentar obediencia.

Jesús, “les enseñaba como quien tiene potestad, y no como los escribas” (1:22).

Estaban asombrados, y preguntaban, “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con potestad aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen? (1:27).

Jesús demuestra su potestad sobre enfermedades y demonios (1:29-34).

Jesús demuestra su “potestad en la tierra de perdonar los pecados” al sanar al paralítico (2:10-12).

Al verse confrontados con las muchas pruebas de que Jesús tiene la autoridad de Dios, fariseos y herodianos no acogen a Jesús, sino que conspiran para destruirle (3:6).

2:1-12 es la primera de una serie de cinco historias de controversia que muestran, en estos primeros capítulos de Marcos, como la autoridad de Jesús supera la de las autoridades judías – y como rechazan su autoridad.  No es probable que estas cinco historias ocurrieran en el mismo orden que Marcos las relata.  Es más probable que Marcos coleccionara estas historias de varios lugares y las agrupara al principio de su relato del ministerio de Jesús.  Las cinco historias aparecen estructuradas de la siguiente manera:

A: El sanar del paralítico (2:1-12)
     B: La llamada del publicano y el comer con publícanos y pecadores (2:13-17)
          C: La cuestión del ayuno (2:18-22)
     B’: La defensa de los discípulos por parte de Jesús, por cosechar en el sábado (2:23-28)
A’: El sanar del hombre de la mano marchita (3:1-6)

En esta estructura, el sanar del paralítico (A) se paralela al sanar del hombre de la mano marchita (A’).  Las otras tres historias “tienen que ver con alimentación y ayuno” (Witherington, 110).

Entonces, al comienzo del ministerio de Jesús, Marcos relata cinco historias de controversia.  Hacia el final del ministerio de Jesús, Marcos relatará cinco historias más de controversia (11:27-33; 12:1-12, 13-17, 18-27, 38-44).

La historia del sanar del paralítico (2:1-12) – nuestra lección del Evangelio – “es una diminuta versión del Evangelio entero: la enseñanza y el sanar de Jesús, Jesús acusado de blasfemia, Jesús vindicado.  El sanar del hombre paralítico marca la nueva vida que el mismo Jesús tendrá en la resurrección, y compartirá con todos los que la quieren” (Wright, 17).


VERSÍCULOS 1-2: YA NO CABÍAN NI AUN A LA PUERTA

 1Algunos días después, Jesús volvió a entrar en Capernaum. En cuanto se supo que estaba en casa, 2se juntó tanta gente que ni siquiera cabían frente a la puerta; y él les  anunciaba el mensaje. (Griego: elalei – de laleo – hablar o predicar) la palabra (griego: ho logos).
                
                 

“Jesús volvió a entrar en Capernaum. En cuanto supo que estaba en casa” (v. 1).  Capernaum es el hogar de Jesús (Mateo 4:13; Marcos 2:1) y el centro de su temprano ministerio.  En el Evangelio de Marcos, Jesús comienza su ministerio cerca de Capernaum cuando llama a cuatro discípulos (1:16-20) y al obrar varios milagros de sanar en la ciudad (1:21-34).  Entonces, va predicando por Galilea (1:35ff).  Ahora regresa a Capernaum donde con esta historia le encontramos en casa.  No está claro si tiene su propia casa o si vive con Pedro y Andrés, y sus familias (1:29), esto parece probable.  Es difícil imaginar que Jesús mantuviera un hogar del cual para tanto tiempo fuera.

“Y luego se juntaron a él muchos, que ya no cabían ni aun a la puerta” (v. 2a).  Una multitud de gente se reúne enfrente de la casa, tapando la puerta.  En este Evangelio, a menudo aparecen multitudes alrededor de Jesús pero, mientras puede que respondan con maravilla a estos milagros, no responden convirtiéndose en discípulos.  Son pasivos y particulares.  “El único y más común atributo de las multitudes en el Evangelio de Marcos es que impiden el acceso a Jesús… Por lo tanto, Jesús disfraza sus enseñanzas hablándoles en parábolas (e.g., 4:33-34; 7:17).

Interesantemente, las palabras griegas para ‘multitud’ (ochlos) y ‘casa’ (oikos) producen una rima de aliteración.  Casas o lugares privados, en contraste, proporcionan un lugar de revelación especial e instrucción de los discípulos, inclusive los miembros del círculo íntimo de Marcos… El contraste entre ‘multitud’ y ‘casa’ ayuda a ilustrar un tema más grande en Marcos, que el entusiasmo por Jesús y la proximidad a él no son lo mismo que la fe – y estos dos pueden llegar a oponerse a la fe (e.g., 11:1-11)” (Edwards, 74).

“y les predicaba la palabra (griego: logos) (v. 2b).  Predicar la palabra es clave para el ministerio de Jesús.  Comenzó su ministerio público enseñando la palabra con autoridad en la sinagoga de Capernaum, donde expulsó un demonio (1:21-28), y dejó Capernaum “para que predique” en otro lugar (1:38).  Predicar la palabra también será el centro del ministerio de la iglesia (Hechos 6:4; 8:4; 17:11; Galatos 6:6; Colosos 4:3).  Jesús pronuncia la palabra y, al mismo tiempo, es la Palabra (Juan 1:1).


VERSÍCULOS 3-5: HIJO, TUS PECADOS TE SON PERDONADOS

3Llegaron unos llevando un paralitico entre;  4y, como no lograban acercárselo, por el gentío, levantaron el techo encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla  haciendo abertura, bajaron el lecho (griego: krabatton – un lecho que un pobre podría utilizar de cama y que serviría de camilla) en que yacía el paralítico. 5Viendo Jesús su fe, dice al paralítico: Hijo, se te perdonan los pecados.


“Llegaron unos llevando un paralítico entre  cuatro” (v. 3).  No sabemos lo grande que es este grupo.  Cuatro de ellos pueden llevar la camilla, pero hay otros también.

“Y como no lograban acercárselo, por el gentío, levantaron el techo por encima de donde estaba Jesús” (v. 4a).  Hacen una abertura en el tejado para bajar a su amigo a la presencia de Jesús.  En una casa típica de aquel día, el tejado sería plano y estaría sostenido por vigas atravesadas sobre las paredes y compuesto de una mezcla de barro y paja.  En las noches calurosas, gente a menudo dormía en el tejado, y el tejado les concedía un retiro privado de un hogar ocupado.  Generalmente, había una escalera afuera que permitía acceso al tejado.  Subir a un hombre paralítico por la escalera no era nada fácil, y requeriría valor por parte del paralítico.  Hacer una abertura en el tejado sería una solución valiente para la falta de acceso a Jesús.  Algunos eruditos dicen que es fácil reparar un tejado de barro y paja, pero es difícil reparar un tejado para que no gotee.  El daño no es trivial.  Incluye “una gran obra de demolición” (France, 123).

“y abrieron un boquete y descolgaron la camilla en que yacía el paralítico” (v. 4b).  Imagine cómo ha de sentirse este hombre paralítico.  No estaría atado a un lecho tieso – esta camilla sería algo floja para llevar a una persona.  Sus amigos seguramente no hicieron una abertura lo suficientemente grande para poder bajarle de manera horizontal.  Ni estarían entrenados en como transportar pacientes en camillas.  Es probable que el hombre paralizado sufriera algunos golpes mientras sus amigos le bajaban por el tejado.

Además, seguramente este hombre está acostumbrado al silencio y la soledad de un cuarto de enfermos.  Ser el centro de atención entre una multitud sería una situación muy incómoda para él, tal como sería este difícil trayecto.

Pero era un hombre sin esperanza – pero en este momento tiene esperanza que el que sana hará para él lo que ha hecho por otros.  Este sería un momento de anticipación casi inimaginable – y de bastante ansiedad.

“Viendo Jesús su fe” (v. 5a).  La fe que Jesús ve no se trata simplemente de una fe intelectual o emocional, sino de una fe manifestada por medio de una obra determinada y visible.  Jesús puede leer los corazones de la gente (v. 8), pero aquí no necesita hacerlo.  La fe de estos hombres es obvia y todos la pueden ver.

Unos eruditos sugieren que los que llevan la litera son los que tienen fe en lugar del paralítico, pero no hay nada en el texto que lo sugiera.  Supuestamente, el paralítico es pleno partícipe en esta obra.  Nadie le tiene que llevar a la fuerza.  No obstante, es el recipiente de la fe de aquéllos que le llevan.  Es por la fe de ellos tanto como por la suya (quizá aún más que la suya) lo que posibilita su sanar.  Sin su fuerte confianza en que Jesús le ayudará, el hombre nunca habría visto a Jesús.  Sin su fuerte determinación de sobrepasar las dificultades impuestas por la multitud, el sanar nunca habría tomado lugar.

En este Evangelio, Jesús premia la fe que persiste frente obstáculos:

Jairo no es disuadido por vecinos que le piden que no moleste más a Jesús, porque su hija ya ha muerto.  En vez, Jairo y su esposa van con Jesús al lecho de la niña, y Jesús le dice a la niña “levántate” (griego: egeire – la misma palabra que utiliza en 2:11 para mandar al paralítico que se levante y tome su lecho, y una palabra que será utilizada para la resurrección de Jesús).  La niña inmediatamente se levanta y anda – causando el espanto de todos (5:21-24, 35-43).

El ciego Bartimeo no será disuadido por transeúntes que le mandan callar, en cambio, clama aún más fuerte, “Hijo de David, ten misericordia de mí.”  Jesús le sana, diciendo, “Ve, tu fe te ha salvado” (10:46-52).

Cuando el padre de un niño que sufre de convulsiones dice, “si puedes algo,” Jesús responde, “Si puedes creer, al que cree todo es posible” (9:23) – y sana al niño cuando el padre responde con fe.

Pero en Nazarea Jesús “no pudo hacer allí alguna maravilla” por la incredulidad de ellos (6:1-6a).  En dos ocasiones, regañará a los discípulos por su falta de fe (4:40; 16:14).

“dice al paralítico: Hijo, se te perdonan los pecados” (v. 5b).  Nosotros (y sin duda el paralítico) esperamos que Jesús diga, “Levántate, y toma tu lecho y anda,” pero eso vendrá más adelante (v. 9).  En vez, Jesús dice “Hijo, tus pecados son perdonados” (v. 5).  Anote que no dice que él perdona los pecados del hombre.  La voz pasiva (“son perdonados”) sugiere dos posibilidades.  Una es que Jesús perdona los pecados del hombre.  La otra es que Dios ha perdonado los pecados del hombre, y que Jesús simplemente obra como agente de Dios al anunciar el perdón de Dios.

En cualquier caso (que Jesús perdone o que simplemente anuncie el perdón de Dios), sus palabras hacen surgir dos temas:
Primero, ¿qué autoridad tiene Jesús para perdonar los pecados del hombre? Esta es la cuestión que precipita el desacuerdo con los escribas en vv. 6-7.

Segundo, ¿cuál es la relación entre el pecado y la enfermedad? En aquel entonces, gente podría decir que la enfermedad era el juicio de Dios sobre el pecado.  “La parálisis, como muchas enfermedades, se atribuía al pecado (véase Juan 9:2)…  La cojera constituía una forma de impureza en el Antiguo Testamento (Levítico 21:18), y en Qumran ‘los cojos, ciegos, y minusválidos no podían participar plenamente en la vida de la comunidad” (Donahue & Harrington, 93).

Según nuestro punto de vista científico, no estamos de acuerdo.  Los virus y la bacteria causan enfermedades – el remedio son los antibióticos.  Nervios pinchados pueden causar parálisis – el remedio es la cirugía.  Aunque no sabemos la causa ni el remedio de cada enfermedad, sí sabemos mucho y aprendemos cada día más.  No debemos “culpar al enfermo,” atribuyendo la enfermedad al pecado.  Hacer esto solo empeora la vida de la persona que sufre.

Como siempre, la verdad se encuentra en algún lugar entre los dos extremos.  Algunas enfermedades, físicas y emocionales, son el resultado de comportamiento específico.  Si creemos en el pecado, hemos de admitir que algunos comportamientos que causan enfermedades son pecado.  En algunos casos, el comportamiento pecador era el de la persona enferma (algunos ejemplos obvios son gente que fuma, abusa drogas, o se involucra en sexo promiscuo).  En otros casos, el comportamiento pecador de una persona causa enfermedad en otros (un hijo que ve como su padre abusa de su madre puede sufrir de una enfermedad emocional como resultado).  Otras enfermedades nos surgen “de la nada.”  Gente santa muere de enfermedades igual que el peor pecador.

Jesús dijo, “Hijo, tus pecados son perdonados” como si conociera el corazón del paralítico.  “El orden griego de las palabras enfatiza ‘tus’ (Hare, 36), sugiriendo que Jesús se dirige a la situación particular de este hombre:

Quizá el hombre ha llevado una vida descuidada que, de alguna manera, ha resultado en parálisis.

Quizá su parálisis es psicosomática, resultado de su sentido de culpabilidad por el pecado real o imaginado.

Quizá él es pecador solo en el sentido en que todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:32).

Quizá simplemente se siente culpable porque interpreta su enfermedad como castigo por sus pecados.  Cualquier persona que sufre de una grave enfermedad o de una pérdida tiende a cuestionar lo que él o ella ha hecho para merecer tal cosa.  Si esto es verdad para la gente de hoy día, imagine cuanto más real sería este sentimiento para la gente de aquel entonces.

“Hijo, tus pecados son perdonados.”  Ésta es una palabra de conversión, para alguien herido en espíritu tanto como en cuerpo.  Esta palabra le asegura que no necesita temer que Dios esté esperando a la vuelta de la esquina para hacerle caer de nuevo.  Seguramente, el hombre espera que Jesús tome el próximo paso y sane su cuerpo.  Parece posible, no obstante, que por el momento el hombre sienta el descanso que viene al ver que su alma ha sido sanada.

“Hijo, tus pecados son perdonados.”  Éste puede ser un “pasivo divino,” una manera de referirse a la acción de Dios sin pronunciar su nombre.  Los judíos tienen cuidado de no utilizar el nombre de Jesús a no ser que lo tomen en vano.  Quizá Jesús no esté perdonando al hombre, en vez,  simplemente reconoce el perdón de Dios.  Esto se parece al trabajo de un sacerdote, que cumple un rito de redención, solo actuando como intermediario de Dios – Dios es el que perdona (Levítico 4:26, 31).

“La ruptura en el orden de la historia (v. 5), reforzada por una declaración del Señor (v. 10), subraya el perdón de pecados como el punto principal de esta historia” (Williamson, 64).

Solo existe otra historia más en los Evangelios en que Jesús pronuncia el perdón de los pecados – la historia de la mujer que lava los pies de Jesús con sus lágrimas (Lucas 7:48).

Anote que el perdón de los pecados no cura la parálisis de este hombre.  Es perdonado pero, aun así, no puede andar.  Ha recibido una palabra bendita de Jesús, pero todavía necesita otra.


VERSÍCULOS 6-7: BLASFEMIAS DICE

6Había allí sentados unos letrados que discurrían para sus adentros:  7 ¿Cómo  habla éste así?, ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?


“Había allí sentados unos letrados que discurrían para sus adentros: como habla éste así” (v. 6).  Estos escribas están sentados, la postura en la que enseñan.  Más adelante, Jesús les acusará de buscar los mejores asientos en la sinagoga (12:39).  Su postura gentil parece fuera de lugar en esta entrada tan aglomerada, indicando que Marcos ha combinado dos historias aquí – una historia de sanar y una historia de controversia.  Así es el carácter de Marcos, que también inserta la historia de la mujer con una hemorragia en la historia de la curación de la hija de Jairo (5:21-43) – y la historia de la limpieza del templo dentro de la historia de la higuera (11:12:25).

Los escribas son intérpretes ordenados y autorizados por la ley del Tora.  Porque sabemos que se oponen a Jesús, los identificamos rápidamente como malos.  De hecho, están ansiosos de complacerle a Dios y son devotos de la ley de Dios.  Estudian la ley de Dios en detalle meticuloso para que puedan guiar a la gente por el buen camino.  Si a veces fallan al no ver el bosque por los árboles, ¿cuál de nosotros está capacitado para juzgar sus fallos?

“¿Cómo habla éste así? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?” (v. 7).  En silencio, los escribas juzgan a Jesús por usurpar la prerrogativa de Dios al perdonar pecados.  Aunque es posible que una persona perdone un pecado cometido contra él o ella, cada pecado es, al final, un pecado contra Dios.  David capta esta idea perfectamente cuando escribe, “A ti, a ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos” (Salmo 51:4a).  Escribió este salmo después de haber cometido adulterio con Bathsheba y de haber asesinado a Uriah, el marido de Bathsheb9a.  De hecho, había pecado fuertemente contra Uriah y Bathsheba y como rey, había pecado contra todos sus súbditos.  Sin embargo, su pecado más grande fue en contra de Dios, y solo Dios podía perdonar ese pecado (Salmo 51:1-3; 85:2).  “No hay nada en la literatura judía que sugiera que cualquier hombre – ni siquiera un mesías – tuviera la autoridad de perdonar pecados” (Hooker, 88).

Aún los sacerdotes, responsables del sistema de sacrificios, declararían ser solo intermediarios de Dios, porque solo Dios puede perdonar pecados.  Los sacerdotes discutirían, no obstante, que Dios les ha mandado cumplir los ritos de redención.  Por eso, según ellos, es a través de sus varios ministerios que Dios efectúa el perdón de los pecados.  Verían a Jesús como uno que adopta, no solo las prerrogativas de Dios, sino las sacerdotales también.

Los escribas declaran a Jesús culpable de blasfemia por haber adoptado la prerrogativa de Dios.  Blasfemia es el más serio de los pecados, y la ley del Tora especifica que el blasfemador ha de ser apedreado hasta morir (Levítico 24:10-23).  Entonces, Marcos hace surgir el tema de blasfemia aún al comenzar el ministerio de Jesús.  Más adelante, el Sanedrín presentará cargos formales de blasfemia contra Jesús, y eso será la base de su crucifixión (14:61-64).


VERSÍCULOS 8-9: ¿QUÉ ES MÁS FÁCIL?

8Jesús, adivinando lo que pensaban les dice: ¿Por qué estáis pensando eso? 9¿Qué es más fácil?: ¿Decir al paralitico que se le perdonan los pecados o decirle que cargue con loa camilla y eche a andar? (griego: aphientai – la voz pasiva sugiere que Dios es el que perdona, en contraste con v. 10),


“Jesús, adivinando lo que pensaban” (v. 8a).  Los escribas no han mencionado su descontento pero, como Dios, Jesús conoce sus corazones.

“¿Por qué estáis pensando eso? 9¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, y toma tu lecho y anda?” (vv. 8-10).  Jesús contesta sus preguntas, que aún no han declarado, con una pregunta suya.  No les pregunta cuál es más fácil hacer, sino cuál es más fácil decir.  Es más fácil decir, “Tus pecados te son perdonados “o decir, “Levántate, y toma tu lecho y anda.”

La verdad es que es más fácil decir “Tus pecados te son perdonados” que decir “Levántate, y toma tu lecho y anda.”  Los que observan no tienen manera de verificar si los pecados del hombre han sido perdonados, pero fácilmente pueden ver si el hombre se levanta y toma su lecho y anda.  Cuando Jesús dice, “Levántate, y toma tu lecho y anda,” se pone en una posición peligrosa.  Si el hombre logra levantarse y andar, quedará claro que Jesús obra con el poder de Dios y, por lo tanto, está en su derecho al decir “Tus pecados te son perdonados.”  Sin embargo, si el hombre no logra levantarse, Jesús será revelado como un fracaso y un blasfemador.  Si se le acusa de blasfemia, podría ser apedreado a muerte (Levítico 24:16).  Con esta pregunta, entonces, Jesús propone una prueba con la que se pueda verificar su potestad (el sanar) para demostrar lo que, de cualquier otra manera, no se puede verificar (el perdón).  “Jesús insiste que si sana al hombre, sus enemigos han de reconocer su autoridad de perdonar el pecado” (Perkins, 551).


VERSÍCULOS 10-12: TODOS SE ASOMBRARON Y GLORIFICARON A DIOS

10Pues para que sepáis que este Hombre tiene autoridad en la tierra para  perdonar (griego: aphienai – la voz activa sugiere que el Hijo del Hombre es el que perdona, a diferencia de v. 9) pecados, (dice al paralítico): 11Contigo hablo: Levántate, carga con la camilla y vete a casa. 12Se levantó al punto, cargó con la camilla y salió delante de todos. De modo que todos se asombraron y glorificaban a Dios: Nunca vimos algo semejante.


“Pues para que sepáis que este Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar  pecados” (v. 10).  El título, Hijo del Hombre, viene de Daniel 7:13, donde Dios “delegó su potestad de absolución a un ‘Hijo del Hombre’ que lleva a cabo su bondadosa voluntad en la esfera terrenal; por lo tanto, ‘sobre la tierra’ el Hijo del Hombre tiene la autoridad de perdonar pecados” (Marcus, 223).  (NOTA: La NRSV traduce Daniel 7:13 como “ser humano” en lugar de “Hijo del Hombre).
 
Este título, Hijo del Hombre, tiene la ventaja de no llevar ninguna connotación militar asociada con el título de Mesías.  Gente espera que el Mesías levante un ejército, expulse a los romanos, y que vuelva a establecer el gran reino davídico.  No tienen ninguna esta expectativa del Hijo del Hombre.

Jesús se refiere a sí mismo como Hijo del Hombre con frecuencia.  Solo cuatro veces en el Nuevo Testamento (Juan 12:34; Hechos 7:56; Revelación 1:13; 14:14) aparece alguien que no sea Jesús que dice la frase, y cuando se utiliza, es para referirse a Jesús.  En el Evangelio de Marcos, Jesús se refiere a sí mismo como el Hijo del Hombre catorce veces.  Doce de estas toman lugar después de que Pedro declare a Jesús el Mesías (8:27-30), y nueve tienen que ver con el sufrimiento y la muerte de Jesús (8:31, 9:9, 12, 31; 10:33, 45; 14:21 dos veces, 41).  Solo dos veces (2:10, 28) utiliza Jesús la frase antes de la confesión de Pedro, ambas veces en conexión con los retos a su autoridad y ortodoxia.  Porque Jesús generalmente utiliza la frase para presentar su pasión a los discípulos, no parece probable que la usara durante la primera parte de su ministerio en presencia de sus enemigos.  En Marcos 2, es probable que Marcos ponga la frase en labios de Jesús.

Si Jesús utiliza este título en frente de estos escribas, es significante que no se ofendan cuando lo usa para referirse a sí mismo.  Si lo entendieran como un título mesiánico, seguro que se hubieran ofendido.

Existen por lo menos tres posibles significados para el título, Hijo del Hombre.  Puede significar (1) la humanidad en general, (2) “Yo el que te habla,” o (3) puede ser un título mesiánico (Guelich, 89-90).  En este contexto de Marcos 2, Jesús parece utilizarlo como “Yo el que te habla,” pero su uso frecuente del título en conexión a su pasión sugiere que a menudo lo utiliza como un título mesiánico.  Está claro que el título tiene significado para Jesús, el cuan irá descubriendo a sus discípulos, pero en esta época de su ministerio, no parece tener mucho significado para nadie más que Jesús.

En Marcos 2:10, Jesús parece referirse de nuevo a Daniel 7:13; clamando que Dios le ha delegado a él la autoridad de perdonar pecados en la tierra; y contrastando el papel de Dios en el cielo con el del Hijo del Hombre en la tierra.  “Este es el único lugar en el Evangelio donde el perdón de pecados se asocia con el Hijo del Hombre… Solo a través de la resurrección, la temprana iglesia pudo reconocer de manera inequívoca la plena extensión de la autoridad de Jesús… El Cristo resucitado todavía ejerce el perdón de los pecados en la tierra” (Lane, 98).

“Contigo hablo, levántate carga con la camilla y vete a casa” (v. 11).  Jesús demuestra su autoridad al mandar al paralítico que tome su lecho y ande (vv. 9-10).  El hombre responde rápidamente haciendo lo que Jesús le manda.  La palabra de Jesús, como la Palabra creativa de Dios en Génesis 1, es efectiva – tiene potestad – cumple la obra que se propone cumplir.  El resultado es que todos quedan asombrados y glorifican a Dios – no a Jesús, sino a Dios.  Si Jesús fuera de verdad un blasfemador, como dicen los escribas (v. 7), el resultado final de sus esfuerzos no sería la glorificación de Dios.

Cuando Marcos dice que todos se asombraron y glorificaron a Dios, no incluye a los escribas.  Sin duda los escribas están asombrados, pero el éxito de Jesús viene a su coste.  Su continuada oposición (2:13-17) demuestra que no aceptan la autoridad de Jesús y no se puede esperar que glorifiquen a Dios por los milagros de Jesús.

“Entonces él se levantó luego, y tomando su lecho, se salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca tal hemos visto” (v. 12).  “Ellos ya han visto cosas parecidas (1:32-34), pero esta vez la declaración del perdón de los pecados, y la valiente defensa de Jesús de su derecho a hacerlo, añade una nueva dimensión” (France, 129).

19 de Enero
Marcos 2,13-17
VERSÍCULOS 13:14: LA LLAMADA DE LEVÍ

13Salió de nuevo a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él, y les enseñaba. 14Al pasar, vio a Leví de Alfeo, sentado junto al banco de los impuestos, y le dice: Sígueme. Se levantó y  lo siguió.


“Salió de nuevo a la orilla del lago” (v. 13a).  Marcos 2:1 establece Capernaum como el lugar donde Jesús sanó al paralítico (2:1-12), la historia que precede nuestra lección del Evangelio – por eso, es probable que esta visita al mar ocurra en Capernaum o cerca de Capernaum.  La ciudad se ubica en la orilla del norte del mar de Galilea y es el hogar de Jesús (Mateo 4:13; 9:1).  Se encuentra en la región regida por Herodes Antipas, y tiene uno o más bancos de tributos públicos donde transeúntes que vienen a Galilea desde el territorio de Herodes Felipe, o de la Decapolis, tienen que parar y pagar un tributo.  Es en uno de estos bancos donde Jesús se encuentra con Leví, un publicano, en su puesto.

Pero Lane (pg. 100) ve esto de manera diferente – lo ve como una retirada de Jesús a un lugar solitario tras una demostración de la potestad de Dios.  En este caso, el sanar de un leproso (1:40-45).  Ve el mar como “un reino que revela su naturaleza verdadera en el rugir del mar en la cúspide de una tormenta, como Marcos relata dos veces (Chs. 4:37 f.; 6:47 f.).

“Toda la gente acudía a él, y él les enseñaba” (v. 13b).  Jesús no solo enseña a su pequeño grupo de discípulos, sino a toda la multitud.  Marcos le retrata haciéndolo más tarde en su ministerio también (10:1; 14:49).

“Al pasar, vio a Leví de Alfeo, sentado junto al banco de los impuestos” (v. 14a).  El trabajo de Leví como publicano le hace un “pecador” de la peor clase.  Estaba en contacto frecuente con gentiles, así rindiéndole inmundo y, por consecuente, incapaz de alabar en una sinagoga o hacer de testigo en una corte judía.  Gente piensa que publícanos son deshonestos porque a menudo cobran de más.  “A los judíos se les prohíbe recibir dinero u ofrendas de publícanos porque las ganancias de los tributos se consideran ganancias robadas.  El desdén de los publícanos se puede ver claramente en el hecho que judíos podían mentir a publícanos sin impunidad” (Edwards, 83).

Jesús ve a Leví sentado en su banco de tributos y le dice, “Sígueme” (v. 14b).  Leví se levanta y le sigue.  Este relato es escaso; Marcos no nos da mucho detalle.  Es significante que Jesús tome la iniciativa al hacer esta llamada.  Leví no pidió ser incluido ni perdonado.  No hay ninguna mención de arrepentimiento.

“El invitar a un publicano a ser parte de su grupo fue una movida atrevida y provocativa por parte de Jesús.  No solo recibió la desaprobación del establecimiento religioso, pero también arriesgó ofender el patriotismo de la gente común” (France, 130).

“Se levantó y lo siguió” (v. 14c).  Marcos no incluye el nombre de Leví en su lista de los Doce, pero sí incluye el nombre de Mateo (3:13-19).  Marcos no vuelve a mencionar a Leví.  Lucas relata esta historia utilizando Leví como el nombre del publicano (Lucas 5:27-39).  En el Evangelio de Mateo, el publicano se llama Mateo (9:9).  La cuestión es si Leví y Mateo son la misma persona.  Eso parece probable pero no se sabe por seguro.


VERSÍCULOS 15-17: A LA MESA EN CASA DE LEVÍ

15Estaba invitado (griego: katakeisthai – sentado) en casa de él (griego: te oikia autou – su casa), y muchos recaudadores y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Pues  muchos eran seguidores suyos. 16Los letrados del partido Fariseo, viéndole comer con  pecadores y recaudadores, dijeron a los discípulos: ¿Por qué  come  con recaudadores y pecadores? 17Lo oyó Jesús y respondió: del médico no tienen necesidad los sanos, sino los enfermos. No vine a llamar  justos, sino  pecadores.


“Estaba invitado  (katakeisthai – reclinado) en casa de él” (te oikia autou – su casa) (v. 15a).  Mientras que gente se sienta durante las cenas diarias, se reclinan durante las formales, con la cabeza cerca de la mesa y los pies alejados de la mesa.  Ya que el texto griego original no especifica de quien es esta casa, algunos eruditos se preguntan si podría ser la casa de Jesús.  Lucas, sin embargo, dice que la casa es de Leví (5:29).

“Y muchos recaudadores y pecadores estaban a la mesa con Jesús y  sus discípulos” (v. 15b).  “Publícanos” son despreciados como agentes de Herodes.  “Pecadores” podría referirse a gente gravemente inmoral – o a gente como Leví cuya asociación con gentiles la rinde inmunda – o personas normales y corrientes cuyas ocupaciones diarias no les permiten observar la ley y las tradiciones de los ancianos tan a fondo como lo hacen los escribas y fariseos.

“pues muchos eran seguidores suyos” (v. 15c).  Las palabras “habían seguido” se refieren al discipulado.

“Los letrados del partido Fariseo, viéndole comer con recaudadores y pecadores” (v. 16a).  “Escribas y fariseos” es una frase inusual, pero sugiere que entre los fariseos hay escribas profesionales (expertos de la ley judía).  Solemos pensar mal de escribas y fariseos, por su oposición a Jesús.  Sin embargo, debemos recordar que eran hombres devotos y dedicados a honrar a Dios, que guardaban fielmente la ley judía.  Aún así, cometieron dos errores.  Primero, se volvieron orgullosos – un espíritu que pronto se convierte en obstáculo para su crecimiento espiritual.  Segundo, estudiaron la ley en tal detalle que a menudo se perdían en minucia y se distraían del propósito principal de la ley.  Podríamos decir que ya no podían ver el bosque por los árboles.

“¿Por qué come pecadores  y recaudadores?” (v. 16b).  Los escribas y fariseos no confrontan a Jesús directamente, en vez, dirigen sus quejas a sus discípulos.  Solo recientemente, los escribas han sentido el latigazo de la palabra de Jesús (2:8 ff.).  Por eso, es de esperar que expresen su objeción con timidez.

Aun así, su pregunta es buena.  En la sociedad semítica, compartir la mesa implica amistad – hasta aprobación.  ¿Aprueba Jesús de publícanos y pecadores? ¿Aprueba de su comportamiento? ¿No se preocupa por la santidad? ¿No le importa nada la ley del Tora – la ley de Dios? ¿No entiende el mal ejemplo que da al asociarse con estos pecadores? ¿No contribuirán sus acciones a la degradación moral de la nación? Todas estas preocupaciones se encuentran en la pregunta, “¿Qué es esto, que él come y bebe con los publícanos y con los pecadores?”

Es natural que Leví invite a publícanos y pecadores a su mesa.  Son sus únicos amigos y los únicos que aceptarían su invitación.  La respuesta es que “la manera que Jesús se trata con pecadores es completamente opuesta a la de los escribas.  Ellos claman por arrepentimiento, recetan ceremonias, pero no tienen potestad para conceder nueva vida.  Por otro lado, Jesús ofrece el perdón sin ceremonias (2:5, 10); ofrece compañerismo a los que no han confesado sus pecados en público ni han arreglado visiblemente sus vidas; invita a la gente a seguirle y, al hacerlo, transforma sus vidas” (Geddert).

A pesar de que éste solo es el segundo capítulo de este Evangelio, Marcos ya ha relatado varias historias que describen a Jesús actuando de maneras que fariseos consideraban ofensivas.  Sanó a gente en el sábado (1:21-34).  Tocó un leproso (1:41).  Le dijo a un paralítico, “Hijo, tus pecados te son perdonados” (2:5).  Estas acciones provocativas retaban el estatus quo religioso.  Irónicamente, siempre estamos tentados a domar a Cristo – eliminar la ofensa – hacer que el cristianismo sea compatible con normas sociales – hacer de la iglesia un lugar donde gente viene a ser confortada en lugar de confrontada.

“Del médico no tienen necesidad los sanos, sino los enfermos. No vine a llamar   justos, sino pecadores” (v. 17).  Un médico empeñado en evitar enfermos no valdría mucho.  Jesús vino a servir aquéllos que le necesitan y estos incluyen, primeramente, pecadores.  Claro que todos somos pecadores.  Pero algunos de nosotros nos consideramos justos y, por eso, no es probable que reconozcamos nuestra propia necesidad de Jesús.  Es más probable que los que reconocen su pecado abran sus corazones a su ministerio.

Esta historia era importante para la temprana iglesia, a la cual criticaban por no ejercer altos estándares.  Celsus, crítico de la temprana iglesia, se burlaba de sus socios pobres y desolados – ¿quién querría asociarse con esa gente?  Pero Origen respondió, “Sí, pero Cristo no los deja pobres y desolados.  Les transforma con su presencia.”  Y así lo hace.  Nosotros, la iglesia, debemos recordar que es importante amar aquéllos sin encanto y alentarles a dejar que Cristo les haga encantadores.  Seríamos descuidados si no compartiéramos nuestra mesa con pecadores.  También seríamos descuidados si no les alentáramos a no pecar más.  (La historia de Celsus es de memoria, y la cita no es exacta).
Cuando evaluamos esta historia, debemos recordar que vivimos en una cultura muy diferente.  “Un intérprete sensitivo puede juzgar que el mayor problema de hoy no es demasiada disciplina sino muy poca, y la discriminación espiritual” (Williamson, 70).  Debemos dar la bienvenida a pecadores, pero también debemos alentarles para que experimenten un renacer.

Es probable que no critiquemos a pecadores tanto como lo hacen otros cristianos hoy (carismático, no-carismáticos, liberal, conservador) con quienes no nos sentimos cómodos.  Reservamos nuestro veneno más fuerte para hermanos y hermanas cuyos pensamientos difieren de los nuestros.

20 de Enero
Juan 2, 1-11
CAPÍTULOS 2 & 15: EL BUEN VINO Y LA VIÑA VERDADERA

Parece haber una inclusión (una historia en paréntesis) entre las imágenes del vino en la historia de Cana a principios del ministerio de Jesús, donde es revelado como el buen vino, y las imágenes del vino en el discurso de “Soy la vid verdadera” al final de su ministerio, donde se identifica como la vid verdadera.

En el contexto de “la vid verdadera,” Jesús dice: “Estad en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros, si no estuviereis en mí.  Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer” (15:4-5).  Entonces, Jesús habla de guardar sus mandamientos, diciendo: “Este es mi mandamiento: Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado” (15:13; véase también 13:31-35).  Dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (13:35).

En Cana, Jesús se revela en el buen vino y como el buen vino – así revelando su gloria (v. 11).  En el discurso de “la vid verdadera,” Jesús es revelado cuando nosotros “llevamos mucho fruto” (15:4) y al amarnos uno a otro (15:5).


VERSÍCULOS 2-12: EL LIBRO DE SEÑALES

Jesús le dijo a Natanael, “De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre” (1:51).  El cumplimiento de esta promesa comienza inmediatamente con “el principio de sus señales” en la boda de Caná en Galilea, revelando la gloria de Jesús y haciendo que sus discípulos crean en él (v. 11).

Capítulos 2-12 a menudo se llaman el Libro de Señales, porque en ellos Jesús obra señales que revelan su gloria (v. 11).  Juan se refiere a milagros como señales (2:11, 23; 3:2; 4:54; 6:2, 14; 11:47; 12:18, 37; 20:30), y Jesús se refiere a ellos como obras (5:20, 36; 9:3-4; 10:25, 32, 37-38; 14:10-12; 15:24).

Una señal es más que una muestra de poder.  Una señal revela algo – señala a algo más allá.  En Caná, la señal muestra la gloria de Jesús (v. 11).  Señales sin embargo, no como milagros que se hacen abiertamente, están algo escondidas para algunos.  No todos comprenden su significado.  Los discípulos creen (v. 11) y muchos creen (v. 23), pero “los judíos” (v. 18) tienen dudas.  Ni siquiera el maestresala tiene idea del verdadero significado de esta señal (v. 10).

Este Evangelio anota estas señales “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20:31).

Capítulos 13ff. A menudo se llaman el Libro de la Gloria, y tienen que ver con la “glorificación” de Jesús – una palabra código en este Evangelio para la muerte, resurrección, y exaltación de Jesús.


CAPÍTULOS 1-4: LO ANTIGUO Y LO NUEVO

Ubicado en una sociedad que valora verdades antiguas y venera la tercera edad, el tema común de capítulos 1-4 es el reemplazo de lo inferior antiguo con lo superior nuevo:

– En el Prólogo (1:1-18), encontramos lenguaje que evoca la primera creación aún mientras nos cuenta de la nueva creación (lea Juan 1:1-5 junto con Génesis 1:1-5):

– En Génesis leemos de la creación tomando lugar con la palabra de Dios (Génesis 1:3, 6, 9, 11, 14, 20, 24, 26).  En Juan, leemos de la Palabra que estaba con Dios – era Dios – y estaba presente en la creación y activa en ella (1:1-4).  En Génesis 1 encontramos a Dios creando la luz.  En Juan, “la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo” (1:9).  También, “la ley por Moisés fue dada: más la gracia y la verdad por Jesucristo fue hecha” (1:17).  En capítulo 2 encontramos “el reemplazo de las antiguas purificaciones con el vino del reino de Dios” (2:1-11) (Dodd, 297).

– En capítulo 3, Jesús le habla a Nicodemo de la necesidad de un renacer (3:1-21).

– En capítulo 4, Jesús contrasta “el agua de la fuente de Jacob con el agua viva de Cristo (4:1-15) y después contrasta “la alabanza de Jerusalén y Gerizim con la alabanza de ‘espíritu y verdad’” (Dodd, 297).  También en capítulo 4, Jesús regresa a Caná para sanar al hijo de un oficial del rey – su segunda señal (4:46-54).


VERSÍCULOS 1-11: UNA BODA EN CANÁ

Ésta es la primera obra del ministerio de Jesús en este Evangelio.  En Marcos, su primera obra es un exorcismo; en Mateo, es el Sermón en el Monte; en Lucas, es un sermón en la sinagoga.  “Cada uno de estos eventos es típico y paradigmático en su retrato de Jesús en cada Evangelio” (Smith, 83).  La boda en Caná no es solo una historia interesante incluida al azar, pero nos da indicios del significado del resto de este Evangelio.

Sin embargo, es un comienzo algo extraño.  Esperaríamos que el “retrato paradigmático” de este Evangelio fuera más significante.  En este Evangelio, Jesús sana al hijo del oficial del rey (4:46-54) y a un hombre enfermo (5:1-9), alimenta a cinco mil (6:1-14), camina sobre el agua (6:15-21), sana un hombre ciego de nacimiento (9:1-34), y resucita a Lázaro de la muerte (12:1-11, 18).  ¿Por qué su primera señal sería vino para una fiesta? ¿Por qué no uno de sus milagros más significantes?

Recuerde que en este Evangelio, Jesús habla y actúa en más de un nivel.  Esta historia se trata de vino para una fiesta solo en la superficie.

Esta historia establece un modelo que se repetirá en el encuentro entre Jesús y Nicodemo (3:1-21), la mujer samaritana (4:1-30) y en otras ocasiones.  Una persona habla (María, Nicodemo, la mujer samaritana), y Jesús responde con palabras u obras inusuales que se pueden comprender a un nivel obvio y superficial o en otro nivel menos obvio y espiritual.

En la historia de Caná, por lo tanto, podemos comprender el vino que Jesús provee como un regalo que salva al novio y a su familia de pasar vergüenza o podemos buscar un significado más profundo.  En algunas ocasiones, Jesús da un discurso que explica sus señales y obras, pero no en Caná.  La falta de un discurso demuestra que las interpretaciones de la señal en Caná son aún más diversas de lo que pensaríamos.  El comentario del maestresala en versículo 10 podría referirse al “vino inferior” de la ley judía y al “buen vino” de la gracia de Dios – o, podríamos comprender la abundancia de vino que Jesús provee como reflejo de la abundancia de su gracia – o ambos.


VERSÍCULOS 1-5: AUN NO HA VENIDO MI HORA

1Y al tercer día se celebraba una boda en Caná de Galilea; allí  estaba la madre de Jesús.  2Jesús y sus discípulos estaban invitados a la boda.  3Se acabó el vino y la madre de Jesús le dice: No tienen vino.  4Le responde Jesús: ¿Qué quieres  (griego: ti emoi kai soi gunai – literalmente, “¿de mí?,”), mujer (griego: gunai)? Aún no ha llegado mi hora.  5La madre dice a los  sirvientes: Lo que os diga hacedlo.


“Al tercer día” (v. 1a).  Éste sería el tercer día después del encuentro de Jesús con Natanael  (1:45-51).  Las primeras dos historias de este Evangelio, la boda (vv. 1-11) y la purificación del templo (vv. 13-22) son ambas historias de “el tercer día.”  El autor liga deliberadamente la historia del templo con la muerte y resurrección de Jesús (vv. 19-21), pero en la historia de Caná no hay tal conexión.

“en Caná de Galilea” (v. 1b).  La localidad de Caná es incierta.  Pensamos que se sitúa cerca de Nazarea – quizá en un lugar conocido actualmente como Kefr Kenna, a unas tres millas de Nazarea – quizá en Khirbet Qana, ocho o nueve millas al norte de Nazarea (Pfeiffer, 203).  Caná se menciona en la Biblia solo en el Evangelio de Juan.  Es el hogar de Natanael (21:2).

El significado de Caná se encuentra en su insignificancia.  Igual que Dios suele escoger personas inesperadas para cumplir su obra (Moisés, David, Gideón, etcétera), así también escoge lugares inesperados en los que revelar su gloria (Belén, Nazarea, Caná).

Jesús regresa a Caná después de visitar Jerusalén y purificar el templo, y también obra su segunda señal allí – sanando en Capernaum al hijo de un oficial del rey (4:46-54).  Por lo tanto, Jesús hace su primera y segunda señal en esta ciudad pequeña y poco conocida, lejos del templo de Jerusalén – un ejemplo de su ministerio a los marginados.

“Allí estaba la madre de Jesús” (v. 1c).  Jesús y sus discípulos también fueron invitados (v. 2), desmintiendo la teoría que la falta de vino se debía a que Jesús y sus discípulos aparecieran inesperadamente.

No sabemos cuáles discípulos estaban presentes.  Cuatro fueron nombrados previamente – Andrés, Simón Pedro, Felipe, y Natanael (1:40-48) y parece haber un quinto discípulo sin nombrar, seguramente el autor de este Evangelio (1:35-40).  Es probable que estos cinco sean los que están presentes en Caná.  Los doce se mencionan en 6:67, pero no sabemos cuándo aparecen los demás discípulos.

La madre de Jesús aparece en este Evangelio solo aquí y en la cruz (19:25-27).  Su nombre no se menciona en ninguna de estas dos ocasiones.

Jesús y su madre seguramente conocen a gente en Caná, o no hubieran sido invitados a esta boda.  Es territorio amistoso.  La gente de Galilea recibe bien a Jesús, contrastado con Judea, donde encontrará una oposición determinada.

“Se acabó el vino” (v. 3a).  Estas personas llevan vidas simples, pero sí se espera que tengan abundante comida y vino durante una boda.  El vino en cuestión se trataría de vino fermentado, diluido con agua.

Una boda se celebra durante siete días, y se trata de una celebración comunitaria.  El acabarse el vino sería una vergüenza para los padres que dan la fiesta y para los novios.  Morris cita la investigación de Derrett, diciendo que “en ciertas circunstancias hasta era posible tomar acción legal contra un hombre que no hacía un regalo apropiado para una boda” y se pregunta si un novio y su familia quedarían expuestos a algo así por no estar preparados con suficiente vino (Morris, 156).  Aunque esa posibilidad no parezca muy probable, podemos estar seguros de que la comunidad recordaría por mucho tiempo la vergüenza de una familia que no proporcionó la cantidad adecuada de vino para una boda.

“la madre de Jesús le dice: No tienen vino” (v. 3b). Si agua es símbolo de purificación judía y este vino es símbolo de la gracia de Jesús, entonces, “la declaración de María, ‘Vino no tienen,’ se convierte en un reflejo signifícate de la esterilidad de purificaciones judías” (Brown, 105).

Bodas judías duran varios días.  No parece probable que el conjunto nupcial se quede sin vino el primer o segundo día, por lo tanto, podemos dar por hecho que la fiesta de boda ya lleva ocurriendo varios días.

No está claro lo que pretende la madre de Jesús.  Sus comentarios en versículo 5 indican que espera que Jesús haga algo.  Hay una fuerte posibilidad que ella lleve viuda varios años, y que ahora se esté apoyando en Jesús.  Ella le ha visto resolver problemas, y tiene confianza que también puede resolver éste.  Quizá ella espera que recaude fondos de sus discípulos para la compra de más vino.  Quizá siente que él es capaz de un milagro.
“¿Qué quieres de mí, mujer?” (Literalmente “¿Y qué a ti y a mí?”) (v. 4a).  Esta pregunta espera la respuesta, “¡Nada!” “¿Y qué a ti y a mí?” es un semitismo que puede significar: 1) ¿Qué he hecho yo para merecer esto? o 2) ¿Cuál es mi papel en esto?  El primer significado parece hostil, mientras que el segundo “implica simplemente un desconecto” (Brown, 99).

La respuesta de Jesús nos puede parecer descuidada y hasta irrespetuosa.  Sin embargo, “mujer” (griego: gunai) sugiere distancia en vez de falta de respeto.  Jesús utiliza la palabra en varias ocasiones para dirigirse a alguien (Mateo 15:28; Lucas 13:12; Juan 8:10; 19:26; 20:15) – y nunca lo utiliza de manera irrespetuosa.

La respuesta de Jesús es seguramente un reproche gentil con el propósito de distanciarse – una manera de decirle a María que ella ya no puede depender en su relación de madre e hijo.  Desde que Jesús dejó su hogar para comenzar su obra, él “ha sido ungido con el Espíritu Santo y ha recibido la comisión de emprender la obra especial que su padre le ha dado para hacer.  Ahora que ha entrado en su ministerio público, todo (incluyendo lazos familiares) deben subordinarse a esto” (Bruce, 69).  “Aunque normalmente una madre judía puede ejercer presión sobre sus hijos, éste no era el caso con Jesús” (Borchert, 155).  Mientras bajo la obligación de honrar a su padre y madre (Éxodo 20:12), la prioridad de Jesús debe ser honrar a su Padre celestial y la obra que el Padre le ha mandado hacer (5:19ff.).

“Aún no ha llegado mi hora” (v. 4b).  Como nos será revelado después (12:23, 27; 13:1; 17:1), la hora de Jesús en este Evangelio es la hora de su glorificación – la hora de su muerte, resurrección, y ascensión.  Pero en este contexto de Caná la hora de Jesús seguramente tiene más que ver con el principio que con el final de su ministerio – ¿cuándo empezará a revelar su gloria? Jesús vive bajo el horario de Dios (Ridderbos, 106).  Sus “acciones serán gobernadas por el horario establecido por Dios, no por el horario o la voluntad de nadie más” (O’Day, 537).

“La madre dice a los sirvientes: Lo que os diga hacedlo” (v. 5).  Su respuesta sigue el modelo de la instrucción del Faraón a los egipcios durante el hambre (Génesis 41:55), donde Faraón demostró su confianza en José, encargándole a él de controlar la crisis.  La madre de Jesús demuestra esa misma confianza – que Jesús puede y hará algo para remediar la crisis en esta boda.

Pero esto no significa que Jesús es sumiso a la demanda de su madre (Brown, 102-103).  “Repetidamente en este Evangelio, Jesús es presentado respondiendo a la dirección de Dios, y no a presión humana” (Borchert, 156).


VERSÍCULOS 6-8: TINAJUELAS PARA LA PURIFICACIÓN DE LOS JUDÍOS

6Había allí seis tinajas de piedra para las abluciones de los judíos, con una capacidad de setenta a cien litros (griego: metretas duo e treis – dos o tres medidas).  7 Jesús les dice: Llenad las tinajas de agua. Las llenaron hasta el borde.  8Les dice: Ahora sacad (griego: antlesate) algo y llevádsela al maestresala. Se lo llevaron. 


“Había allí seis tinajas de piedra para las abluciones de los Judíos” (v. 6a).  Tinajuelas de agua son utilizadas para agua de purificación ritual, porque la piedra no porosa es menos susceptible a las impuridades que el barro poroso.

Barclay anota que los judíos consideran el número siete como perfecto y completo, y el número seis incompleto.  “Las seis tinajas de piedra se refieren a las imperfecciones de la ley judía” (Barclay, 89).

La cantidad de agua que cabe en cada tinaja es literalmente “dos o tres medidas” (v. 6b) o “dos o tres cántaros” (NRSV).  La cantidad total de agua, entre 120 y 180 galones, es mucho más que la cantidad requerida para purificar esta multitud.  Willimon anota que una taza de agua purificaría a cien personas, consecuentemente, estos cantaros contienen suficiente agua para purificar al mundo entero.  El agua, por lo tanto, simboliza la poderosa gracia disponible a través de Jesús, que ha venido “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (3:16).

“Jesús les dice: llenad las tinajas de agua. Las llenaron hasta el borde” (v. 7).  Los sirvientes (v. 5, 9) obedecen a Jesús, llenando las tinajas por completo.  No solo siguen los movimientos, sino que responden obedeciendo plenamente.  Esto es loable por dos razones.  Primero, no saben por qué Jesús les ha mandado hacerlo.  Segundo, cargar y descargar casi 200 galones de agua no es un trabajo pequeño.

“Sacad (griego: antlesate) algo y llevádselo al maestresala” (v. 8).  El maestresala está a cargo del vino, y compartiría la vergüenza causada por la falta de vino.  Él es responsable, no solo por la cantidad de vino, sino también por su calidad y distribución.

Wescott dice que antlesate normalmente se utiliza para sacar agua de un pozo y propone que los sirvientes sacan el vino de un pozo en vez de sacarlo de las tinajas.  Su idea es que Jesús, representando una nueva era, no haría que su vino nuevo se sacara de “tinajas tan íntimamente ligadas con una simple purificación ritual” (Carson, 174).  Esto, sin embargo, solo es conjetura.  “Dio Chysostom,  un escritor del primer siglo d.C., utiliza la misma palabra para referirse al ‘vaciar de los barriles de vino’ (Orations, 45:11)” (Kostenberger, 97).  Además, la manera en que se relata la historia en este Evangelio da la impresión que el vino es sacado de las tinajas, y así es como debemos contar la historia.


VERSÍCULOS 9-10: HAS GUARDADO EL BUEN VINO HASTA AHORA

9Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino (sin saber de dónde procedía, aunque los sirvientes que habían sacado el agua lo sabían), se dirige al novio, 10Y le dice: Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los convidados están algo bebidos, saca el peor. Tú has guardado hasta ahora el peor vino.


“Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino” (v. 9a).  Esta historia nunca nos dice exactamente cuando el agua se convierte en vino.  Los sirvientes llenan las tinajas de agua.  Cuando el maestresala lo prueba, descubre que es vino.

“sin saber de dónde procedía” (v. 9b).  Jesús obró su milagro en silencio.  Solo su madre, sus discípulos, y los sirvientes saben lo que ha hecho.  El maestresala sabía que había un problema, pero no sabía cómo se resolvió.  No sabemos si el novio o los invitados jamás se dieron cuenta de que existía un problema.

“que no sabía de dónde era” (v. 9b).  También hay mucha confusión acerca de dónde viene Jesús.  Su origen es una de las preocupaciones de este Evangelio (6:46; 7:27; 8:14; 19:9) y eso nos da un indicio del significado de este pasaje.  Algunas personas saben de dónde viene el vino/la gracia, pero otros no.  Como ocurre a menudo en los Evangelios, hay una inversión aquí.  El maestresala debe ser el que sabe de dónde viene el vino, pero son los sirvientes los que lo saben.  De manera parecida, los líderes religiosos deben comprender las señales de Jesús, pero son los discípulos, gente más ordinaria, los que creen.

“Todo el mundo sirve primero el  vino mejor, y cuando los convidados están algo bebidos, saca el peor” (v. 10a).  Es de esperar que los invitados sean más discriminantes con el sabor del vino cuando empiezan a beber.  Después, cuando sus sentidos están entorpecidos, no les importaría si el vino que beben es bueno o mediocre.

El maestresala le dice al novio, “Tú has guardado hasta ahora el vino mejor” (v. 10b).  Bauckham piensa de esto como el final de un chiste – la clave para comprender esta historia.  El maestresala pretende comentar sobre el raro comportamiento del anfitrión, que guarda el mejor vino hasta el final.  Sin embargo, en este Evangelio, gente a menudo dice cosas que tienen un significado más profundo, sin darse cuenta de lo que han hecho.  En este caso, el significado más profundo es: “Dios ha hecho una cosa muy sorprendente.  Ha guardado hasta el final su mejor regalo para Israel y el mundo.  Su mejor regalo no ocurrió en el pasado de Israel, cuando dio a Moisés la ley y a Israel la tierra.  Ha guardado el mejor vino hasta la venida de Jesús” (Bauckham, 490).  Esto, entonces, se convierte en una historia de movimiento: del agua de la ley y los profetas hacia el vino de la gracia de Jesús.

VERSÍCULO 11: Y SUS DISCÍPULOS CREYERON EN ÉL

11En Caná de Galilea hizo Jesús esta primera señal, manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos.

“manifestó su gloria” (v. 11b).  Esta frase nos recuerda al Prólogo, donde dice, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (1:14).

En el Antiguo Testamento, la palabra “gloria” (hebreo: kabod) frecuentemente se relaciona con Dios (Éxodo 14:4, 17; 16:7, 10; 24:16-17; 29:43; 33:18, 22; 40:34; Levítico 9:6, 23, etc., etc., etc.).  Cuando Jesús revela su gloria a través de estas señales, revela su divinidad.  El propósito de las señales es revelar a Jesús como Hijo del Padre. No es suficiente reconocerle solo como alguien que obra milagros (2:23-25, 4:48; 6:26).

“y creyeron en él sus discípulos” (v. 11c).  Éste es el punto de la historia (Brown, 103).  El propósito de las señales de Jesús es inspirar creencia.  Además, el propósito ya establecido de este Evangelio es “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20:31).

La mayoría de eruditos cree que Jesús obra siete señales en este Evangelio.  Mientras que el Evangelio no especifica ese número, siete es un número “completo” en creencia judía y, por lo tanto, razonable.  La lista usual de señales incluye:

      –– El vino en Caná (2:1-11).
      –– El sanar del hijo del oficial del rey, también en Caná (4:46-54).
      –– El sanar de un hombre enfermo (5:1-9).
      –– El alimentar de los cinco mil (6:1-14).
      –– Caminar sobre el agua (6:15-21).
      –– El sanar del hombre nacido ciego (9:1-34).
      –– La resurrección de Lázaro (11:38-44).

Algunos eruditos combinan el alimentar de los cinco mil con caminar sobre el agua como una sola señal para que la resurrección de Jesús (20:1-18) se convierta en la séptima y última señal (Carson, 175).

No todos los que presenciaron estas señales creerán en Jesús (5:10-18; 9:13-34; 11:45-57).  Este Evangelio caracteriza a los que fallan en creer como “los judíos” (5:10, 18; 9:18), queriendo decir, las autoridades judías – el establecimiento religioso y político – los que tienen incentivos para mantener el estatus quo.  Sin embargo, algunos de “los judíos” creerán (11:45).  En algunas situaciones, este Evangelio nombra a los altos sacerdotes y fariseos como unos que presencian las señales, pero que responden oponiéndose en vez de creer en Jesús (9:15; 11:47, 57).


21 de Enero
Marcos 2,18-22
VERSÍCULOS 18-22: ¿Y TUS DISCÍPULOS NO AYUNAN?

18Los discípulos de Juan y los Fariseos estaban de ayuno. Van y le dicen: ¿Por qué los discípulos de Juan y de los Fariseos ayunan y tus discípulos no ayunan? 19Les respondió Jesús: ¿Pueden los invitados a la boda ayunar mientras el novio está con ellos? Mientras   tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. 20Llegará un día en que les arrebaten el novio, y aquel día ayunarán.

21Nadie echa un remiendo de paño sin cardar a un vestido viejo; de lo contrario lo añadido tira de ello, lo nuevo de lo viejo, y hace un rasgón peor.  22Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, el vino revienta los odres  y se echan a perder odres y  vino. A vino nuevo odres nuevos.
             

“Los discípulos de Juan y  los Fariseos  estaban de ayuno. Van y le dicen” (v. 18a).  El ayuno requiere abstinencia de comida (y a veces bebida) por un periodo de tiempo para expresar lamentación (1 Samuel 31:13; 2 Samuel 1:12; 12:20-23) o penitencia (1 Samuel 7:6; 1 Reyes 21:27) – o para prepararse para la oración (2 Samuel 12:16-17; Salmo 35:13), revelación divina (Éxodo 34:28; Deuteronomio 9:9; Daniel 9:3; 10:3), o el favor del Señor (Jueces 20:26; 2 Crónicas 20:3) (Myers, 377).

El único ayuno requerido por la ley judía se trata de la observación del Día de la Expiación (Levítico 16:29-31; 23:27).  En un caso, por lo menos, Dios también mandó el ayuno como obra de contrición (Joel 2:12).

Jesús ayunó cuarenta días y cuarenta noches en preparación de su tentación (Mateo 4:2; Lucas 4:2), pero condenó el ayuno motivado por la necesidad de llamarse la atención a sí mismo por piadoso (Mateo 6:16-18; véase también Isaías 58:6-7), igual que condenó dar limosna y orar cuando se hacen por motivos egoístas (Mateo 6:1-8).

La temprana iglesia practicaba el ayuno como preparación espiritual antes de tomar decisiones importantes (Hechos 13:2-3; 14:23).  Sin embargo, “el ayuno no se enseña en ninguna de las Epístolas” (Richards, 265).

“¿Por qué los discípulos de Juan y de los Fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?” (v. 18b).  Marcos no nos dice la identidad de los que hacen esta pregunta.  Dirigen su preocupación a Jesús, dando por hecho que él aceptará responsabilidad por el comportamiento de sus discípulos.

Juan Bautista era ascético, y sus discípulos actúan como él al ayunar.  También, puede que ayunen para mostrar la angustia que sienten por el arresto de Juan (1:14).

Aunque ley judía requiere ayunar solo en el Día de Expiación (Levítico 16:1-34; 23:26-32), los fariseos también ayunan los lunes, jueves, y en varias otras ocasiones.

Jesús responde con tres analogías:

1. “¿Pueden los invitados a la boda ayunar mientras el novio está con ellos?” (v. 19).  Gente está acostumbrada a celebrar bodas durante siete días con abundante comida, vino, canciones, y baile.  Ayunar es una actividad solitaria y sombría, inapropiada para este tipo de festividad.

En esta metáfora Jesús es el esposo.  “Los discípulos de Juan Bautista ayunan anticipando la llegada del Mesías, pero los discípulos de Jesús no ayunan porque ya saben que el Mesías está con ellos” (Brueggemann, 170).

El Antiguo Testamento no habla del Mesías como el esposo, pero sí utiliza esa imagen para Dios (Isaías 54:5; 62:5; Ósea 2:19).  “En esta metáfora… Jesús continúa… adoptando para él las prerrogativas de Dios.  Lo bueno de la imagen de la boda es que, como el perdón de los pecados en 2:7, invita a la gente a dar su propia respuesta de la identidad de Jesús.  Ambos episodios son provocaciones para ver si el papel y la misión de Dios están ahora presentes en Jesús” (Edwards, 90).

“Llegará un día en que les arrebaten el novio, y aquel día ayunarán” (v. 20).  Solo es el segundo capítulo de este Evangelio, pero Jesús ya empieza a referirse a la crucifixión.

Jesús no elimina el ayuno como disciplina espiritual.  En Mateo, Jesús les dice a los discípulos que no utilicen el ayuno como muestra de piedad, en vez, les dice que ayunen a solas ante el Padre, quien les recompensará en secreto (Mateo 6:16-18).  La temprana iglesia ayunaba en ocasiones importantes (Hechos 13:2-3; 14:23).

2. “Nadie echa un remiendo de paño sin cardar a un vestido viejo; de lo contrario lo añadido tira de ello, lo nuevo de lo viejo, y hace un rasgón peor” (v. 21).  Un paño nuevo encogerá al lavarlo y romperá el vestido viejo.  Anote la preocupación por conservar el vestido viejo.  Jesús representa un nuevo camino, pero uno que está enraizado profundamente en la historia de su gente.

3. “Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, el vino revienta los odres  y  se echan a perder  odres y vino. A vino nuevo odres nuevos” (v. 22).  Odres viejos ya se han estirado y no son flexibles.  Si se pone vino nuevo en un odre viejo, el vino nuevo fermentará y romperá el odre inflexible.  Aquí, la preocupación es por los odres y por el vino.

“Claramente el vino nuevo (y el paño nuevo) representa la enseñanza de Jesús y la nueva vitalidad que acompaña la experiencia religiosa de aquéllos que, a través de él, encuentran la realeza de Dios” (France, 142).

“Ambos dichos muestran preocupación por mantener lo viejo; de todos modos, ambos señalan hacia la verdad que algo nuevo y fresco no se puede contener dentro de los límites de lo viejo y, además, es inevitable que destruya lo viejo.  Para Marcos, entonces, la nueva religión no se podría contener dentro del judaísmo” (Hooker, 100).


22 de Enero
Marcos 2,23-28
CAPÍTULOS 2:1 – 3:6: EL CONTEXTO

Al empezar este Evangelio, Marcos reúne una serie de historias que cumplen dos funciones:

Primero, establecen la autoridad de Jesús – la autoridad de perdonar pecados (2:1-12) – de llamar a un publicano y sentarse a la mesa con pecadores y publícanos (2:13-17) – de permitir que sus discípulos no ayunen (2:18-22) – de permitir que sus discípulos corten espigas y coman en el sábado (2:23-28) – y la autoridad de sanar en el sábado (3:1-6).

Segundo, presentan el antagonismo de los escribas, fariseos, y herodianos – un antagonismo que culminará con la muerte de Jesús.


VERSÍCULOS 23-24: ¿POR QUÉ HACEN LO QUE NO ES LÍCITO

23Un sábado atravesaba unos sembrados y los discípulos de camino se pusieron a arrancar espigas. 24Los Fariseos le dijeron: Mira lo que hacen en sábado: algo prohibido. 

“Un sábado atravesaba unos sembrados y los discípulos de camino se pusieron a arrancar espigas” (v. 23).  En esa parte del mundo, el trigo generalmente se cosecha hacia el final de la primavera o principios del verano.  Deuteronomio 23:25 permite utilizar las manos para cosechar trigo del campo de un vecino, pero prohíbe el uso de la hoz – la idea es permitir que una persona hambrienta coma trigo del vecino pero no permitir que lo coseche para venderlo.

Los fariseos le dijeron a Jesús, “Mira lo que hacen en sábado: algo prohibido” (v. 24).  Dan por hecho que el maestro es responsable por la conducta de sus discípulos.  El problema no es que los discípulos corten y coman trigo del campo de un vecino, sino que lo hagan en el sábado.  La Tora dice:

“Guardarás el día del reposo para santificarlo, como Yahaveh tu Dios te ha mandado.  Seis días trabajarás y harás toda tu obra: Mas el séptimo es reposo a Yahaveh tu Dios: ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas: porque descanse tu siervo y tu sierva como tú.  Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Yahaveh tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido: por lo cual Yahaveh tu Dios te ha mandado que guardes el día del reposo” (Deuteronomio 5:12-15).

La cuestión aquí es lo que constituye trabajo.  ¿Es trabajo segar trigo para calmar el hambre?  Aunque varios pasajes del Antiguo Testamento incluyen el tema del trabajo (Éxodo 16:22-30; 34:21; 35:2-3; Números 15:32-36; Nehemías 10:31; 13:15-22; Jeremías 17:21-22), dejan mucho que imaginar al momento de aclarar exactamente qué constituye trabajo en ciertas situaciones.

Sin embargo, Éxodo 34:21 dice, “Seis días trabajarás, más en el séptimo día cesarás: cesarás aun en la arada y en la siega” – entonces, arar y segar claramente se encuentran entre las actividades prohibidas.  Los escribas nombran arar como la tercera de 39 actividades clasificadas como trabajo.  La cuestión inmediata es si cortar un puño de espigas constituye trabajo.

En defensa de los escribas, la prohibición del trabajo en el sábado es un principio general que requiere ser interpretado para saber exactamente qué se permite y qué no se permite.  Escribas estudian el Tora para poder clarificar este asunto.  Supuestamente, empezaron estos estudios por su devoción a Dios – por un deseo sincero de obedecer la ley de Dios y alentar a los demás para que hicieran lo mismo.

Sin embargo, como ocurre a menudo cuando uno se dedica demasiado a una obra específica e intensa, el estudio empezó a cobrar vida propia.  Ya para el tiempo de Jesús, una buena cantidad de su interpretación había sido codificada por parte de los escribas en la Mishnah (el Talmud, una extensión de estos estudios, apareció más adelante).  Dos problemas resultaron:

Líderes religiosos judíos comenzaron a pensar de la Mishnah como segundo en importancia al Tora – aún casi igual en importancia al Tora.  Se les hizo más y más difícil diferenciar entre el Tora (la ley de Dios) y el Mishnah (su interpretación de la ley de Dios) – y se volvieron cada vez más inflexibles en el momento de aplicar sus interpretaciones.

Como ocurre a menudo con obras académicas, los escribas se preocupaban tanto por los detalles minuciosos de la ley que perdieron de vista el punto principal.  Esto lo vemos en estos versículos cuando critican a Jesús por permitir que sus discípulos sieguen pequeñas cantidades de espigas en el sábado (2:24) – y cuando miraban a Jesús y “le acechaban si en sábado le sanaría (al hombre con la mano seca), para acusarle” (3:2).


VERSÍCULOS 25-28: EL HIJO DEL HOMBRE ES SEÑOR AUN DEL SÁBADO

25¿No habéis leído lo que hizo David cuando pasaba necesidad y estaban hambrientos él y sus compañeros? 26Entró en la casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar  y comió los panes presentados (que pueden comer sólo los sacerdotes) y repartió a sus compañeros. 27Y añadió: El sábado se hizo para el hombre (griego: anthropon – hombre o humanidad) es hecho; no el hombre (griego: anthropos – hombre o humanidad) para el sábado. 28De suerte que este Hombre (griego: huios tou anthropou – Hijo del Hombre) es Señor también del sábado.


“¿No habéis leído lo qué hizo David cuando pasaba necesidad y estaban hambrientos él y sus compañeros?” (v. 25).  David era el rey más grande de Israel.  Durante su reinado, Israel disfrutaba de sus más grandes días de gloria.  David también era devoto de Dios y disfrutaba del favor de Dios.  Del linaje de David, Dios prometió traer uno cuyo reino sería para siempre (2 Samuel 7:11-13) – uno que podría redimir su pueblo (Isaías 59:20) – el Mesías.  

Ya para la época de Jesús, David disfrutaba de un estatus icónico entre judíos como hombre de fama sin rival.  Si Jesús pudiera demostrar que las acciones de sus discípulos son como las acciones de David, presentaría a sus oponentes con un argumento irrefutable.  Comienza por decir que David y sus compañeros tenían hambre – un obvio paralelo a los discípulos de Jesús.

“¿Entró en la casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes  presentados(que pueden comer solo los sacerdotes) y repartió a sus compañeros” (v. 26).  Marcos, por equivocación, utiliza el nombre de Abiatar cuando debe ser Ahimelec (1 Samuel 21:1).  Abiatar era hijo de Ahimelec (1 Samuel 22:20) que se convirtió en sacerdote de David y que sirvió a David antes y después de su ascenso al trono.  Se reconoce que Mateo y Lucas utilizaron a Marcos como una de sus fuentes principales.  Ambos relatan esta historia (Mateo 12:1-8; Lucas 6:1-5), pero ninguno de ellos menciona el nombre de Abiatar, supuestamente porque saben que Ahimelec es el correcto.  En el relato de Mateo, Jesús añade un segundo argumento: “O ¿no habéis leído en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa?” (Mateo 12:5).

Jesús se refiere a un incidente que aparece en 1 Samuel 21:1-6 donde David, avisado por Jonatan, huye del Rey Saúl.  Durante la huida David pide pan al sacerdote Ahimelec, pero Ahimelec responde que el único pan disponible era el pan sagrado, el Pan de la Proposición, también conocido como el Pan de Demostración – pan que solo debían comer los sacerdotes en un lugar sagrado (Levítico 24:5-9).  No obstante, Ahimelec le ofreció el pan a David con tal de que los criados de David se hubieran guardado de mujeres.  David prometió que así era, y Ahimelec le dio el pan.

“El hecho de que Dios no condene a David por su acción muestra que la visión tan estrecha por la cual los escribas interpretaban la Ley no concordaba con el tono de la escritura.  Jesús dice que la tradición de los fariseos era demasiado estricta y superaba la intención de la Ley” (Lane, 117).

Aunque Jesús no dice que las circunstancias de sus discípulos sean tan desesperantes como las de los discípulos de David, el paralelo más obvio es que ambos los discípulos de Jesús y los de David tomaron parte en una actividad prohibida (comer pan sagrado y cortar espigas en el sábado) para calmar el hambre.  Si fuera aceptable que David comiera del pan sagrado para calmar el hambre (aunque los fariseos no se atreverían a sugerir otra cosa), entonces, también ha de ser aceptable que los discípulos de Jesús sieguen y coman trigo en el sábado.

Pero aquí ocurre algo más.  Jesús entra en tipología de David y Jesús (Guelich, 128) – situándose como “par del Rey David en una época cuando David, ya ungido por Samuel pero aún no ascendido al trono… se encontraba huyendo, reuniendo apoyo, esperando que llegara su hora… Esto implica que Jesús es el verdadero rey, designado por Dios (seguramente a través de su bautizo) pero que aún no ha sido reconocido ni ascendido al trono” – y negar que sus discípulos observen el reglamento del sábado “es una señal con propósito, como negarse al ayuno: una señal que el Rey está aquí, que el reino está llegando” (Wright, 27-28).

“Para Marcos, es importante mostrar a Jesús en un papel Davídico.  Aunque el evangelista tiene dudas acerca del título ‘Hijo de David’ (12:35-37), aún lo utiliza para Jesús (10:48) o, de algún otro modo, liga a Jesús de manera positiva con el dominio de David (11:9-10)… Marcos, además, acentúa el papel real de Jesús en nuestro pasaje por la manera en que describe a los discípulos segando espigas, creando la impresión que un camino se prepara para Jesús, tal como se haría en la preparación de una visita real” (Marcus, 245).

“El sábado se hizo para el hombre (la humanidad)  no el hombre (humanidad) para el sábado” (v. 27).  Aquí, “humanidad” es una traducción desafortunada en la versión en inglés.  Al utilizarse este término por motivos de inclusión, se esconde un paralelo – el juego de palabras entre versículo 27 (anthropon/anthropos) y versículo 28 (huios tou anthropou – Hijo del Hombre).

Jesús propone que “necesidad humana no debe tomar ventaja sobre leyes ceremoniales” (Brooks, 66).  Dios dio el sábado para ayudar a la gente – no para restringir sus actividades de manera arbitraria.  Al abstenerse del trabajo en el sábado, personas mantienen el día sagrado (un servicio a Dios), pero también ganan un día de descanso (un servicio para sí mismos y para sus familias).

Aún, los escribas y fariseos más observadores reconocen que, a veces, es necesario trabajar el sábado.  No obstante, establecen sus límites de manera muy conservativa – por buena razón.  La observación del sábado, la circuncisión, y las restricciones dietéticas judías son las señales más significantes del judaísmo y su observación une a la comunidad judía.  Escribas y fariseos, consecuentemente, creen que trabajar el sábado solo se debe permitir para mantener la vida.  Por ejemplo, “si un edificio se derrumbara en un sábado, se quitarían los escombros necesarios para ver si hay víctimas, vivas o muertas.  Si las víctimas estuvieran vivas serían rescatadas, pero si estuvieran muertas, los cadáveres permanecerían ahí hasta la puesta de sol (m. Yoma 8.7)” (Edwards, 94).  En los dos casos que se mencionan en esta lección, ni los discípulos de Jesús ni el hombre de la mano seca tienen necesidades que no pueden esperar hasta terminar el sábado.

“De suerte que este Hombre es Señor también del sábado” (v. 28).  “Con esta palabra Marcos define para sus lectores el punto teológico de este pericopa.  Estas cosas fueron escritas para poder entender la dignidad verdadera de Jesús: él es el Señor del Sábado” (Lane, 120).

Hijo del Hombre es el título preferido de Jesús para sí mismo.  Tiene raíces en Daniel 7:13.  Hijo del Hombre no tiene un significado bien definido, y así cumple los propósitos de Jesús.  Los romanos matarían a Jesús si se llamara rey a sí mismo, y los judíos le condenarían por blasfemia si se llamara Hijo del Dios.

Jesús ha enseñado en la sinagoga “como alguien que tiene potestad, y no como los escribas” (1:21).  Ha utilizado el título “Hijo del Hombre” para sí mismo y declarado su autoridad de perdonar pecados (2:10) – una autoridad que validó al sanar al paralítico (2:11-12).  Ahora, se declara “Señor aun del sábado” (2:28) – situándose “directamente en el lugar de Dios” (Edwards, 97).
Jesús “progresivamente se revela como kurios (Señor) en sus acciones y enseñanzas, en lo que se refiere a fuerza espiritual y enfermedades físicas, en la declaración del perdón de los pecados, y hasta ahora… en cuanto a la más sagrada institución, el sábado.  Los riesgos cristológicos no se podrían presentar de manera más significante” (France, 148).

“Al declarar que es señor del Sábado, Jesús reta dos ideas contrapuestas:  Ya que todos los días son nuestros, ninguno perteneciéndole a Dios; o ya que todos los días le pertenecen igualmente a Dios, el Sábado simplemente queda abolido en Cristo… Jesús desafía a cristianos a preguntar: “¿Cómo puedo yo (o podemos nosotros) guardar el Sábado para honrar a Dios y reconocer el señorío del Hijo del Hombre?” (Williamson, 76).  La respuesta es pasar nuestro sábado/domingo “no en busca de nuestra propia satisfacción o negación, sino en renovación y servicio” (Williamson, 76).


23 de Enero
Marcos 3,1-6

CAPÍTULOS 2:1 – 3:6: EL CONTEXTO

Al empezar este Evangelio, Marcos reúne una serie de historias que cumplen dos funciones:

Primero, establecen la autoridad de Jesús – la autoridad de perdonar pecados (2:1-12) – de llamar a un publicano y sentarse a la mesa con pecadores y publícanos (2:13-17) – de permitir que sus discípulos no ayunen (2:18-22) – de permitir que sus discípulos corten espigas y coman en el sábado (2:23-28) – y la autoridad de sanar en el sábado (3:1-6).

Segundo, presentan el antagonismo de los escribas, fariseos, y herodianos – un antagonismo que culminará con la muerte de Jesús.


VERSÍCULOS 23-24: ¿POR QUÉ HACEN LO QUE NO ES LÍCITO

23Un sábado atravesaba unos sembrados y los discípulos de camino se pusieron a arrancar espigas. 24Los Fariseos le dijeron: Mira lo que hacen en sábado: algo prohibido


“Un sábado atravesaba unos sembrados y los discípulos de camino se pusieron a arrancar espigas” (v. 23).  En esa parte del mundo, el trigo generalmente se cosecha hacia el final de la primavera o principios del verano.  Deuteronomio 23:25 permite utilizar las manos para cosechar trigo del campo de un vecino, pero prohíbe el uso de la hoz – la idea es permitir que una persona hambrienta coma trigo del vecino pero no permitir que lo coseche para venderlo.

Los fariseos le dijeron a Jesús, “He aquí, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?” (v. 24).  Dan por hecho que el maestro es responsable por la conducta de sus discípulos.  El problema no es que los discípulos corten y coman trigo del campo de un vecino, sino que lo hagan en el sábado.  El Tora dice:

“Guardarás el día del reposo para santificarlo, como Yahaveh tu Dios te ha mandado.  Seis días trabajarás y harás toda tu obra: Mas el séptimo es reposo a Yahaveh tu Dios: ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas: porque descanse tu siervo y tu sierva como tú.  Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Yahaveh tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido: por lo cual Yahaveh tu Dios te ha mandado que guardes el día del reposo” (Deuteronomio 5:12-15).

La cuestión aquí es lo que constituye trabajo.  ¿Es trabajo segar trigo para calmar el hambre?  Aunque varios pasajes del Antiguo Testamento incluyen el tema del trabajo (Éxodo 16:22-30; 34:21; 35:2-3; Números 15:32-36; Nehemías 10:31; 13:15-22; Jeremías 17:21-22), dejan mucho que imaginar al momento de aclarar exactamente qué constituye trabajo en ciertas situaciones.

Sin embargo, Éxodo 34:21 dice, “Seis días trabajarás, más en el séptimo día cesarás: cesarás aun en la arada y en la siega” – entonces, arar y segar claramente se encuentran entre las actividades prohibidas.  Los escribas nombran arar como la tercera de 39 actividades clasificadas como trabajo.  La cuestión inmediata es si cortar un puño de espigas constituye trabajo.

En defensa de los escribas, la prohibición del trabajo en el sábado es un principio general que requiere ser interpretado para saber exactamente qué se permite y qué no se permite.  Escribas estudian el Tora para poder clarificar este asunto.  Supuestamente, empezaron estos estudios por su devoción a Dios – por un deseo sincero de obedecer la ley de Dios y alentar a los demás para que hicieran lo mismo.

Sin embargo, como ocurre a menudo cuando uno se dedica demasiado a una obra específica e intensa, el estudio empezó a cobrar vida propia.  Ya para el tiempo de Jesús, una buena cantidad de su interpretación había sido codificada por parte de los escribas en el Mishnah (el Talmud, una extensión de estos estudios, apareció más adelante).  Dos problemas resultaron:

Líderes religiosos judíos comenzaron a pensar del Mishnah como segundo en importancia al Tora – aún casi igual en importancia al Tora.  Se les hizo más y más difícil diferenciar entre el Tora (la ley de Dios) y el Mishnah (su interpretación de la ley de Dios) – y se volvieron cada vez más inflexibles en el momento de aplicar sus interpretaciones.

Como ocurre a menudo con obras académicas, los escribas se preocupaban tanto por los detalles minuciosos de la ley que perdieron de vista el punto principal.  Esto lo vemos en estos versículos cuando critican a Jesús por permitir que sus discípulos sieguen pequeñas cantidades de espigas en el sábado (2:24) – y cuando miraban a Jesús y “le acechaban si en sábado le sanaría (al hombre con la mano seca), para acusarle” (3:2).


VERSÍCULOS 25-28: EL HIJO DEL HOMBRE ES SEÑOR AUN DEL SÁBADO

25¿No habéis leído lo que hizo David cuando pasaba necesidad y estaban hambrientos él y sus compañeros? 26Entró en la casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar  y comió los panes presentados (que pueden comer sólo los sacerdotes) y repartió a sus compañeros. 27Y añadió: El sábado se hizo para el hombre (griego: anthropon – hombre o humanidad) es hecho; no el hombre (griego: anthropos – hombre o humanidad) para el sábado. 28De suerte que este Hombre (griego: huios tou anthropou – Hijo del Hombre) es Señor también del sábado.

“¿No habéis leído lo que hizo David cuando pasaba necesidad y estaban hambrientos él y sus compañeros?” (v. 25).  David era el rey más grande de Israel.  Durante su reinado, Israel disfrutaba de sus más grandes días de gloria.  David también era devoto de Dios y disfrutaba del favor de Dios.  Del linaje de David, Dios prometió traer uno cuyo reino sería para siempre (2 Samuel 7:11-13) – uno que podría redimir su pueblo (Isaías 59:20) – el Mesías.  

Ya para la época de Jesús, David disfrutaba de un estatus icónico entre judíos como hombre de fama sin rival.  Si Jesús pudiera demostrar que las acciones de sus discípulos son como las acciones de David, presentaría a sus oponentes con un argumento irrefutable.  Comienza por decir que David y sus compañeros tenían hambre – un obvio paralelo a los discípulos de Jesús.

“¿Cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo pontífice, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?” (v. 26).  Marcos, por equivocación, utiliza el nombre de Abiatar cuando debe ser Ahimelec (1 Samuel 21:1).  Abiatar era hijo de Ahimelec (1 Samuel 22:20) que se convirtió en sacerdote de David y que sirvió a David antes y después de su ascenso al trono.  Se reconoce que Mateo y Lucas utilizaron a Marcos como una de sus fuentes principales.  Ambos relatan esta historia (Mateo 12:1-8; Lucas 6:1-5), pero ninguno de ellos menciona el nombre de Abiatar, supuestamente porque saben que Ahimelec es el correcto.  En el relato de Mateo, Jesús añade un segundo argumento: “O ¿no habéis leído en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa?” (Mateo 12:5).

Jesús se refiere a un incidente que aparece en 1 Samuel 21:1-6 donde David, avisado por Jonatan, huye del Rey Saúl.  Durante la huida David pide pan al sacerdote Ahimelec, pero Ahimelec responde que el único pan disponible era el pan sagrado, el Pan de la Proposición, también conocido como el Pan de Demostración – pan que solo debían comer los sacerdotes en un lugar sagrado (Levítico 24:5-9).  No obstante, Ahimelec le ofreció el pan a David con tal de que los criados de David se hubieran guardado de mujeres.  David prometió que así era, y Ahimelec le dio el pan.

“El hecho de que Dios no condene a David por su acción muestra que la visión tan estrecha por la cual los escribas interpretaban la Ley no concordaba con el tono de la escritura.  Jesús dice que la tradición de los fariseos era demasiado estricta y superaba la intención de la Ley” (Lane, 117).

Aunque Jesús no dice que las circunstancias de sus discípulos sean tan desesperantes como las de los discípulos de David, el paralelo más obvio es que ambos los discípulos de Jesús y los de David tomaron parte en una actividad prohibida (comer pan sagrado y cortar espigas en el sábado) para calmar el hambre.  Si fuera aceptable que David comiera del pan sagrado para calmar el hambre (aunque los fariseos no se atreverían a sugerir otra cosa), entonces, también ha de ser aceptable que los discípulos de Jesús sieguen y coman trigo en el sábado.

Pero aquí ocurre algo más.  Jesús entra en tipología de David y Jesús (Guelich, 128) – situándose como “par del Rey David en una época cuando David, ya ungido por Samuel pero aún no ascendido al trono… se encontraba huyendo, reuniendo apoyo, esperando que llegara su hora… Esto implica que Jesús es el verdadero rey, designado por Dios (seguramente a través de su bautizo) pero que aún no ha sido reconocido ni ascendido al trono” – y negar que sus discípulos observen el reglamento del sábado “es una señal con propósito, como negarse al ayuno: una señal que el Rey está aquí, que el reino está llegando” (Wright, 27-28).

“Para Marcos, es importante mostrar a Jesús en un papel Davídico.  Aunque el evangelista tiene dudas acerca del título ‘Hijo de David’ (12:35-37), aún lo utiliza para Jesús (10:48) o, de algún otro modo, liga a Jesús de manera positiva con el dominio de David (11:9-10)… Marcos, además, acentúa el papel real de Jesús en nuestro pasaje por la manera en que describe a los discípulos segando espigas, creando la impresión que un camino se prepara para Jesús, tal como se haría en la preparación de una visita real” (Marcus, 245).

“El sábado por causa del hombre (la humanidad) es hecho; no el hombre (humanidad) por causa del sábado” (v. 27).  Aquí, “humanidad” es una traducción desafortunada en la versión en inglés.  Al utilizarse este término por motivos de inclusión, se esconde un paralelo – el juego de palabras entre versículo 27 (anthropon/anthropos) y versículo 28 (huios tou anthropou – Hijo del Hombre).

Jesús propone que “necesidad humana no debe tomar ventaja sobre leyes ceremoniales” (Brooks, 66).  Dios dio el sábado para ayudar a la gente – no para restringir sus actividades de manera arbitraria.  Al abstenerse del trabajo en el sábado, personas mantienen el día sagrado (un servicio a Dios), pero también ganan un día de descanso (un servicio para sí mismos y para sus familias).

Aún, los escribas y fariseos más observadores reconocen que, a veces, es necesario trabajar el sábado.  No obstante, establecen sus límites de manera muy conservativa – por buena razón.  La observación del sábado, la circuncisión, y las restricciones dietéticas judías son las señales más significantes del judaísmo y su observación une a la comunidad judía.  Escribas y fariseos, consecuentemente, creen que trabajar el sábado solo se debe permitir para mantener la vida.  Por ejemplo, “si un edificio se derrumbara en un sábado, se quitarían los escombros necesarios para ver si hay víctimas, vivas o muertas.  Si las víctimas estuvieran vivas serían rescatadas, pero si estuvieran muertas, los cadáveres permanecerían ahí hasta la puesta de sol (m. Yoma 8.7)” (Edwards, 94).  En los dos casos que se mencionan en esta lección, ni los discípulos de Jesús ni el hombre de la mano seca tienen necesidades que no pueden esperar hasta terminar el sábado.

“Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado” (v. 28).  “Con esta palabra Marcos define para sus lectores el punto teológico de este pericopio.  Estas cosas fueron escritas para poder entender la dignidad verdadera de Jesús: él es el Señor del Sábado” (Lane, 120).

Hijo del Hombre es el título preferido de Jesús para sí mismo.  Tiene raíces en Daniel 7:13.  Hijo del Hombre no tiene un significado bien definido, y así cumple los propósitos de Jesús.  Los romanos matarían a Jesús si se llamara rey a sí mismo, y los judíos le condenarían por blasfemia si se llamara Hijo del Dios.

Jesús ha enseñado en la sinagoga “como alguien que tiene potestad, y no como los escribas” (1:21).  Ha utilizado el título “Hijo del Hombre” para sí mismo y declarado su autoridad de perdonar pecados (2:10) – una autoridad que validó al sanar al paralítico (2:11-12).  Ahora, se declara “Señor aun del sábado” (2:28) – situándose “directamente en el lugar de Dios” (Edwards, 97).
Jesús “progresivamente se revela como kurios (Señor) en sus acciones y enseñanzas, en lo que se refiere a fuerza espiritual y enfermedades físicas, en la declaración del perdón de los pecados, y hasta ahora… en cuanto a la más sagrada institución, el sábado.  Los riesgos cristológicos no se podrían presentar de manera más significante” (France, 148).

“Al declarar que es señor del Sábado, Jesús reta dos ideas contrapuestas:  Ya que todos los días son nuestros, ninguno perteneciéndole a Dios; o ya que todos los días le pertenecen igualmente a Dios, el Sábado simplemente queda abolido en Cristo… Jesús desafía a cristianos a preguntar: “¿Cómo puedo yo (o podemos nosotros) guardar el Sábado para honrar a Dios y reconocer el señorío del Hijo del Hombre?” (Williamson, 76).  La respuesta es pasar nuestro sábado/domingo “no en busca de nuestra propia satisfacción o negación, sino en renovación y servicio” (Williamson, 76).

VERSÍCULOS 1-5: ¿ES LÍCITO HACER BIEN EL SÁBADO, O HACER MAL?

1Entró otra vez en la sinagoga, un hombre que tenía la mano atrofiada. 2lo vigilaban para ver si lo curaba en sábado, con intención de  acusarlo. 3Dice el hombre de la mano atrofiada: Ponte en medio (griego: egeire eis to meson – ponte de pie en medio). 4Y les pregunta a ellos: ¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal?, ¿Salvar la vida o dar muerte? Ellos callaban. 5Mirándolos en tono indignado, aunque dolorido por su obstinación, dice al hombre: Extiende la mano. La extendió y la mano quedó restablecida.


“Entró otra vez en la sinagoga,  un hombre que tenía la mano atrofiada” (v. 1).  Antes – quizá el sábado anterior – Jesús exorcizo un espíritu inmundo en la sinagoga de Capernaum (1:21-28).  Marcos no identifica la sinagoga en la que Jesús se encuentra con el hombre de la mano seca, pero Capernaum es una buena posibilidad.

“Lo vigilaban para ver si lo curaba en sábado, con intención de acusarlo” (v. 2).  “Acechaban” seguramente se refiere a los fariseos, quienes cuestionaron críticamente a Jesús en 2:24.  “Acechaban” está en el imperfecto, así sugiriendo una acción continua – los fariseos llevan a cabo una constante observación, intentando encontrar algo que muestre a Jesús violando la ley judía.  Éxodo 31:14 especifica que la pena por profanar el sábado es la muerte y una persona que trabaja en el sábado ha de ser excluida de la comunidad – aunque ya para el día de Jesús raras veces se llevaban a cabo estas penas draconianas.

Después de haber visto el exorcismo en el sábado, los fariseos esperan que Jesús lo vuelva a hacer – que se exponga de nuevo a su juicio sanando en el sábado.  Marcos no indica si los fariseos muestran su hostilidad abiertamente, pero no es difícil imaginar la mirada crítica y labios prensados que deben tener.  Hay tensión aquí – una tensión obvia para todos excepto aquéllos menos observadores.

“Dice al hombre de la mano atrofiada: Ponte en medio” (griego: ponte de pie en medio) (v. 3).  Marcos no indica si el hombre de la mano seca ha pedido ser sanado.  Supuestamente, las acciones de Jesús le sorprenden – le asombran.  Gente con una deformidad física suele esconderse, olvidarse un poco de su deformidad.  Seguramente, este hombre no quiere convertirse en un espectáculo público, pero es posible que haya visto el exorcismo anterior y que responda con esperanza en vez de vergüenza.

“¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte?” (v. 4).  “La ironía de la situación es que en este mismo momento los fariseos están planeando lastimar y matar a Jesús, cuyo único propósito es hacer bien y salvar la vida” (Hooker, 107).

Jesús no dirige su pregunta al hombre sino a la multitud – a sus opositores.  Presenta dos posibilidades – “hacer bien en sábado, o hacer mal” y “salvar la vida, o quitarla.”  Sus opositores, claro, presentarían una tercera alternativa: Esperemos hasta que termine el sábado.  Honremos a Dios en el sábado y sanemos a este hombre el próximo día.  No es urgente.  Este hombre ya ha vivido muchos años con esta condición.  Unas horas más no cambiarán nada.

Pero Jesús ha venido a traer vida y libertad.  ¿Qué mejor hora que el sábado para hacer una buena obra? ¿Qué mejor lugar que la sinagoga?  Obviamente, Jesús no está de acuerdo con cualquier interpretación del Tora que impida aliviar sufrimiento en el sábado.  En una situación como la que se menciona aquí – donde un tejado colapsa – no podemos imaginar que Jesús apoye una interpretación que requiera dejar ahí a los muertos hasta ponerse el sol.

“Ellos callaban” (v. 4).  ¡Callados! ¡Observando! ¡Esperando! ¡Esperando que Jesús se exponga! Han visto a Jesús tratar a la oposición y, por eso, no tienen muchas ganas de meterse en un debate público con él.  Mejor esperar al momento en que esté vulnerable.  Mejor darle mucha cuerda.  Quizá se cuelgue – o quizá les dé a ellos la oportunidad de hacerlo.

“Mirándolos en tono indignado, aunque dolorido por su obstinación” (v. 5).  Jesús está enojado y dolido – enojado porque hombres sagrados impiden una obra sagrada – enojado porque hombres pequeños disfrutan de tanto poder sobre la vida de su comunidad – dolido por la dureza de sus corazones – dolido por su falta de compasión por un hombre cuya enfermedad ha determinado la mayor parte de su vida – dolido porque aquéllos responsables de la interpretación del Tora han fallado completamente en comprender la voluntad de Dios.

Jesús “dice al hombre: Extiende la mano. La extendió y la mano quedó restablecida” (v. 5).  Jesús no requiere mucho de este hombre, pero sí requiere que estire la mano seca ante la multitud ahí reunida.  Al responder, el hombre (que seguramente sentía la tensión en el aire) ha de tomar una decisión – ha de poner todo con Jesús – rehusar permitir que estos hombres poderosos que mandan en su ciudad controlen sus acciones.  Alargar la mano es una acción con muchas consecuencias.  Por un lado, queda sanado.  Por otro lado, no podrá esperar ningún favor de estos fariseos con quienes ha de compartir su día a día.  Claro, no existe ninguna prueba de que antes le hubieran hecho algún favor, por eso, no perderá mucho.  Aun así, hacer lo que Jesús le pide es una obra de valentía – y quizá, de fe.


VERSÍCULO 6: TOMARON CONSEJO CONTRA ÉL, PARA MATARLE

6Los Fariseos salieron inmediatamente y deliberaron con los herodianos como acabar con él.


No sabemos mucho de los herodianos excepto que apoyan a Herodes.  De otra manera, no tienen mucho en común con los fariseos, quienes resienten el precepto de Herodes.  No obstante, estos hombres que no suelen estar unidos, encuentran una causa común en su oposición a Jesús.  Se oponen a Jesús porque constituye una amenaza a sus tradiciones y estatus como árbitros de esas tradiciones.  Para ellos, Jesús no solo falla en honrar a estos hombres poderosos, pero también reta su autoridad y su comprensión de la ley.

Conspiran para matar a Jesús.  Es bastante temprano en el Evangelio de Marcos, pero nos informa de lo que podemos esperar.  Jesús se referirá a su muerte en 9:31; 10:34; y 12:7.  En 11:18 y 14:1 Marcos menciona de nuevo que los altos sacerdotes y escribas conspiran para matar a Jesús.  En el final, lo lograrán, pero en el final verdadero, Jesús vencerá.

24 de Enero
Marcos 3,7-12
La muchedumbre sigue a Jesús: Es una descripción sumaria que nos ofrece la figura de Jesús como Salvador eficaz, comunicando energía divina a quien se acerca a Él. Y de hecho, atrayendo a las gentes. Pero la escena como tal es meramente figurativa, pues las curaciones que los hombres buscan pertenecen a lo viejo, a lo pasajero...
Se trata de brindarnos la figura del resucitado como Salvador, operando en la realidad profunda y total de su misión... En los versículos siguientes, cuando Jesús añade la palabra explicativa, se va dibujando el resultado de su actividad: una discriminación entre los hombres, según la aceptación de Jesús mismo. Así, a las veces, nuestra operación nueva puede revestirse de aspectos aparentemente antiguos pertenecientes al hombre viejo que nos hacen admisibles para el hombre carnal. Pero muy pronto, si somos  fieles, la palabra nos hará repulsivos, objeto de persecución. Cuando me llaman desfasado, si es que estoy siendo fiel al evangelio, están manifestando su vetustez. Su persistencia anquilosada en los estilos del hombre viejo. Es decir, se descubren a sí mismos como antiguallas endurecidas...
Solamente que hemos de revisar incesantemente nuestra fidelidad. Pues podemos caer de verdad en lo viejo, nosotros mismos, cuando v.gr. somos constantes en estilos de vida, sin más sentido que nuestras tradiciones humanas; o en sentimientos de hombre viejo. Todo evangelizador ha de ser perseguido y sin esta nota no hay evangelización auténtica; pero no basta la persecución para probar nuestra genuinidad. Pues también los hombres se combaten.
La conclusión a la que se llega, al final de estos cinco conflictos (Mc 2,1 a 3,6), es que la Buena Nueva de Dios tal y como era anunciada por Jesús, decía exactamente lo contrario de la enseñanza de las autoridades religiosas de la época. Por esto, al final del último conflicto, se prevé que Jesús no va a tener una vida fácil y será combatido. La muerte aparece en el horizonte. Decidirán matarle (Mc 3,6). Sin una conversión sincera no es posible comprender la Buena Nueva. Un resumen de la acción evangelizadora de Jesús. Los versos del evangelio de hoy (Mc 3,7-12) son un resumen de la actividad de Jesús y acentúan un enorme contraste. Un poco antes, en Mc 2,1 hasta 3,6, se habla sólo de conflictos, inclusive del conflicto de vida y muerte entre Jesús y las autoridades civiles y religiosas de la Galilea (Mc 3,1-6). Y aquí en el resumen, parece lo contrario: un movimiento popular inmenso, mayor que el movimiento de Juan Bautista, porque llegaba gente no sólo de Galilea, sino también de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de Tiro y de Sidón para encontrarse con Jesús (Mc 3,7-12). Todos quieren verle y tocarle. Es tanta gente y hasta Jesús queda preocupado. Corre el peligro de ser aplastado por la gente. Por eso, pide a los discípulos que tengan a disposición una barca para que la multitud no lo aplastara. Y desde la barca hablaba a la multitud. Eran sobre todo excluidos y marginados que venían a él para que los sanara de sus males: los enfermos y los poseídos. Estos que no eran acogidos en la convivencia social de la sociedad de la época, son ahora acogidos por Jesús. He aquí el contraste: por un lado el liderazgo religioso y civil que decide matar a Jesús (Mc 3,6); por el otro un movimiento popular inmenso que busca en Jesús la salvación. ¿Quién ganará? 

Los espíritus impuros y Jesús. La insistencia de Marcos en la expulsión de los demonios es muy grande. El primer milagro de Jesús es la expulsión de un demonio (Mc 1,25). El primer impacto que Jesús causa en la gente es por causa de la expulsión de los demonios (Mc 1,27). Una de las principales causas del enfrentamiento de Jesús con los escribas es la expulsión de los demonios (Mc 3,22). El primer poder que los apóstoles van a recibir cuando son enviados en misión, es el poder de expulsar los demonios (Mc 6,7). La primera señal que acompaña el anuncio de la resurrección es la expulsión de los demonios (Mc 16,17). ¿Qué significa expulsar los demonios en el evangelio de Marcos?

En el tiempo de Marcos, el miedo a los demonios iba en aumento. Algunas religiones, en vez de liberar a la gente, alimentaban el miedo y la angustia. Uno de los objetivos de la Buena Nueva de Jesús era ayudar a la gente a que se liberara de este miedo. La llegada del Reino de Dios significó la llegada de un poder más fuerte. Jesús es “el hombre más fuerte” que llegó para someter a Satanás, el poder del mal, y sustraer de sus garras a la humanidad presa del miedo (Mc 3,27). Por esto, Marcos insiste tanto, en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte. Desde el principio hasta el fin, con palabras casi iguales, repite el mismo mensaje: “¡Jesús expulsaba a los demonios!” (Mc 1,26.27.34.39; 3,11-12.15.22.30; 5,1-20; 6,7.13; 7,25-29; 9,25-27.38; 16,9.17). ¡Parece como un refrán! Hoy, en vez de usar siempre las mismas palabras preferimos usar palabras diferentes. Diríamos: “¡El poder del mal, Satanás, que infundió miedo entre la gente, Jesús lo venció, lo dominó, lo sometió, lo destronó, lo derribó, lo echó, lo eliminó, lo exterminó, lo aniquiló, lo abatió, lo destruyó y lo mató!” Lo que Marcos quiere decirnos es lo siguiente: “A los cristianos está prohibido tener miedo a Satanás!” Después de que Jesús resucitó, es una manía y falta de fe hacer referencia a todas horas a Satanás, como si él tuviera algún poder sobre nosotros. Insistir en el peligro de los demonios para llamar a la gente a que vaya a las iglesias, es desconocer la Buena Nueva del Reino. ¡Es falta de fe en la resurrección de Jesús!



25 de enero
Marcos 16,15-18
VERSÍCULOS 8b-20: DOS FINALES ALTERNATIVOS PARA EL EVANGELIO DE MARCOS

La mayor parte de eruditos concuerda que versículo 8a es el final original del Evangelio de Marcos.  “Gundry… reúne pruebas significantes para apoyar su punto de vista que la última oración de v. 8, ‘ni decían nada a nadie, porque tenían miedo,’ era, de hecho, el comienzo de un nuevo párrafo, que ahora está perdido” (Evans, 539, cita a R. H. Gundry, Mark: A Commentary on His Apology for the Cross).

Como se anota en la NRSV, dos finales alternativos han sido añadidos, el más corto solo dice “Y todo lo que fueron mandadas les dijeron en breve a Pedro y los que le acompañaban.  Y después Jesús mandó entre ellos, de este a oeste, la sagrada e imperecedera proclamación de salvación eterna” (v. 8b). 

El final más largo se encuentra en versículos 9-20, y relata la aparición de Jesús a María Magdalena (vv. 9-10) y dos discípulos (vv. 12-13).  Entonces nos dice de la aparición de Jesús y su comisión a los once (vv. 14-18) y su ascensión (vv. 19-20).

No obstante, “los mejores manuscritos antiguos no contienen el final corto ni el largo.  Eusebius, un historiador de la iglesia del siglo cuarto, testificó que en su día las copias más precisas terminaban con versículo 8” (Hare, 222).  Más adelante, cristianos aparentemente añadieron el final corto y largo en un intento de completar la historia.

Brooks delinea tres razones que apoyan que este Evangelio termina con versículo 8a.  Primero, las emociones de estas mujeres (terror y asombro) concuerdan con las emociones de otros al encontrarse con Jesús (1:22, 27; 2:12; 5:15, 33, 42; 6:51; 9:6, 15, 32; 10:24, 32; 11:18; 12:17; 14:50, 52; 15:5-6; 16:5-6).  “Segundo, el final abrupto se parece al comienzo abrupto del Evangelio… Tercero, Marcos tenía un propósito definitivo en su final.  Aparentemente, quería dejar un final abierto, indicando que la historia no estaba completa sino que continuaría después del tiempo en que escribía.  Quería que sus lectores/oyentes continuaran la historia con sus propias vidas.  Al declarar que las mujeres no decían nada a nadie, retó a sus lectores/oyentes a tomar la responsabilidad de declarar las buenas noticias a todos” (Brooks, 274-275).

Hooker delinea tres objeciones a la idea que este Evangelio termina con versículo 8a, y entonces continúa, retando cada objeción.  La primera objeción es que, en griego, versículo 8a termina con la preposición gar, que significa “para” – un final inusual.  No obstante, Hooker anota que construcciones similares aparecen en otros lugares y que el griego de Marcos era algo bruto.  La segunda objeción es que Marcos concluye en un tono de temor, pero el temor es una reacción común a la presencia divina.  Tercero, “la historia parece exigir una aparición del Señor resucitado… Marcos parece dejarlo justo antes del clímax de su historia” – pero esto “concuerda con el método que utiliza a través del Evangelio para dejar que sus lectores tomen por si mismos el paso crucial hacia la fe, y sin presentarles pruebas menos ambiguas de la resurrección” (Hooker, 591-592).

Eruditos han especulado razones porque Marcos puede haber terminado su obra con versículo 8a.  Una posibilidad es que el final original se haya perdido.  Una segunda posibilidad es que Marcos muriera o que de alguna otra manera fuera prevenida de completar su obra.  Una tercera posibilidad es que terminara su obra deliberadamente con versículo 8a, sabiendo que sus lectores ya sabrían de la resurrección y queriendo terminar la historia enfatizando la dimensión humana del discipulado – terror, asombro, miedo, infidelidad – contrapuestos contra la llamada de Cristo para proclamar las Buenas Noticias

CUESTIONES RELACIONADAS CON MARCOS 16:9-20:


Los estudiosos concuerdan en que Marcos concluye su Evangelio con el versículo 8 - tal vez sin querer. Él puede tener la intención de dar cuenta de la resurrección y ascensión, pero no  quiso hacerlo - o el final original pudo perderse.

Las razones para creer que los versículos 9-20 se añadieron más tarde son los siguientes:




1. Los versículos 9-20 no se encuentran en los más antiguas (y probablemente más fiable) manuscritos.

2. Ellos no eran conocidos por los primeros padres de la iglesia.

3. Estos incluyen un gran número de palabras que no se encuentran en Marcos 1:1 - 16: 8, y tienen un estilo diferente.

4. Parecen ser derivado - basado en pasajes de Mateo, Lucas, Juan y Hechos. Marcos fue el primer Evangelio, escrito antes de que cualquiera de esos cuatro libros. Si bien es cierto que Marcos 16:9-20 refleja el conocimiento de los libros, este final más largo habría sido añadido mucho después de que Marcos 1:1 - 16: 8 haya sido escrito.

Voy a mencionar varios ejemplos de pasajes que parecen ser derivados de los cuatro libros:

a. Marcos 16:9 dice que Jesús había expulsado siete demonios de María Magdalena, también mencionado en Lucas 8:2. Ver Juan 20 que da cuenta María Magdalena en la tumba de Jesús en la mañana de Pascua.

b. Marcos 16:12-13 es casi seguro que se refiere a la aparición de Jesús a Cleofás y su compañero en el camino de Emaús, una historia narrada en Lucas 24:13-35.


c. Marcos 16:14 habla de la aparición de Jesús a los once, se tratan en más detalle en Lucas 24:36-48.

d. Marcos 16:15 es un breve resumen de la misión, que se encuentra en Mateo 28:19-20.

e. Los signos referidos en Marcos 16:17-18, con la excepción de beber sustancias letales, parecen ser derivados de diversas historias en el libro de los Hechos. Hechos 16 Pablo habla de exorcizar un demonio. Hechos 2 nos habla de discípulos hablando en nuevas lenguas. Hechos 28:1-6 nos habla de Pablo de ser mordido por una serpiente venenosa, sin efectos adversos.  La vista de Saúl fue restaurada por la imposición de manos en Hechos 9:12, 17-18.


La primera pregunta, entonces, es si los versículos 9-20 son parte del texto original o se añadieron más tarde. Si determinamos que se añadieron más tarde, la segunda pregunta es si debemos considerar estos versículos como autoridad.


 Los cristianos han adoptado diversos enfoques para que la segunda. Mayoría de las traducciones modernas de la Biblia hacen algún intento de reconocer el problema. La NRSV, por ejemplo, incluye tanto el más corto y las terminaciones más largas, y tiene una larga nota que explica el problema. Sin embargo, el Concilio de Trento (1546) incluyó estos versículos en el canon católico, y el leccionario católico para la Ascensión se basa en los versículos 15-20.


Algunos comentaristas concluyen su verso por verso del tratamiento con el versículo 8. Por lo general, incluyen un largo artículo que resume las preguntas sobre las terminaciones más cortos y más largos, pero no tratan de explicar el significado de esos versículos. Algunos comentarios - suelen ser conservadores en su enfoque - tratando a los versículos 9-20.




VERSÍCULOS 15-18: misión, creencia, Y SIGNOS


 15Y les dijo: "Id por todo el mundo, (griego: kosmos) proclamando (griego: keryxate - desde kerysso) La buena noticia (en griego: euangelion). A toda la humanidad (en griego: ktisis) 16Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará. 17These (griego: semeia) A los creyentes acompañarán estas señales: En mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, 18agarrarán serpientes; si beben algún veneno, no les hará daño; pondrán las manos sobre los enfermos y se curarán".



"Y les dijo:" (v. 15a). Por el contexto, sabemos que Jesús es el que habla. Sin embargo, no hemos escuchado su nombre desde el versículo 6 (en la parte de este capítulo, que es indiscutiblemente de Marcos) - y no lo vamos a escuchar de nuevo hasta el versículo 19.



"Id por todo el mundo, (griego: kosmos - mundo, las naciones) proclamando la Buena Nueva a toda la humanidad» (v. 15b). Esto parece ser un resumen breve de la misión, que se encuentra en Mateo 28 como sigue:

"Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra Id, y haced discípulos a todas las naciones, (griego: Ethne - gentes, naciones). Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo "(Mateo 28:18-20).

Mientras que el Evangelio de Mateo usa la palabra kosmos mientras terminación más larga de Marcos utiliza la palabra Ethne, tanto en cantidad a la misma cosa - el ministerio más allá de Israel - una misión a los gentiles, personas a las que judíos que se consideran dignos de la atención de Dios.

"Y predicar (griego: kerusso) La buena noticia (en griego: euangelion) a toda la creación" (v. 15c). El kerysso verbo griego está relacionado con el kerigma sustantivo, que es la palabra que asociamos con el contenido de la predicación de la iglesia primitiva. El kerigma centrado en la muerte, resurrección y ascensión de Jesús, así como las implicaciones para nuestras vidas, para incluir un énfasis en el arrepentimiento para el perdón de los pecados.

 El euangelion sustantivo griego es una palabra compuesta basada en eu (bueno) y angello (predicar o proclamar). Por lo general se traduce evangelio o buena noticia. En el Nuevo Testamento, euangelion se utiliza para hablar de las buenas nuevas de Jesucristo y la salvación que Él ofrece. Euangelion es el equivalente griego de la palabra hebrea Basser, que se utilizó en las Escrituras Hebreas para hablar de la salvación que el Señor ofrece a su pueblo.

 El énfasis aquí, entonces, es que los discípulos de Jesús (que nos incluye) tienen la responsabilidad de proclamar la buena nueva de la salvación provista por Cristo Jesús. La noticia buena es la oferta de perdón de los pecados y la oferta de vida eterna.


 A veces la iglesia ha sido culpable de la predicación dura, crítica que se parece poco a la buena del Nuevo Testamento.


"A toda la creación" (griego: ktisis) (v. 15d). Esta es una frase interesante. Suena como si hemos de proclamar buenas noticias, no sólo para los seres humanos, sino a todo el orden creado. Si bien no hay justificación bíblica para predicar la salvación eterna de los perros y los gatos, hay un elemento de la Buena Nueva para "toda la creación". Mientras que Yahvé dio a los humanos el dominio sobre los peces, las aves, el ganado, los reptiles, y "toda la tierra" (Génesis 1:26), no fue con el propósito de explotación, sino de la cría. Yahweh destinado a los seres humanos tratan a los animales y "toda la tierra" con el tipo de interés que un pastor tendría para su rebaño.



"El que creyere y fuere bautizado, será salvo, pero el que no crea, se condenará" (v. 16). La versión de Mateo de la misión incluye un requisito para bautizar a la gente "en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19) - y los cristianos tienen de largo desde el bautismo practicado como un rito esencial. Sin embargo, el énfasis de este versículo parece estar en la creencia frente a la incredulidad en lugar de bautismo. Como tal, sirve como un correctivo a los discípulos, quienes se negaron a creer el testimonio de María Magdalena (v. 11) y de Cleofás y su compañero (v. 13), que declararon que habían visto a Cristo resucitado.



Sin embargo, como se sugiere en la primera mitad de este versículo, el bautismo es un acto importante de obediencia, una vez que una persona ha llegado a creer en Cristo Jesús. El bautismo sigue la creencia.

 "Estos signos (semeia) acompañarán a los que crean: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas con" (v. 17). En el Antiguo Testamento, los signos y prodigios sirve principalmente para dar testimonio del poder de Dios. En el Nuevo Testamento, los signos también se utilizan para validar el ministerio de los discípulos de Cristo. Es así como los signos denominativos se utilizan en este versículo.



El semeia palabra griega es una de las varias palabras que se encuentran en los versículos 9-20 que no se encuentran en el resto del Evangelio de Marcos. Es una palabra muy importante en el Evangelio de Juan, y se utiliza con frecuencia allí.




Como se ha señalado anteriormente, los signos mencionados en Marcos 16:17-18 (con la excepción de beber sustancias mortales) parecen ser derivados de historias en el libro de los Hechos. Hechos 16 Pablo habla de exorcizar un demonio. Hechos 2 nos habla de discípulos hablando en nuevas lenguas. Hechos 28:1-6 nos habla de Pablo de ser mordido por una serpiente venenosa, sin efectos adversos. Vista de Saúl fue restaurado por la imposición de manos en Hechos 9:12, 17-18.


 "Tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, de ninguna manera les hará daño" (v. 18a). Este versículo ha causado problemas a las personas que se involucran en el manejo de serpientes mortíferas, como parte de su práctica religiosa, a veces con resultados fatales. Además, deben tener en cuenta que no hay pasajes de apoyo en el Nuevo Testamento que defienden este tipo de práctica. Hechos 28:3 hace decir del Apóstol Pablo de ser mordido por una víbora sin resultados dañinos, pero no fue a propósito el manejo de esa víbora. En cambio, él estaba recogiendo leña cuando la víbora le mordió.




"Pondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (v. 18b). Sanar a los enfermos era una parte importante del ministerio de Jesús en la tierra. Los discípulos de Jesús son para preocuparse, no sólo con la condición del espíritu o el alma, sino también con el ser físico de la persona. Esto se deriva, en parte, del tipo de compasión que surge de forma natural si tenemos amor ágape para la otra persona. Nuestro amor no nos va a permitir quedarnos quieto y mirar a otra persona sufrir, si tenemos los medios para ayudar. Esta preocupación también se deriva de la comprensión judía de la persona como una persona completa - cuerpo y alma.


26 de Enero
Lucas 10,1-9
VERSÍCULOS 1-4: LA MIES ES MUCHA Y LOS OBREROS POCOS

1Algo después  designó el Señor a otros setenta (y dos) y los envió por delante  de dos en dos (griego: pro prosopou autou – ante su rostro), a todas las ciudades y lugares a donde pensaba ir.  2Les decía: La mies es mucha, los braceros pocos;  rogad al amo  de la mies que envíe braceros a su mies.  Marchad, que yo os envío como ovejas  entre lobos.  4No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Por el camino no saludéis a nadie.


En 9:1-6, Jesús mandó a los doce para cumplir una misión semejante; ahora envía los setenta.  Este mayor número de participantes no solo extiende el alcance de la misión, sino que también aumenta la urgencia de la cosecha.

“Y después de estas cosas, designó el Señor a otros setenta” (v. 1).  Hay manuscritos que dicen setenta y otros que dicen setenta y dos.  No podemos determinar con autoridad cuál es el número correcto.  Sin embargo, eso importa poco ya que el significado es el mismo para cualquier número:
- Seguramente, el número se refiere a Génesis 10, donde aparece una lista de naciones gentiles que descienden de Noe.  En hebreo se mencionan setenta naciones, mientras que en la versión griega Septuaginta aparecen setenta y dos.  “Escójase cual sea, ...el número sugiere un evangelista para cada nación del mundo” (Stein, 304).  En el Evangelio de Lucas, por lo tanto, la mención de los setenta se refiere al ministerio hacia los gentiles, que será importante en la secuencia de Lucas, los Hechos de los Apóstoles.  Por el momento, sin embargo, Jesús manda a los setenta solo entre judíos y samaritanos.

- Hay una segunda referencia al Antiguo Testamento en Num. 11:16-25 en que Moisés eligió a setenta ancianos para ayudarle con su obra.

La frase “otros setenta” (v. 1) parece decir que los doce no son parte de esta misión.  Sin embargo, más adelante, dirigiéndose a los doce, Jesús dirá, “Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo?” (22:35).  Las tres cosas – bolsa, alforja, y zapatos – corresponde a cosas mencionadas en la llamada de los setenta (10:4), en lugar de las ya mencionadas en la llamada de los doce (9:3).  Esto presenta algo de incertidumbre.  Seguramente los doce no son parte de los setenta, pero no lo sabemos con seguridad.

“Envió...  delante de sí (griego: pro prosopou autou – ante su rostro)” (v. 1).  También encontramos esta frase, “ante su rostro,” en 7:27 y 9:52.  7:27 habla de enviar a Juan el Bautista, cuya muerte Lucas ha mencionado recientemente (9:9).  “A los discípulos ahora se les ha concedido el papel de ir ante Jesús y prepararle el camino, como lo había hecho Juan” (Tannehill, 174).

“De dos en dos” (v. 1).  Deut. 19:15 requiere el testimonio de dos testigos, y lo más probable es que ésa sea la razón por la que Jesús les manda de dos en dos.  Sin embargo, ir de dos en dos también da fuerza a su resolución.  Una persona sola se desanima rápidamente; en cambio, una persona con compañeros está más apta para perseverar.

“La mies es mucha, los braceros pocos” (v. 2).  En un mundo donde pocas personas trabajan en agricultura, se nos ha olvidado la importancia de la cosecha.  La mayoría de los frutos de la siega no se pueden recoger demasiado pronto ni demasiado tarde sin sufrir una pérdida significante.  El agricultor trabaja todo el año para preparar la cosecha, la cual se debe llevar a cabo solo cuando esté lista.  No hacerlo puede ser catastrófico.

“Rogad al amo de la mies que envíe braceros a su mies” (v. 2).  Dada la urgencia, esperamos que Jesús les diga a los setenta que vayan rápidamente para empezar la cosecha.  Les mandará en v. 3 pero, primero, les manda rezar.  La obra de los discípulos será efectiva solo si se apresta con oraciones.  El Señor llama y da poder a quienes lo necesiten, y el poder del Señor es lo que hace posible el éxito.  Una iglesia que reza verá que puestos oficiales quedan sin llenarse por ejemplo, pero también verá que el Señor provee lo que es realmente necesario.

“Los braceros pocos” (v. 2).  La regla de Pareto es que el ochenta por ciento de los resultados se pueden atribuir al veinte por ciento de las causas – es decir, pocos vendedores a menudo logran la mayoría de las ventas.  La regla también se aplica a la iglesia, donde pocas personas dan la mayoría del dinero y hacen la mayor parte del trabajo.  Los que se sientan en los bancos son muchos, pero los trabajadores son pocos.  Debemos rezar para que el Señor persuada a los menos activos a estar más involucrados – también debemos confiar que el Señor proveerá las verdaderas necesidades de la iglesia.  Jesús advirtió que habría mala tierra, pero también prometió que buena tierra daría cien veces más (8:4-15).

“Marchad, que yo os envío como ovejas entre de lobos” (v. 3).  Hace poco que Jesús predijo su muerte y resurrección (9:21-22, 44-45) y “afirmó su rostro para ir a Jerusalén” (9:51), donde sufrirá y morirá.  Fue rechazado en una aldea samaritana (9:51-56).  Les dijo a sus discípulos que ellos también llevarían una cruz y perderían sus vidas (9:23-25).  Ahora, les advierte que les manda como corderos indefensos en medio de lobos.

En los otros tres Evangelios (Mateo 18:12; Marcos 6:4; Juan 10), Jesús habla del pastor que protege las ovejas.  No hay mención de tal pastor en el Evangelio de Lucas.

“No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias” (v. 4).  Jesús tendrá instrucciones parecidas al comisionar a los doce (Lucas 9:3-5), pero la única cosa común en ambas listas es la bolsa.  El mensaje es el mismo en ambos casos.  Los discípulos han de confiar que Dios les proveerá sus necesidades, y no han de preocuparse por posesiones.

“A nadie saludéis en el camino” (v. 4).  Jesús no les dice a los discípulos que sean maleducados, sino que les dice que no se dejen distraer por cortesías sociales.  La misión es urgente, y requiere su completa atención.  Discípulos han de enfocarse tanto como un atleta en un partido importante – o como un bombero en un incendio – o un paramédico trabajando en un accidente.  El distraerse en estos casos puede ser fatal.  La iglesia de hoy necesita oír esto.  Muchos cristianos hoy no sienten esta urgencia – no consideran que la eternidad está en juego y sobresaltan al oír la palabra evangelismo.

Cuando gente toma en serio la llamada a la oración y al servicio podemos ver los resultados.  El ministerio de Madre Teresa es un ejemplo familiar.  Hay un sinnúmero de cristianos por el mundo, incluyendo algunos en su propia comunidad, que están haciendo grandes obras por Cristo.


VERSÍCULOS 5-6: PAZ SEA A ESTA CASA

5Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa.  6Si hay allí gente de paz, descansará sobre ella vuestra paz. De lo contrario, tornará a vosotros.


Mientras que los setenta no han de distraerse por el camino con cortesías sociales (v. 4), sí han de observarlas una vez que lleguen a su destino.

La paz que se ofrece es más que un simple saludo.  Es un regalo substancial – la paz de Dios (Num. 6:26; Isa. 26:12; Lucas 1:79; 2:14; Hechos 10:36; Rom. 5:1) – un regalo de salvación que bendice a todo el que la reciba y que regresa al que la da al ser rechazada.  El castigo por rehusarla es, simplemente, la pérdida de la paz – los setenta no han de vengarse contra aquéllos que les rechazan (véase 9:5, 54-56).

Jesús pide a los setenta que ofrezcan la paz sin primero averiguar el valor del recipiente y sin adivinar si el recipiente la aceptará o rechazará.  “Uno no debe resentir el conceder la paz mesiánica: porque la paz no permanecerá donde no se aprecia.  Pero en caso de que si permanezca, el mensajero, en efecto, se ha reproducido, tal como Elías hizo al final de su ministerio al pasar la obra a Eliseo (2 Reyes 2:15)” (Nolland).


VERSÍCULOS 7-11: SE HA LLEGADO A VOSOTROS EL REINO DE DIOS

7Quedaos en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; pues el obrero  tiene derecho a su jornal. No paséis de casa en casa.  8Si entráis en una ciudad y os recibieren, comed de lo que os sirvan; 9Curad a los enfermos que haya y decidles: Ha llegado a vosotros el reinado de Dios.  10Si entráis en una ciudad y no os reciben, salid a las calles y decid: 11Aun el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos y os lo devolvemos. Con todo, sabed que ha llegado el reinado de Dios.


“Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os dieren” (v. 7).  Un discípulo aprovechado se sentiría tentado a ir de casa en casa buscando hospitalidad – siempre buscando mejor comida y alojamiento.  Jesús manda a los setenta que dejen ese comportamiento aprovechado y que se fijen en el propósito por el que han venido.  Ir de casa en casa no solo les robaría de fuerzas y tiempo, sino que también ofendería a aquéllos cuya hospitalidad han rechazado.  Los setenta han de estar al tanto de los sentimientos de otros, no vaya a ser que pierdan una oportunidad de ganárselos para Cristo.

“Porque el obrero digno es de su salario” (v. 7).  Habitantes locales han de proveer hospitalidad para los setenta, quienes son dignos de ella (véase Gal. 6:6; 1 Timoteo 5:18).  Discípulos pueden esperar que se provean sus necesidades, pero no deben esperar que se haga con lujo.

“Comed lo que os pusieren delante” (v. 8).  Por el momento, el caso solo se refiere a la calidad de la comida y si está autorizada por ley judía o no – los setenta se encontrarán trabajando entre judíos y samaritanos que observan leyes dietéticas.  Años después, sin embargo, misionarios cristianos entrarán en barrios gentiles donde no se observan las leyes de la dieta judía.  En este caso, han de hacer lo mismo – testimonio efectivo es más importante que las sensibilidades personales del discípulo (Hechos 10; Rom. 14:13-23; 1 Cor. 8).

“Y sanad los enfermos que en ella hubiere, y decidles: Se ha llegado a vosotros el reino de Dios” (v. 9).  Sanar enfermos en un acto de compasión, pero también recuerda que el reino de Dios se ha acercado.  Esta combinación de compasión y proclamación – obra y palabra – sirve de testimonio poderoso aún hoy.  La persona hambrienta a quien se le da de comer – la persona sin hogar que es alojada – el enfermo sanado – el herido cuyas heridas son curadas – esta gente se encontrará atraída hacia la persona que les ha ayudado – y también a la fe de esa persona.  Es importante que en el momento de servir dejemos saber a los que ayudamos que lo hacemos por nuestro amor a Jesús, quién primero nos amó a nosotros.  De otra manera, no harán la conexión  entre la ayuda que han recibido y el Cristo que nos motivó a dársela.  En ese caso nuestro mayor propósito, que es la proclamación del reino de Dios, será perdido.   
“Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad a nuestros pies, sacudimos en vosotros” (v. 11).  Recientemente, samaritanos han rechazado a Jesús (9:52-54).  Ahora, Jesús les prepara para ser recibidos de la misma manera.  Si son rechazados, los discípulos han de sacudir el polvo de sus pies, un acto de repudiación.  Han de hacerlo de manera pública, declarando su motivo, y de nuevo han de proclamar, “ha llegado el reino de Dios.”  Éste es un aviso, no una retaliación – intencionada para convertir – no para herir.  Aquéllos que observen la repudiación pueden ser persuadidos a escuchar.  El Dios de la Segunda Oportunidad todavía está obrando.

“La actividad misionera es contraria a la que ahora asociamos con la obra misionera de la iglesia.  En este caso no existía la proclamación continua de buenas noticias, no había paciencia para los que dudaban ni con los recalcitrados, no se esperaba hasta que la oposición se arrepintiera: en vez, existía una urgencia temerosa de todo ello.  ‘Ahora o nunca.’  Existe una oportunidad,... como si se tratase de una misión de rescate en un barco que se hunde” (Kee y Gomes, 50).

“Esto empero sabed, que el reino de los cielos se ha llegado a vosotros” (v. 11).  Acepte o rechace el oyente este mensaje, este hecho permanece.  El oyente será responsable por su respuesta.  La promesa de Dios se convierte en un juicio para aquél que la rechace.

27 de Enero
Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
San Lucas indicó en el principio de su Evangelio la causa por la cual lo escribió. A saber, porque muchos habían presumido temerariamente narrar cosas que le eran a él más claramente conocidas. Y esto es lo que dice: "Puesto que muchos intentaron ordenar las narraciones de las cosas".
Pues así como profetizaron muchos en el pueblo judío, iluminados por el Divino Espíritu, y otros, por el contrario, eran falsos profetas más bien que profetas, así ahora en la nueva alianza, muchos intentaron escribir evangelios, que no aprobaron los que conocían los hechos. Y en verdad, se habla de un Evangelio que se supone escrito por los doce Apóstoles. También osó Basílides escribir un Evangelio. Y se habla de otro escrito por Matías.
Cita otros muchos, no tanto por el número, cuanto por la multitud de herejías que encierran. Porque, como sus autores no estaban inspirados por el Espíritu Santo, hicieron un trabajo inútil, toda vez que tejieron la narración a su gusto, sin cuidarse de la verdad histórica.
Hay quien se afana por escribir, se cansa en trabajar y no llena su objeto, porque los dones y la gracia de Dios no provienen del esfuerzo. Esta gracia, donde se derrama, acostumbra a difundirse, para que el ingenio del escritor no esté en la indigencia, sino en la abundancia. Por eso dice bien "de cosas que se cumplieron en nosotros". Esto es, que abundan en nosotros. Pues lo que abunda, a ninguno falta. Nadie duda de lo que se ha cumplido cuando el efecto establece la fe y el resultado la demuestra.
Pero el evangelista no se contenta solamente con el testimonio propio, sino que todo lo refiere a los demás apóstoles y de allí toma el valor de sus palabras. Y por tanto, añade: "Como nos lo han transmitido los mismos que lo vieron desde el principio".
Lucas está seguro de poseer la verdad, ya por habérsela relatado San Pablo, ya porque se la enseñaron los demás apóstoles, que la habían visto desde el principio.
Dice pues "vieron", porque el mayor motivo de credibilidad es haber aprendido de aquellos que vieron personalmente.
Escribe a Teófilo, hombre esclarecido, y acaso príncipe, porque lo llama óptimo, y así no se trata sino a los príncipes y a los gobernantes, como San Pablo dijo también a Festo: "Óptimo Festo" (Hch 26,25).
Teófilo significa el que ama a Dios, o amado por Dios. Que todo el que ama a Dios, o desea ser amado por Dios, crea que el Evangelio ha sido escrito para él y que se le ha concedido como regalo, con encargo de que conserve una joya tan preciosa. No da a conocer a Teófilo la razón de cosas nuevas y desconocidas, sino que promete exponerle la verdad de las cosas, acerca de las cuales está ya instruido, cuando añade: "Para que conozcas la verdad de aquellas palabras que has aprendido". Esto es, para que puedas conocer todo lo que se te ha dicho acerca del Señor, o se ha hecho por Él.
Todo el preámbulo del evangelista contiene dos cosas. Referir la condición de aquellos que habían escrito el Evangelio antes que él (como son San Mateo y San Marcos) y por qué él se propuso escribir. Cuando dijo: "Intentaron", esta palabra podía aplicarse a aquellos que presuntuosamente emprendieron la obra y a los que la trataron con reverencia. Y precisa ese dudoso sentido con dos adiciones. Primeramente diciendo: "Las cosas que se cumplieron en nosotros", y después cuando dice: "Como nos han dicho los que lo vieron desde el principio". Además, cuando dice: "nos han trasmitido", da a entender que deben propagarse estas doctrinas, porque así como otros se las enseñaron a él, será conveniente que los que las aprenden de él las enseñen a los demás. A los que fueron encomendadas las Escrituras que habían de ser transmitidas, se les presentaban muchos inconvenientes que habían de surgir al transcurrir el tiempo; de donde con razón los que habían recibido estas enseñanzas de los primeros -de los que las habían presenciado y de los que las habían predicado- se atrevieron a trasmitirlas a todo el mundo por medio de sus escritos disipando las calumnias, destruyendo el olvido y constituyendo la integridad por medio de la tradición misma.
VERSOS 14-16ab: Jesús enseñaba en las sinagogas de ellos



14Jesus volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la zona circundante. 15He enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.

16abHe vino a Nazaret, donde se había criado. Entró, como era su costumbre, en la sinagoga el día de sábado,

Los versículos 14-15 servir de transición entre la tentación de Jesús y su aparición en la sinagoga de Nazaret.

"Y Jesús volvió en el poder del Espíritu Santo" (v.14a). Lucas nos dice que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo (1:35) - y que Zacarías, lleno del Espíritu Santo, profetizó acerca de Jesús que Dios "nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de su siervo David "(1:69) - y que el Espíritu Santo se posó sobre Simeón, mientras sostenía al niño Jesús en sus brazos y alabó a Dios por lo que le permite ver la salvación de Dios (2:27-30) - y que el Espíritu descendió sobre Jesús en su bautismo (3:21-22) -, pero ahora considera que es importante para recordarnos una vez más que el ministerio de Jesús es el Espíritu de potencia.

"A Galilea" (v.14b). Galilea, la provincia más al norte del pueblo judío, ha estado a la vanguardia de este Evangelio desde el principio. Fue en Galilea, donde el ángel le dijo a María que ella había hallado gracia delante de Dios y daría a luz un hijo a quien llamaría Jesús (1:26 ss.). José y María se fueron de Nazaret de Galilea, donde vivían, a Belén para ser inscritos en el censo (ff 2:4.). José, María y Jesús volvieron a Galilea después del nacimiento de Jesús (2:39). Lucas nos dice que Herodes fue el gobernante de Galilea (3:1).




Galilea es significativa debido a su insignificancia. Jesús no creció en Jerusalén, el centro de la vida judía y la práctica religiosa. En cambio, creció en Galilea, el interior del país, un lugar donde muchos gentiles vivían - un lugar sin importancia, en cuanto a las élites religiosas se refiere. Se llevará a cabo la mayor parte de su ministerio en Galilea. Lucas cuenta que las mujeres que observan la  crucifixión y entierro de Jesús son de  Galilea (Lucas 23:49; 23:55).



"Y se difundió su fama por toda la zona circundante" (v. 14c). Este es el primero de varios informes de personas que fueron sorprendidos por Jesús y su creciente fama (4:32, 36-37; 5:15; 7:17; 9:43).



"Enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos" (v. 15). Culto judío se celebra en el templo de Jerusalén y en las sinagogas en cada comunidad. Adoración en el templo se centra en el ritual y sacrificio, adoración en la sinagoga consiste en oraciones, lecturas bíblicas y la enseñanza. Para la mayoría de los judíos, el culto del templo es algo que experimentan, como mucho, un par de veces al año. Muchos judíos sólo pueden aspirar a hacer una peregrinación a Jerusalén en su vida. Sinagogas locales satisfacen su necesidad de adoración regular. Debido a la influencia de las sinagogas, el culto judío "se movió más y más desde el reino de culto y de los actos exteriores hacia el cultivo de la mente y del corazón y de la conciencia moral" (Bowie, 89). Sinagogas influirán fuertemente en la adoración cristiana primitiva.




Este versículo deja claro que el ministerio de Jesús ya estaba en marcha antes de su visita a la sinagoga de su ciudad natal infancia en Nazaret. No sabemos lo que él había hecho en las sinagogas o lo que él había enseñado, pero un comentario más adelante en este sermón nos dice que él ha hecho un trabajo impresionante en Cafarnaúm, su ciudad natal como un adulto (4:23).




"Vino a Nazaret, donde se había criado" (v. 16). Mateo nos dice que, al comienzo de su vida adulta, Jesús se ha movido desde Nazaret a Cafarnaúm (Mateo 4:13), por lo que su visita a Nazaret es sólo eso - una visita. Algunas personas se sentirán orgullosos de él - los demás curioso - otros despectivo o celoso
.



"Él entró, según su costumbre, en la sinagoga el día de sábado" (v. 16a). Lucas establece arraigo profundo de Jesús en la tradición religiosa judía y su fidelidad a la sinagoga y la observancia del sábado. El centro de culto judío históricamente era el templo en Jerusalén. Sin embargo, durante el exilio de Babilonia y de la Diáspora (la dispersión geográfica de los Judíos), Judíos establecido  en sinagogas locales adoraban regularmente. Si bien el énfasis de la adoración en el templo era el sacrificio de animales, la sinagoga culto centrado en la enseñanza y la oración.


 "Como era su costumbre" (v. 16a) es una frase preñada de significados. Con la circuncisión, purificación y presentación en el templo (2:21-24) y las visitas anuales al templo (2:41-51), Lucas ha establecido que María y José eran judíos observantes de las tradiciones religiosas. Seguramente levantaron a Jesús desde la infancia en la sinagoga, que lo conecta con la tradición judía, de forma que hizo de las sinagogas un punto de partida natural para su ministerio. Su fidelidad al levantar a Jesús dentro de esta tradición ayudó a dar forma a la persona que era, y es una parte importante de nuestra historia de salvación.

La relación de Jesús en la sinagoga ya ha dado sus frutos. Al principio de este capítulo, Jesús fue tentado en el desierto. Él respondió al tentador: "Escrito está!" Había aprendido de las Escrituras en la sinagoga, y se convirtió en su espada y su escudo cuando se enfrenta al diablo. Hay una lección importante aquí. Todos tenemos experiencias de desierto, ya sea la tentación, dolor, o alguna otra adversidad.





VERSÍCULOS 16c-19: El Espíritu del Señor está sobre mí



16c y se levantó a leer. 17El libro del profeta Isaías fue entregado a él. Abrió el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito:

18 "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a proclamar la liberación a los cautivos,
recuperación de la vista a los ciegos; para ofrecer a los abatidos,
19y a proclamar el año de gracia del Señor”.

"Y se levantó a leer. El libro del profeta Isaías fue entregado a él" (v. 16c-17). Este es nuestro más antiguo relato detallado de adoración en la sinagoga. La lengua es el arameo, la lengua de los judíos ordinarios durante toda la vida de Jesús. Una porción de la Torá que se lee en hebreo, y un Targum o explicación que se da en arameo, seguida de una lectura de los Profetas con la explicación. Otros elementos de culto incluiría la recitación del Shema (Deuteronomio 6:49), las Dieciocho Bendiciones, salmo, y una bendición (Evans, NIBC, de 73 años, Bock, 88; Stein, 155)
Hay una cierta pregunta si Jesús sigue un leccionario o selecciona su propio texto. Hay algunas pruebas de que la Ley se lee en un ciclo, pero que el lector elige la lectura de los Profetas (Gilmour, 90). "Él... encontró el lugar donde estaba escrito" (v. 17) suena como si Jesús elige a su propia lectura.
En la sinagoga, no hay un clero profesional. El presidente de la sinagoga invita a alguien a hacer comentarios sobre las escrituras. Mientras que las personas son más bíblicamente instruidas que la mayoría de los fieles de hoy, la mayoría de los comentarios probablemente sería recitado  de memoria, de las lecciones aprendidas en la escuela de la sinagoga. La cuestión principal es que el lector lo haga bien. El suspenso principal sería si alguien va a tener que corregirlo. Cuando Jesús habla, es una experiencia muy diferente, porque él habla con autoridad (4:32).




"El Espíritu del Señor está sobre mí" (v. 18a; véase también el versículo 14). Jesús cita sobre todo de Isaías 61:1-2. La frase "dar vista a los ciegos" no se cita directamente del Antiguo Testamento, pero parece estar inspirada en Isaías 35:5 o 42:7. La frase, "para entregar a los abatidos", es de Isaías 58:6. Jesús omite Isaías 61:2 b, que habla de "el día de venganza de nuestro Dios", porque el énfasis de su homilía Nazaret es la salvación, no el juicio. Este "acuerdos con dos etapas de Lucas escatología de Jesús - la salvación ahora, el juicio en el futuro" (Nolland, 198).
"Él me ha ungido" (v. 18). Jesús fue ungido en su bautismo, cuando el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma y la voz del cielo dijo: "Tú eres mi Hijo amado. En ti tengo complacencia" (3:22). Él fue ungido "no con óleo, como los reyes de Israel en tiempos antiguos había sido, sino por el Espíritu de Dios. Esto lo convierte en el ungido, o el Mesías, en un sentido muy especial"

 "Tannehill... ha argumentado que la unción de Jesús... es real, no simplemente profético.... Es la unción que hace de Jesús el Mesías-, y en que se presenta como el Mesías, Jesús es presentado como sucesor de David, Israel tan esperado rey "(Evans, NIBC, 73 - refiriéndose a los libros Tannehill, la unidad narrativa de Lucas-Hechos:. Una interpretación literaria, Vol. 1, 58-63). Jesús fue ungido, no sólo como un profeta para traer buenas noticias, sino también fue ungido como el Mesías de actuar - "para entregar a los abatidos" (v. 18). "Jesús es el que trae, no sólo el heraldo de la salvación" (Stein, 156).



"Para dar buenas nuevas a los pobres" (v. 18b). ¿Está Jesús hablando de la pobreza espiritual o económica? Es casi seguro que hablando de extranjeros, personas de baja condición social, las personas vulnerables - si sus problemas se derivan de la pobreza económica u otras causas. "Al dirigir su buena nueva a esta gente, Jesús... (Afirma) que incluso estos" foráneos "son los objetos de la gracia divina" (Green, 211). "Este tema es una de las principales en la primera mitad del Evangelio (ver 6:20; 7:22; 14:13, 21; 16:20, 22)" (Johnson, 79). De hecho, en el versículo 18, Jesús habla acerca de su misión a los pobres, los cautivos, los ciegos y los oprimidos, las categorías que indican la amplitud de su preocupación por las personas que lo necesitan.



"Proclamar la liberación a los cautivos" (v. 18c). Lucas ilustra lo que esto significa para el primero de los milagros de Jesús en este Evangelio - la limpieza de un hombre poseído por un demonio (vv. 31-37). "Estar bajo la opresión demoníaca es como estar atrapado en una prisión de dolor y desesperación. Jesús ofrece liberación de dolor y desesperación oscura" (Bock, 90). Si bien tendemos a no creer en los demonios hoy, nos enfrentamos a diario con historias de comportamiento demoníaco.

Los cautivos también incluirían a las personas presas por deudas, otra consecuencia de la pobreza.

"Recuperación de la vista a los ciegos" (v. 18d). En este Evangelio, Jesús devuelve la vista a los ciegos (7:21-22; 18:35-43), y también le dirá a la gente orgullosa de "pedir a los pobres, el mutilado, a los cojos ya los ciegos" para llegar su banquete mesa (14:13).

Interés de Jesús no se limita a la visión física, sino que abarca también la visión espiritual (6:41-42; 7:44; 8:16; 9:27; 10:23; 11:33; 12:54-56; 17 : 22; 21:27-31). Más tarde, Jesús dará Saulo / Pablo su misión - "para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban la remisión de los pecados y una herencia entre los santificados por la fe en mí "(Hechos 26:18 - también escrito por Lucas). El énfasis en este versículo claramente tiene que ver con la visión espiritual.



"Proclamar la liberación a los cautivos" (v. 18e). ¿Es exagerado decir que sólo los que tienen opresión experimentado puede apreciar completamente lo que significa ser libre.
 "Y para proclamar el año de gracia del Señor" (v. 19). Isaías escribió estas palabras originalmente como un estímulo para el pueblo judío en el exilio. "La descripción de Isaías de un período de gracia y de salvación para Sion ahora se utiliza para anunciar el tiempo de Jesús, y el nuevo modo de salvación que ha de venir en él" (Fitzmyer, 533).



"El año de gracia del Señor" (v. 19). Esto podría referirse al año del Jubileo. La Torá requiere que las personas judías, cada año sabático, para perdonar deudas y liberar a los esclavos (Éxodo 21:1-6; 23:10-11; Deuteronomio 15:1-18). El año jubilar es un año sabático-sabbath, es decir, siete veces siete años. La Torá requiere que los judíos, en el Año del Jubileo, devuelvan las tierras ancestrales a los dueños originales (Levítico 25:8-17). Con este requisito, Dios mostró su preocupación por la gente en el extremo inferior del espectro económico. Estas disposiciones tienen por objeto reducir la desventaja de los pobres - para asegurarse de que los ricos no pueden acumular toda la tierra y consolidar todo el poder. Se trata de una disposición que debe alegrar los corazones de cualquiera que lo necesite, pero "el año de gracia del Señor" sugiere que la oportunidad es limitada en el tiempo. Ellos / Nosotros debemos aceptar la gracia mientras esté disponible.

Estos versículos de Isaías, son para Jesús - su declaración de misión - su faro guía. Isaías 61 es una canción de siervo, y proclama que el Mesías traerá alivio a los desposeídos. También es la misión de la iglesia. A lo largo de Lucas-Hechos, vamos a ver a Jesús y la iglesia trayendo buenas noticias, anunciando la liberación, la restauración de la vista, y la liberación de los oprimidos. Es también nuestra misión. Jesús llama a su iglesia a amar lo desagradable y para servir a los indignos. No es un discipulado cómodo.

La buena noticia no es posesión exclusiva de los pobres, los ciegos y los oprimidos. Ellos, sin embargo, escuchan el Evangelio con más gusto que otros, porque tienen mucho que ganar y poco que perder. El statu quo no tiene dominio sobre ellos. Los ricos, los poderosos, y los que creen ver con claridad, no será tan receptivos. Ellos, de hecho,  son los que matan a Jesús. En este Evangelio, Jesús habla a menudo acerca de los ricos (1:53; 6:24; 12:16-21; 14:12-13; 16:1-9; 16:19-31; 18:18-25; 19:1-10; 21:1-4). Con la excepción de Zaqueo (19:1-10), tales referencias son negativos. Jesús advierte: "Porque es más fácil para un camello entrar por el ojo de un aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios" (18:25). El pueblo judío no está en condiciones de trazar su propio curso o para determinar su propio destino. Con respecto al poder político, la nación es pobre, cautivo, y oprimido. Necesitan desesperadamente la salvación que Jesús promete.

Sin embargo, el pueblo de Nazaret va a rechazar el evangelio de Jesús, porque su visión se extiende a los gentiles, así como Judíos (vv. 22-30). Jesús ha venido a devolver la vista a los ciegos (v. 18), pero la gente de Nazaret insiste en preservar su visión estrecha.



 VERSÍCULOS 20-21: hoy, esta Escritura se ha cumplido


 20El enrollando el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21He comenzó a decirles: "Hoy esta Escritura se ha cumplido delante de vosotros."


"Y se sentó" (v 20). En el servicio de la sinagoga, la gente tendría la posibilidad de leer las Escrituras y sentarse para enseñar.

"Hoy esta Escritura se ha cumplido delante de vosotros" (v. 21). La predicación de Jesús se inicia con la palabra "hoy".
• Hoy en día el Espíritu del Señor está sobre mí.
• Hoy os traigo buenas nuevas a los pobres.
• Hoy proclamar la liberación a los cautivos y dar vista a los ciegos.

 • Hoy dejo libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
"A lo largo de estos dos volúmenes (Lucas y Hechos), nunca" hoy "se le permite convertirse en" ayer "o se deslice de nuevo en un vago 'algún día'" (Craddock, Interpretation, 62).
"Hoy esta Escritura se ha cumplido delante de vosotros." Esto es, muy posiblemente, el más cortó sermón del mundo, pero con un montón de retos. El pueblo de Israel ha esperado durante siglos por el cumplimiento de las promesas que Dios hizo a lo largo de su historia, comenzando con Abraham (Génesis 12:1-3). Ahora Jesús declara que la espera ha terminado - que ha llegado el día - que las promesas se cumplen - que la salvación está cerca! Esta es una buena noticia (v. 43).
El cumplimiento de esta escritura comenzó con la vida, muerte y resurrección de Jesús, sino que continúa en la vida de la iglesia hoy. En todo el mundo, la Iglesia está trayendo buenas noticias a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos, lo que ayuda a los ciegos a recuperar la vista, ayudando a liberar a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (vv. 18-19). La iglesia puede ayudar a Jesús a cumplir lo que él identifica en estos versículos como una parte fundamental de su misión.

28 de Enero
Marcos 3,22-30
VERSÍCULOS 20-22: ESTÁ FUERA DE SÍ

20Entró en casa, y se reunió tal multitud, que no podían ni comer. 21Sus familiares, que lo oyeron, (griego: hoi par autou – los que estaban con él), salieron a sujetarlo, pues decían que estaba fuera de sí. 22Los letrados que habían bajado de Jerusalén decían: Lleva dentro a Belcebú y  expulsa los demonios por arte del jefe de los demonios.


“Entró en casa, y se reunió tal multitud, que no podían ni comer” (v. 20).  Marcos relata esta entusiástica reacción a Jesús una y otra vez (1:28, 33, 37, 45; 2:13; 3:9-10).

“sus familiares, que lo oyeron, salieron a sujetarlo (hoi par autou – los que estaban con él), vinieron para prenderle” (v. 21a).  Aunque el griego no dice que estas personas sean familiares de Jesús, la NRSV y la NIV lo traducen de esa manera porque en versículo 31 se mencionan su madre y hermanos.  La KJV dice “amigos” en lugar de “familia,” pero “familia” es mejor opción.

“pues decían que estaba fuera de sí” (v. 21b).  La familia de Jesús no ha decidido por si misma que Jesús está fuera de sí, en cambio, ha oído cosas al efecto.  Se acercan a Jesús intentando prenderle, pero todavía no han tenido oportunidad de evaluar la situación por sí mismos.

Aunque podemos comprender la preocupación de la familia (¿qué familia no se preocuparía al oír que un miembro de familia sufre de un ataque de nervios?), en su presencia rinde testimonio a su falta de fe y sirve para desvalorar la credibilidad de Jesús.  También es posible que se preocupen por la reputación de la familia y que estén ansiosos por evitar cualquier rumor que les pueda causar vergüenza – aunque esto requiera prender a Jesús y llevarle a casa a la fuerza.  Marcos quiere que entendamos la presencia de la familia al ligar su preocupación (vv. 20-21, 31-35) con la oposición de los escribas (vv. 22-30) – incorporando la historia de los escribas dentro de la historia de la familia.

“Los letrados que habían bajado de Jerusalén decían: Lleva dentro a Belcebú y expulsa los demonios por arte del jefe de los demonios” (v. 22).  Beelzebub puede ser un variante de Baal-zebub (2 Reyes 1:2-3) o puede significar “señor de las moscas” o “señor de los cielos” (Myers, 133).  En cualquier caso, el significado de los escribas está claro.  Acusan a Jesús de cumplir milagros de sanar por medio del “príncipe de los demonios” (v. 22).  Intentan desacreditarle frente al pueblo y plantar la idea que Jesús obra por el poder de Satanás y no por el poder de Dios.  “La insinuación medio escondida es que tarde o temprano el mago (aquí, Jesús) pagará el precio de su potestad, y será llevado por los demonios con quienes se ha aliado” (Grant, 690).

No debemos perder de vista el hecho de que los fariseos, con quienes escribas tienen una estrecha alianza, acaban de tomar la decisión de destruir a Jesús (3:6).  Ésta es la primera vez que intentan hacerlo.

Si los escribas logran acusarle de obrar por potestad demoníaca, pueden presentar cargos legales contra él (Perkins, 563).


VERSÍCULOS 23-27: ¿CÓMO PUEDE SATANÁS ECHAR FUERA A SATANÁS?

23El los exhortaba con comparaciones: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24Un reino dividido internamente no puede subsistir.25Una casa dividida internamente no puede mantenerse. 26 Si Satanás se alza contra sí, y se divide, no puede subsistir, antes perece.27Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse su ajuar si primero no lo ata.


“El los exhortaba con comparaciones” (v. 23a).  Lo que sigue no son tanto parábolas sino expresiones idiomáticas.

“¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?” (v. 23b).  Como mayor parte de las mentiras, la acusación de los escribas que Jesús opera bajo potestad demoníaca parece posible. La mayoría de la gente, habiendo oído tal cargo, empezaría a dudar.  ¿Cómo puede Jesús defenderse contra tal acusación?  No se ha presentado ninguna prueba, por eso, no hay pruebas que confrontar.  A la mayoría de nosotros un cargo así nos haría pensar.  ¿Qué podríamos decir en nuestra defensa?
Pero Jesús descubre rápidamente la evidente calumnia detrás de la acusación.  Pregunta, “¿cómo puede Satanás expulsar a Satanás?” (v. 23b).  Para Satanás, oponerse a sí mismo sería auto-destructivo y sería el principio de su fin (v. 26).  Las imágenes de Jesús de una casa dividida contra si misma (v. 25) y de Satanás levantándose contra sí mismo (v. 26) ilustran aún más la obvia y repentina calumnia. 

He aquí una lección para nosotros.  “¿Cómo podemos llegar a un buen final a través de malos medios?  El mundo a menudo responde diciendo, ‘¡fácil!’ Pero el curso histórico apoya la afirmación de Dios de que esto no se puede hacer… El mal siempre traerá más mal” (Luccock, 691).  Buenos finales no justifican malos métodos.

“Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse su ajuar  si primero no lo ata” (v. 27).  Jesús termina este argumento con esta última imagen – la de un hombre fuerte (Satanás) defendiendo su propiedad.  ¿Cómo puede alguien saquear las alhajas del hombre fuerte?  Para hacerlo, uno ha de vencer al hombre fuerte. ¿Cómo puede Jesús limpiar a un hombre de un espíritu inmundo, como hizo en Capernaum (1:21-28)? Solo podría hacerlo si antes domina a Satanás – regidor de los demonios.


VERSÍCULO 28-30: CUALQUIERA QUE BLASFEMARE CONTRA EL ESPÍRITU

28Os aseguro que a los hombres se les puede perdonar todos los pecados y las blasfemias que pronuncien.29Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene  perdón jamás; antes es reo de un delito perdurable.30Es que decían que  tenía dentro un espíritu impuro.


“Os aseguro que a los hombres se les puede perdonar todos los pecados y las blasfemias que pronuncien” (v. 28).  Jesús está a punto de pronunciar un grave juicio, pero antes afirma la existencia de gracia.  Podemos ser perdonados, no solo por pecados contra los demás, pero también por blasfemia, un pecado contra Dios.  Utilizar el nombre de Dios en vano es blasfemar, y es una violación contra el mandamiento (Éxodo 20:7).  Es blasfemia mostrar desdén hacia Dios.

− El Tora dice: “Y el que blasfemare el nombre de Yahaveh, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará: así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera” (Levítico 24:16).

− Pero Jesús dice: “los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren” (v. 28).  Su “De cierto os digo” (v. 28) es enfático.  Jesús no nos promete que todos los que blasfeman serán perdonados, pero sí deja la puerta abierta a la posibilidad de perdonar blasfemadores penitentes.

“Mas” (v. 29).  Una vez un hombre sabio me dijo, cuando alguien dice “mas,” uno debe prestar atención.  La parte anterior al “mas” es la preparación.  La parte después del “mas” es lo que verdaderamente quiere decir.  Jesús dice “¡MAS!,” o sea ¡ESCUCHAD!

“Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene perdón jamás; antes es reo de un delito perdurable” (v. 29).  Este versículo causa temor en nuestros corazones.  Muchos versículos bíblicos prometen perdón, pero éste nos advierte que hay un lugar al que no debemos dirigirnos – un lugar más allá de la redención – un lugar del cual nunca podremos regresar – un lugar donde ya no es posible el perdón.  No podemos evitar la preocupación de que podríamos amanecer el Día del Juicio y aprender que somos culpables de este pecado imperdonable.  Por la ansiedad que este versículo causa en mucha gente, es importante explicarlo claramente.

¿Qué es lo que impulsó a Jesús a proclamar este aviso?  Fue la declaración de los escribas, “tenía a Beelzebub, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios” (v. 22).  Los escribas declararon que la obra de Dios era mala.  Al hacer esto, ya no reconocen lo bueno – ya no lo valoran – ya no intentan obtenerlo.  Al decidir que Cristo es satánico, no se abren a recibir su ayuda y, por lo tanto, no son candidatos para la salvación que ofrece.  “Los que atribuyen la obra de Jesús a Satanás y a la potestad satánica no pueden recibir perdón basado en reconocer a Jesús como agente de Dios en la salvación” (Geddert, 84-85).

Esto difiere bastante de la persona que reconoce el mal – que lo aborrece – pero que aun así se encuentra haciéndolo.  Pablo habló de este problema en Romanos 7, confesando, “Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago” (Romanos 7:15).  Habló de la guerra espiritual que rugía en su interior (Romanos 7:22-23) y concluyó que su única esperanza era Jesucristo (Romanos 7:24-25).

El pecado es un problema común – si afligía a Pablo el Apóstol, seguramente aflige al cristiano común y corriente – y necesitamos asegurarles a cristianos de que sus pecados corrientes no constituyen un pecado contra el Espíritu Santo.

También se ha anotado que personas que se preocupan de pecar contra el Espíritu Santo seguramente no son culpables.  El hecho de que se preocupen refleja una conciencia activa que seguramente les mantendrá a salvo.  Es improbable que una persona verdaderamente culpable jamás se preocupe de ser culpable.



29 de Enero
Marcos 3,31-35
VERSÍCULOS 31-35: CUALQUIERA QUE HICIERE LA VOLUNTAD DE DIOS

31Fueron su madre y sus hermanos, se detuvieron fuera y le enviaron un recado llamándolo. 32La gente estaba sentada en torno a él y le dicen: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan. 33El les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34Y mirando a los que estaban sentados  en círculo alrededor de él, dice: Mirad, mi madre y mis hermanos. 35Pues el que cumpla la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y  hermana y  madre.


“Fueron su madre y sus hermanos, se detuvieron fuera y le enviaron un recado llamándolo” (v. 31).  “Marcos frecuentemente alterna dentro y fuera… Los que se oponen a Jesús siempre están fuera” (Perkins, 563) (véase 4:10-11; 5:40).

El hecho que a José no se le menciona aquí seguramente quiere decir que ha muerto.  No tenemos ningún record de la vida de José después de traer a María y al bebé Jesús de Egipto (Mateo 2:21).
“¿Quién es mi madre y mis hermanos?” (v. 33).  Esto parece irrespetuoso, como si Jesús haya desheredado a su madre y hermanos, pero ése no es el caso.  Jesús no hace esta pregunta para excluir a su madre y hermanos, sino para establecer un concepto de familia que incluya a todos los que cumplen la voluntad de Dios.  No obstante, en otro lugar reconoce que la fe requiere poner a Dios sobre la familia y, a veces, esto resulta en la división de familias a causa de la fe (Mateo 10:37; Marcos 10:29-30; Lucas 12:52-53).  Su punto no es “que relaciones físicas no tienen ningún valor, sino que deben subordinarse a relaciones espirituales” (Brooks, 74).

“Mirad,  mi madre y mis hermanos.  Pues el que cumpla la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y hermana y madre” (vv. 34-35).  “Esta sección entera sirve de preparación para este último versículo.  El establecimiento religioso ha rechazado a Jesús (3:6), y Jesús responde cambiando su enfoque. No busca ganarse su alianza ni favor; en vez, se dirige hacia aquéllos que están listos para aceptarle” (Geddert, 86).

Mientras que los hermanos de Jesús no creyeron en él durante su vida (Juan 7:5), su hermano Santiago se convirtió en una persona importante en la temprana iglesia (Hechos 12:17; 15:3; 21:17-26; Galatos 1:19 – 2:14).  Era un líder en la iglesia de Jerusalén, y posiblemente su primer obispo.

Este versículo inculca gran confianza en cristianos separados de sus familias naturales por causa de la fe.  La comunidad de fe se convierte en su nueva familia.

Este versículo también es fuente de confianza para muchos de nosotros no desheredados de nuestras familias.  He vivido en muchos lugares y viajado hasta el fin del mundo.  Donde sea que haya vivido, he sido parte de una familia eclesiástica.  Donde sea que haya viajado, he encontrado una iglesia donde pudiera alabar.  Aun cuando no podía entender la lengua, me confortaba encontrarme rodeado de mi familia extendida.  Poder conectar con hermanos y hermanas cristianas alivió mi soledad cuando estaba lejos de casa.

30 de Enero
Marcos 4,1-20
En capítulo 4, Jesús presenta cuatro parábolas – el Sembrador (4:1-20), la Antorcha.
Jesús hablaba por parábolas y, través de las historias que contaba, enseñaba. Él explicó la parábola  y enfatizó que conocerla era básico para entender las demás parábolas. Ese método de enseñanza obliga al oyente a pensar. A menos que nuestros corazones estén preparados para recibir la semilla de la Palabra, no creceremos en la gracia y conocimiento.
Escuchamos con nuestros oídos, pero, hay una forma más profunda de escuchar, con el corazón, necesaria para captar el sentido espiritual de las palabras de Jesús. Algunas personas no entienden la verdad de Dios porque no están listas. Dios revela Su verdad a los que desean andar en ella, a los que quieren vida.
Las cuatro clases de terreno representan cuatro maneras  diferentes en que las personas reaccionan a la Palabra de Dios. Por lo general, pensamos que Jesús hablaba de cuatro clases distintas de personas. Pero Él también hablaba de (a) diversas épocas o fases en la vida de la persona, o (b) cómo estamos dispuestos a recibir el mensaje de Dios en algunos aspectos de nuestra visa y cómo lo rechazamos en otros. Por ejemplo, usted  quizás sea receptivo a Dios en cuanto al futuro, pero cerrado respecto a cómo usar su dinero. A lo mejor es como la buena tierra en cuanto a las demandas de adoración de Dios, pero como el rocoso respecto a  sus demandas de dar a los necesitados. Debemos procurar siempre ser como el buen terreno en cada aspecto de nuestra vida.
Las preocupaciones mundanas, la falsa sensación de seguridad  que produce la prosperidad y el deseo por las cosas, plagaron a los discípulos del primer siglo tal como lo hacen hoy. Con cuanta facilidad las rutinas diarias se recargan de cosas. Una vida llena de búsquedas materiales nos dejan sordos ante la Palabra de Dios. Manténgase firme a fin de oír cuando Dios habla.
Jesús explica la parábola a los discípulos. En casa, a solas con Jesús, los discípulos quieren saber el significado de la parábola. No entendían. Jesús se percató de su ignorancia (Mc 4,13) y respondió por medio de una frase difícil y misteriosa. Dice a los discípulos: “Ustedes están en el secreto del Reino de Dios, pero a los de afuera se les hace parábolas, de modo que por mucho que miren, no verán; y por más que oigan, no entenderán; no se convertirán ni serán perdonados”. Esta frase hace que la gente se pregunte: Al final, ¿de qué sirve la parábola? ¿Para aclarar o para esconder? ¿Será que Jesús usa parábolas para que la gente continúe en su ignorancia y no llegue a convertirse? ¡Cierto que no! Pues en otro lugar Marcos dice que Jesús usaba parábolas “según la capacidad de los oyentes” (Mc 4,33). 
¡La parábola revela y esconde al mismo tiempo! Revela para “los de dentro”, que aceptan a Jesús como Mesías, Rey grandioso. Ellos entienden las imágenes de la parábola, pero no llegan a entender su significado. La explicación de la parábola, parte por parte. Una por una, Jesús explica las partes de la parábola, desde la siembra y el terreno, hasta la cosecha. Algunos estudiosos piensan que esta explicación se amplificó después. Sería una explicación hecha por alguna comunidad. ¿Es muy posible! Pues en el capullo de la parábola está la flor de la explicación. Capullo y flor, ambos, tienen la misma origen que es Jesús. Por esto, podemos seguir la reflexión y descubrir otras cosas bonitas dentro de la parábola. Una vez, alguien preguntó en una comunidad: “Jesús dijo que debemos ser sal. ¿Para qué sirve la sal?” Discutieron y al final encontraran más de diez finalidades para la sal. Aplicaron todo esto a la vida de la comunidad y descubrieron que ser sal es difícil y exigente. ¡La parábola funcionó! Lo mismo vale para la siembra. Todos tienen alguna experiencia de sembrar.
La parábola de la semilla retrata la vida de los campesinos. En aquel tiempo, no era fácil vivir de la agricultura. El terreno era muy pedregoso. Había mucho matorral. Poca lluvia, mucho sol. Además de esto, muchas veces la gente acortaba el camino y pasando por los campos pisaba las plantas (Mc 2,23). Asimismo, a pesar de todo esto, cada año, el agricultor sembraba y plantaba, confiando en la fuerza de la semilla, en la generosidad de la naturaleza. 

31 de Enero
Marcos 4,21-25

Luego de haber narrado la parábola del Sembrador (juntamente con su interpretación), el Señor procede a dar una serie de exhortaciones, aparentemente relacionadas con Su ministerio de predicación (v.21-22), y la responsabilidad que los discípulos tenían de prestar atención a Sus palabras (v.24-25).
Cranfield afirma que aquí tenemos otra parábola – la de la lámpara, en la que el Señor se compara con una lámpara, cuyo propósito es alumbrar.  Sin embargo, es más probable que Marcos coloca estas palabras aquí para que sirvan como una explicación del ministerio de enseñanza de Cristo.  Cristo está explicando lo que no quedó muy claro, quizá, en v.11-12, y luego lo aplicó a los discípulos, motivándoles a escuchar con sumo cuidado todo lo que Él estaba enseñando.
Y les dijo…¿A quiénes?   Probablemente al mismo grupo de personas mencionadas en v.10, a quienes había dado la explicación de la parábola; es decir, a los doce discípulos, más otros seguidores de confianza.
Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud…La palabra, “luz” (‘lujnos’) significa ‘lámpara’.  Era una fuente de luz portátil, que se usaba en los hogares de Galilea (ver Lucas 15:8).  Por lo general, los judíos usaban pequeñas lámparas.  Veamos la descripción que Hendriksen nos ofrece de las lámparas de Palestina, en el primer siglo:
“En cuanto a la lámpara, imagínese un objeto de alfarería en forma de platillo hondo, que a un costado tiene un mango y que, al otro lado, lleva una extensión como una boquilla con una abertura para la mecha.  Había dos agujeros en su parte superior, uno para echar el aceite, el otro para el aire”.
Dicha lámpara contenía aceite de olivo.  La luz provenía de una mecha que se colocaba dentro del aceite; la otra extremidad de la mecha reposaba sobre el borde del recipiente de aceite, permitiéndola así arder.
La palabra en griego para “almud”, es ‘modios’ (una palabra que se deriva del latín).  Esta palabra significa una medida – equivalente a 8.75 litros. Sin embargo, en este contexto parece indicar un recipiente del tamaño para contener dicha medida.   En realidad, si se pusiera la lámpara debajo de un recipiente, es probable que la lámpara se extinguiera.

NOTA: Las palabras, “Acaso se trae la luz…”, indican que el Señor vino al mundo trayendo la luz de Dios (ver Juan 1:9).  La trajo, no para esconderla sino para revelarla.  En el pasaje paralelo en Lucas 8:16, el pasaje comienza, “Nadie que enciende una luz…
…o debajo de la camaLa ‘cama’ de un judío del primer sigilo consistía simplemente de una colchoneta, que se colocaba en el piso.  Cuando no era usada, se enrollaba.  Poner una lámpara debajo de dicha ‘cama’, no solo sería absurdo, sino correría el riesgo de incendiar la ‘cama’.   En vista de la naturaleza de las camas del primer siglo, algunos opinan que el Señor aquí se refiere, no tanto a la ‘cama’ donde se dormía, sino al mueble sobre el cual se reclinaban para comer, y que estaba elevado sobre el piso.
En el contexto de las parábolas, lo que el Señor estaría diciendo es que Su propósito al predicar, no era esconder la verdad de Dios, sino ponerla en claro para todos.  Aun al usar parábolas, Su propósito era iluminar, no esconder (a pesar de lo que dijo en v.11-12).
NOTA: En Mateo 5:15, el Señor dice algo parecido, pero en ese contexto, el Señor está hablando de la responsabilidad que el creyente tiene de alumbrar en un mundo de pecado, y no tratar de ‘esconder’ su luz (v.16).  Las dos ideas se juntan, si entendemos que los discípulos, habiendo escuchado la interpretación de la parábola del buen sembrador, ahora tienen la responsabilidad de no guardar la enseñanza para sí mismos, sino compartir con otros.
¿No es para ponerla en el candelero?La palabra, “candelero, pareciera indicar que la “luz” sería una vela.  Sin embargo, aunque el término en griego podría significar “candelabro” (ver Heb 9:2; Apo 1:12), también podía tener el sentido general de ‘el lugar donde se coloca la lámpara’.   Es probable que el Señor haya tenido en mente una casa sencilla del primer siglo, que consistía básicamente de un cuarto.  En ese cuarto, había una parte de la pared (o de la columna) en la cual se colocaba la lámpara, para alumbrar todo el cuarto.  Sería una piedra sobresaliente de la pared, o una lámina de metal.


Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado… ¿Tendrán estas palabras referencias al “misterio del reino” (v.11)?   De ser así, lo que el Señor estaría diciendo es que las cosas ‘escondidas’ de Dios, serán a su momento reveladas (como lo estaba haciendo el Señor, en ese momento, por medio de las parábolas). Sin embargo, estas palabras se encuentran en otros contextos, con otros significados.
Por ejemplo, en Mat 10:26, estas palabras se usan en el contexto del desafío de anunciar a otros lo que uno ha escuchado.  Los discípulos, habiendo escuchado el evangelio de Cristo, tenían la responsabilidad de proclamar este mensaje “desde las azoteas” (Mat 10:27).En Lucas 12:2, estas palabras se usan en el contexto de advertir del peligro de “la levadura de los fariseos” (v.1).  En este caso, las palabras tienen referencia a tener cuidado con lo que decimos (y hacemos), porque un día todas estas cosas serán proclamadas “en las azoteas” (v.3).
El propósito de estas palabras era animar a los oyentes (en este caso, los discípulos) a prestar mucha atención a lo que se les estaba diciendo (comparar v.9).
Mirad lo que oís…Cristo advierte a los discípulos que deben tener cuidado de lo que escuchan.  Este es un deber que todo maestro de la Palabra tiene.  Si vamos a enseñar a otros, debemos tener sumo cuidado de lo que escuchamos.  Porque si escuchamos cosas que no convienen, probablemente vamos a enseñar cosas que no convienen.
El pasaje paralelo, en Lucas 8:18, dice: “Mirad, pues, cómo oís”.  Es decir, tenemos una responsabilidad de escuchar bien – es decir, con discernimiento, con fe, con la disposición de obedecer, etc.  La manera en que escuchamos la palabra de Dios dirá mucho acerca de nuestra condición espiritual.  El que escucha bien, hallará que se le está dando más de lo que ya tiene; sin embargo, el que no escucha bien la Palabra de Dios, encontrará que lo poco que pensaba haber recibido de Dios, lo va a perder.
porque con la medida[1] con que medís, os será medido

La manera en que tratamos a otros –  la exigencia con la cual imponemos ciertos criterios sobre otros, será la medida en que Dios nos va a exigir también. En Mat 7:2, estas palabras se emplean en el contexto de advertir acerca del peligro de juzgar a otros (comparar Lucas 6:37-38). “Si la persona que se preocupa de medir es amable, su juicio será favorable, se deleitará en reconocer méritos donde los encuentre, y se gozará en otorgar favores…Por otro lado, si tiene la actitud contraria, fácilmente caerá en la costumbre de juzgar severamente, sin bondad…” (Hendriksen).
y aun se os añadirá a vosotros los que oísLos discípulos tuvieron el privilegio de escuchar las enseñanzas de Cristo.  Ahora, Cristo promete darles aún más conocimiento.
 “Porque al que tiene, se le dará…En este contexto, las palabras de Cristo deben ser interpretadas a la luz de la enseñanza que acaba de impartir a la gente en general, y a los discípulos en particular. “Aquellas personas que escuchan a Jesús con mente y corazón abiertos pueden esperar recibir de él mayor comprensión.  Por otra parte, las personas que no usan lo que saben (lo que está al alcance de ellas en el ministerio de Jesús) para crecer espiritualmente, deben esperar la pérdida de la pequeña comprensión que ya poseen” (Brown, p. 57). Si Dios nos da cosas (conocimiento, ministerio, bienes materiales, etc), y las usamos bien, entonces Dios nos dará mayores cosas.  Privilegios (dones) espirituales deben ser valorados, y no menospreciados.

“Los dones de Dios siempre son muy generosos.  Continuamente está añadiendo don sobre don, favor sobre favor, bendición sobre bendición.  No solo da ‘de’ sus riquezas – como lo haría un multimillonario al dar una monedas a la beneficencia – sino ‘conforme a’ sus riquezas, las riquezas de su gracia (Ef 1:5).  Dios imparte ‘gracia sobre gracia’ (Juan 1:16).  No solo perdona, sino que perdona abundantemente (Is 55:7).  Se deleita  en la misericordia (Miq 7:18)”. (Hendriksen) En Mateo 13:12, estas palabras son colocadas entre la narración de la parábola del Buen Sembrador, y la explicación de ella.   En Mateo 25:29, las mismas palabras son utilizadas en otra parábola, en la de los talentos (comparar la parábola de las diez minas, en Lucas 19:26).
 Las Responsabilidades del Creyente

Cristo vino como expresión de la gracia de Dios (Juan 1:17).  El creyente es una persona que ha experimentado la gracia de Dios (Efe 2:5-8).  Habiendo experimentado la gracia de Dios, el creyente tiene ciertas responsabilidades ante Dios y el mundo.  ¿Cuáles son?  En este pasaje, el Señor se dirige a creyentes (los discípulos), y alude a varias de sus responsabilidades:


1. La Responsabilidad de Escuchar Bien (v.24) 

Cristo narró la parábola del sembrador, y la interpretó a los discípulos (v.10-20).  Ahora les desafía a seguir escuchando bien.  Escuchar bien es fundamental para la vida cristiana (ver 2 Tim 4:3-4); lo que escuchamos determinará lo que creemos y lo que enseñamos a otros (2 Tim 2:2).


2. La Responsabilidad de Testificar Bien (v.21-22)

Cristo vino como la luz del mundo (Juan 1:9) – dejó que se vea esa luz (predicando en toda la nación, viviendo ante los hombres, etc).  Reveló la luz a los discípulos (en la interpretación de la parábola).  Ahora exige de ellos que hagan lo mismo (ver Mat 5:14-16).

Advertencia – si hacemos cosas ocultas, serán sacadas a la luz (v.22).


3. La Responsabilidad de Usar Bien lo que Hemos Recibido (v.25)

Cristo afirma un principio – si usamos bien la gracia que se nos da, entonces recibiremos mayores manifestaciones de esta gracia.  Los discípulos habían sido invitados a andar cerca de Cristo (Marcos 3:13-14).  Andando así, pidieron una explicación de la parábola (Marcos 4:10-11).  Cristo les dice, si siguen usando bien estos privilegios, seguirán recibiendo más. 

Esto se aplica al uso de dones espirituales, cargos en la iglesia, las enseñanzas que recibimos, etc.
Conclusión

¿Estamos ‘aprovechando’ correctamente la gracia de Dios?





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